En la comunidad de San Antonio Sabanillas, en el municipio de El Cardonal, en Hidalgo, se encuentra el taller de Belem Jiménez Ambrosio, una artesana dedicada a preservar y difundir las técnicas tradicionales del bordado del Valle del Mezquital, legado que se ha trasmitido por generaciones como una expresión de identidad cultural.
El trabajo de Belem como artesana y promotora de la cultura hidalguense, no solo enaltece la tradición del Valle del Mezquital, sino que también representa un eslabón en la preservación del bordado otomí-hñähñu, al integrarse al porcentaje de las artesanas a nivel nacional dedicadas a trabajar textiles.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el país se tiene un registro de poco más de 12 millones de artesanos, lo que representa el 10 por ciento de la población, de ellos el 65 por ciento se dedican a trabajar fibras vegetales, textiles, alfarería y cerámica. En Hidalgo, el registro es superior a los 10 mil artesanos, del cual 69 por ciento son mujeres y 30.8 por ciento hombres, según el último censo económico.
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“Yo nací en el campo, entre hilos, bordados y el telar de la abuela. Mis abuelos nos enseñaron a mí y mis hermanos mucho de las artesanías, oficio que en mi familia prevalece desde varias generaciones, mis hermanas y yo seguimos el ejemplo de mi mamá, en mi caso, recuerdo que desde los 5 años me comencé a involucrar en los procesos de creación”.
Bordado del Valle del Mezquital
Los bordados que da reconocimiento a esa región del Valle del Mezquital son el pepenado de hilvan, técnica que consiste en pasar hilos a través de la tela por medio de conteo de hebras; así como el punto de cruz, el lomillo (punto de cruz doble), el punto fino y pepenado fruncido.
“Estas técnicas de bordado son matemáticas puras, no son dibujos sobre tela como otros tipos de bordado, aquí mediante conteo se hacen los altos y bajos relieves que se requieren para que se vea una hermosa figura”.
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Hace 25 años funda el taller Ja’ti Hhañhu
A partir de la necesidad de identificarse como grupo artesanal, junto a sus hermanas, instituyen formalmente en el año 2000 el taller Ja’ti Hhañhu, nombre que en español significa "bordado otomí" o "color otomí", espacio dedicado no solo al intercambio de saberes sino también para brindar una oportunidad laboral a más artesanas de la comunidad.
Con nostalgia, compartió que es un espacio que ha sido la plataforma de cientos de artesanas y que desde el comienzo ha permitido la difusión de piezas elaboradas en su taller familiar en la conocida tienda Hidarte de Pachuca.
“Ahí crecí y caminé, desde los cuatro años yo veía los tenangos, lo muñecos de papel maché, la platería, el vidrio soplado, las conservas y piezas de latón que para mí eran incosteables, este lugar nos ha permitido darnos a conocer, exponer y vender nuestra artesanía”.
La Secretaría de Bienestar e Inclusión Social (Sebiso) en Hidalgo dio a conocer que, durante el 2024, en la tienda Hidarte de Pachuca se vendieron más 4 millones 38 mil pesos en productos de todas las regiones de la entidad, superando lo registrado durante 2023, donde se reportaron ventas por 3 millones 981 mil pesos.
Colaboración con marcas de ropa
Otro proyecto que les facilitó la colaboración con más enlaces, es la marca hidalguense MAAUAD, especializada en la confección de camisas y guayaberas finas, con la que trabajan desde 2013, proyecto que fusiona técnicas ancestrales con diseños contemporáneos.
Las prendas con iconografía hidalguense en las que ha participado con MAAUAD las han portado personalidades como el cantante Miguel Bosé, Caroline Bruce, el ex embajador de Estados Unidos en México Christopher Landau y su esposa, además de participar en una colaboración con la marca Lacoste en 2014.
“Mi trabajo lo he visto en muchas personas, sé que muchos son políticos, pero tengo muy presente al ex secretario de Economía Ildefonso Guajardo, y el embajador Christopher Landau, pero en realidad yo hago las prendas sin conocer para quién son, nunca pregunto, para mi es una forma de hacer en igualdad en mi trabajo, pensando en que alguien porte algo bonito”.
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Legado de Belem
El legado de Belem va más allá de la confección textil, ya que ha plasmado su sabiduría, sus historias y sus técnicas en libros textiles, los cuales define como obras de arte que sirven como un medio de expresión visual y conceptual. Cada puntada en estas piezas cuenta una historia, resguardando la memoria y la identidad de su pueblo.
“Este trabajo me da la responsabilidad de cuidar, difundir y preservar mi cultura, la técnica e iconografías, es la forma que tengo para decirle a la gente que aquí estamos y de dónde venimos, sé que nos falta mucho por hacer, existe la necesidad de documentar los saberes de abuelos y luchar porque las nuevas generaciones se interesen y conserven este legado”.
Retos de las artesanas
Consideró que los retos que se enfrentan como artesanas son la falta de interés de jóvenes por usar textiles regionales, así como aprender y crear bordados, a nivel comercial, las producciones en serie y el regateo, además de la falta de acceso a seguridad social.
“El acceso a la salud ha sido un problema que sufrimos todos los compañeros artesanos, hace tiempo existió un programa, pero es costoso poder pagar de forma independiente, porque nosotros no tenemos un ingreso fijo y es un tema que afecta al sector artesanal en el país”.
El trabajo de Belem se puede conocer a través de las redes sociales del colectivo nanuati_jati, tienda Hidarte en Pachuca y la marca MAAUAD.
“Las artesanías son productos diversos que están bien hechos, piezas únicas dignas de admiración que contienen la historia, la cosmovisión de un pueblo y las emociones de quienes lo elaboran”.
mai