EL ARENAL.- Si miras bien hacia el horizonte, desde la carretera al municipio El Arenal, en el estado de Hidalgo podrás observar 2 gigantescas rocas que se levantan en lo alto formando la figura de 2 frailes. Estas formaciones rocosas son famosas en la entidad y una escala obligatoria para todo visitante. Pero además de ofrecer una vista majestuosa del Valle del Mezquital y ser la ruta favorita para los senderistas y ciclistas, este es un lugar que encierra una enigmática energía y misteriosa historia.
Según cuentan los hidalguenses a través de relatos y leyendas estas enormes rocas en realidad representan a 2 jóvenes frailes, que, dedicados al servicio religioso y por desacato, recibieron el castigo divino para ser convertidos en piedra. Su única misión por el resto de la eternidad es cuidar del municipio hidalguense El Arenal y sus alrededores.
¿Conoces está misteriosa leyenda? En LSR Hidalgo investigamos un poco sobre esta formación rocosa y las creencias que han surgido alrededor de la misma. La historia resulta impresionante y digna de contarse para que perdure de generación en generación resaltando la cultura y origen de nuestra entidad.
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Todo comienza aquí
Cuenta la leyenda que, durante los primeros años del virreinato los frailes agustinos se instalaron en el convento ubicado en el municipio Actopan en el estado Hidalgo. Los frailes se dividían las tareas del servicio religioso y algunos de ellos eran asignados para salir del convento con la encomienda de visitar las capillas y ermitas de las comunidades aledañas a fin de compartir la palabra del Señor. Entre sus labores estaban también ayudar y reconfortar a los necesitados.
Fieles a su vocación, los frailes eran vistos como personas recatadas, con votos de castidad, obediencia y lejos de la vida material. Vestían sus túnicas, se alimentaban y calzaban de lo que los pobladores les regalaban. Ellos eran un ejemplo a seguir y lo más cercano que se tenía en la tierra a algo celestial y divino. Por lo tanto, recibían toda la admiración y respeto de la población hidalguense.
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El misterio de los frailes
Sin embargo, no todos los frailes fueron fieles a este servicio. Según la leyenda, existió un par de jóvenes frailes conocidos con los nombres Francisco y Toribio, quienes vieron en la Orden Agustina la oportunidad de sacar ventaja, gozar de la fama y aprovecharse de la buena fe de la población para cometer todo tipo de excesos, principalmente con las jovencitas.
Ávidos de poder y deseo, Francisco y Toribio disfrutaban de las misiones que se les encomendaban fuera del convento. Así, tan pronto dejaban atrás las puertas y la fe; se olvidaban del sagrado juramento y se dedicaban a seducir e intentar violar a las doncellas. Tal fue el escándalo que se desató cuando la población se enteró de estos hechos, que madres y padres de las víctimas encabezaron una revuelta en el convento de Actopan para exigir justicia.
Comienza la persecución
Una vez que sus actos fuera de la ley de Dios se dieron a conocer, los frailes temerosos de lo que les pudiera pasar, huyeron del convento y se adentraron a las montañas en espera de que la población enfurecida se calmara. Pues con antorchas y palos clamaban justicia y el destierro de los frailes. Entre el caos, uno de los habitantes alcanzó a ver cómo los frailes huían hacía la montaña. De inmediato, alertó al resto del grupo y comenzaron la persecución hacia la cima de la montaña. El día comenzó a tornarse en una tarde oscura, lluviosa y fría.
La noche se hizo presente, una tormenta eléctrica cayó con tremendos estruendos y rayos que iluminaban toda la montaña. Este fenómeno asustó a los pobladores que, sin más, tuvieron que desistir en la persecución y retroceder hacia sus hogares.
Castigo divino
De los frailes, nada supieron por esa noche. Fue hasta la mañana siguiente, cuando la tormenta cesó, que los habitantes del Valle observaron en lo alto de la cima de la montaña cómo se erguían 2 enormes monolitos que formaban la figura de los 2 frailes Francisco y Toribio hincados en arrepentimiento por sus pecados. Fue entonces, que comprendieron lo que había sucedido la noche anterior. Los frailes habían recibido el castigo divino convirtiéndolos en inmensas moles de piedra y los vigilantes eternos de toda la población del Valle del Mezquital.
Curiosidades
Existe otra leyenda que narra la historia del amor prohibido entre una monja y un fraile que fueron convertidos en piedra tras fugarse y jurar amarse por la eternidad. Pobladores han contado también que debajo de estas dos grandes rocas hay un tesoro inexplorable dentro de una misteriosa iglesia. Incluso relatan hubo quienes encontraron la puerta y al entrar quedaron maravillados con el oro ahí guardado. Las personas recogieron todo lo que pudieron, pero a la hora de querer salir, jamás encontraron la puerta hasta que dejaron los objetos de valor.
Visita a los Frailes
Los Frailes se ubican en la comunidad San Jerónimo y en 1803, el alemán Alejandro de Humbold calculó que miden 2,896 metros de alto sobre el nivel del mar. El cronista Gustavo Medina menciona en su relato la aparición de un conejo que atestiguó los hechos, figura que al igual que los frailes, quedó encantado y también puedes observar la formación rocosa en la montaña. Se encuentra en la parte trasera de la comunidad San Jerónimo.
¿Cómo llegar?
Los Frailes se ubican en el municipio El Arenal, Hidalgo, a 30 minutos partiendo desde la capital hidalguense, Pachuca y 1 hora 44 minutos desde la Ciudad de México. Para llegar a Los Frailes puedes tomar el camino por San José Tepenene. En el recorrido puedes disfrutar la naturaleza, montañas y árboles. Una vez en la comunidad puedes tomarte un break para bajar a la presa y disfrutar de una buena trucha acompañada por una cerveza bien fría.
jgp