PACHUCA.- Cerca de la ciudad de Pachuca hay increíbles atractivos turísticos que se pueden disfrutar sin la necesidad de viajar tanto y a solo una hora con 45 minutos en automóvil particular queda el lugar que es llamada la Atlántida a la mexicana, que fue un pueblo inundado a propósito y de él te contamos su historia.
Se trata de San Luis de las Peras, cuya población era mayormente de origen otomí y su historia data por lo menos desde el siglo XVI, cuando fue su apogeo y comenzaron a ser construidas grandes haciendas e iglesias para comodidad y lujo de sus habitantes, sin saber lo que les aguardaba décadas adelante.
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Ahora, forma parte de uno de los principales atractivos turísticos del pueblo mágico de Villa del Carbón, municipio localizado en el Estado de México, del que se asienta recibió esa denominación en septiembre del 2015 al presumir tener el único lugar que puede ser llamado Atlántida, pero en medio de un país.
San Luis de las Peras tuvo una larga existencia que duró 4 siglos, en los que, como ya fue dicho líneas arriba, se dio a conocer en otros lugares por sus haciendas e iglesias, además de ser productor de excelentes cosechas, aunque nada de eso importó por la decisión que fue tomada por autoridades.
La Atlántida a la mexicana no se inundó por un desastre o castigo de los dioses, sino por la mano humana
A diferencia de la leyenda original de la Atlántida, lugar mítico que algunos expertos aseguran se localiza en un punto del océano Atlántico, hacia el exterior del Estrecho de Gibraltar, la versión mexicana no se inundó por un desastre o castigo de los dioses, sino por la mano humana, específicamente de las autoridades.
Pues para conocer su historia, es necesario remitirse hasta 1931, en el marco del mandato del presidente Abelardo Rodríguez, quien ordenó construir la presa Taxhimay cuyo objetivo era retener el agua en Villa del Carbón para poder abastecerla al estado de Hidalgo, pero que tendía grandes implicaciones.
Pues las obras abarcaron hasta el poblado de San Luis de las Peras y cuando estas quedaran listas y comenzara a cumularse el agua todas las casas, negocios, haciendas e iglesias iban a quedar bajo el agua, de lo cual a propósito hay 2 versiones sobre cómo tomaron la noticia los pobladores de aquel entonces.
La primera asienta que todas las personas fueron reubicadas sin mayores inconvenientes, mientras que la otra narrativa es más triste, pues añadió que cada habitante se rehusó a dejar su patrimonio prácticamente hasta el último minuto, cundo el agua corría a gran velocidad y de no salir iban a morir ahogados.
Esto te espera en el atractivo turístico
La presa Taxhimay fue insuflada oficialmente el jueves 6 de junio de 1935 y desde entonces el pueblo de San Luis de las Peras quedó totalmente bajo el agua y pasó a ser la Atlántida a la mexicana y un atractivo turístico que ofrece muchas amenidades a los visitantes, comenzando con la posibilidad de ver algunas estructuras que aún perduran.
Pues dependiendo de los niveles de agua que tenga el afluente será posible ver el campanario de la iglesia de la localidad, misma que estivo dedicadas a San Luis Rey de Francia y si se tiene suerte será posible contemplar al menos la mitad de la fachada, lo que atrae a muchas que hacen recorridos en ferry en el embarcadero.
Para antes o después de esa aventura, se puede ir a uno de los restaurantes-bar que se localizan a los alrededores de la presa, establecimientos que sirven truchas criadas en el lugar; o bien, queda ir al Callejón de las Buganvilias, que es un lindo pasaje con variedad de comercios o hasta el centro del pueblo mágico.
Finalmente, y sin la necesidad de mojarse, se puede visitar el templo dedicado a la Iglesia de Nuestra Señora de la Peña de Francia que presume su hermosa fachada y una imagen de la Virgen de la Peña traída por los españoles en la época de la Colonia o solo caminar en las calles empedradas del lugar.
Así llegas
Ahora bien, para llegar a la denominada Atlántida a la mexicana en el pueblo mágico de Villa del Carbón es necesario recorrer 116 kilómetros de distancia desde Pachuca, lo que en promedio tomará una hora con 45 minutos al volante; para visitar ese atractivo desde la CDMX las cifras bajan a 83.2 kilómetros y 1.28 horas.
cem