Mineral del Chico. - Desde hace un año y tres meses, El Cedral lucha por la recuperación de su bosque de oyamel, el cual presentó una plaga por el gusano descortezador en un 40 por ciento de su territorio; hoy, el ejido trata de aminorar el impacto en el paisaje que tanto llama al turismo y convertir los ejemplares derribados en senderos, cabañas y miradores para embellecer el lugar, asimismo, ya comenzaron la etapa de restauración con la plantación de 10 mil árboles.
Lo anterior fue dado a conocer por Celestino y Juan Monsalve, comisariado y presidente de Vigilancia del Ejido de La Estanzuela, al cual pertenece el parque El Cedral, esto en entrevista con LSR Hidalgo.
Como parte del Parque Nacional El Chico, El Cedral también sufrió daños por la plaga del gusano descortezador, el cual es un “insecto que se encuentra de manera natural en el ambiente e igual que todo ser vivo tiene una función en el en el ecosistema” del oyamel, de acuerdo con el experto forestal Francisco Martínez Pérez.
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El consultor de Servicios Forestales de Hidalgo (Serforh) comentó que el descortezador encontró condiciones para proliferar, se multiplicó y se volvió una plaga luego de las sequías y temperaturas elevadas que se presentaron en Hidalgo a partir del 2023.
“El árbol sufrió mayor estrés y causó la plaga”, detalló Francisco, por lo que calificó como indispensables las acciones de saneamiento tanto en el Parque Nacional El Chico como en los bosques aledaños, esto para evitar que el insecto siga secando más oyameles y que este tipo de árbol se acabe en la región.
“Ahorita lo que tenemos que hacer es reducir la cantidad de insectos para que vuelvan a su a su estado normal. No como una plaga, sino simplemente eliminando los árboles que se debilitan”, dijo.
El gusano descortezador afectó 30 hectáreas
El parque de El Cedral cuenta con varias especies de árboles a lo largo de sus 75 hectáreas, entre ellos cedro, capulín, tlaxca, romerillo y oyamel, pero este último representa un 70 por ciento de todos los ejemplares, por lo que la plaga del gusano descortezador tuvo un gran impacto en el pasaje de este lugar turístico.
“Tenemos afectado el 40 por ciento de las 75 hectáreas del parque”, calculó el comisariado Celestino, es decir, con respecto al total de territorio que abarca El Cedral, 30 hectáreas sufrieron daños irreversibles.
Lo anterior resultó en la tala de mil 500 ejemplares de oyamel, “es el que se vuelve vulnerable, deja de llover y cuando está seco el árbol, la especie o el gusano se aprovecha de eso. Además, ese árbol no cierra sus poros y queda expuesto a todos esos microbios que llegan”, explicó el ejidatario lo que los especialistas le dieron a conocer.
“Todos esos que se ven secos (dijo Celestino señalando el borde de la presa) en la parte de enfrente ya no son muchos, pero si no se retiraban a tiempo, se contagian estos, se contagian aquellos y se sigue y se sigue y terminamos con nuestro bosque, por eso es la importancia de tirar”, aseveró.
¿Qué es el gusano descortezador?
El gusano descortezador es el nombre común que se le da a varias especies de insectos, principalmente escarabajos de la corteza (familia Scolytidae), que atacan árboles de bosques. Pese a su nombre, no es un gusano en realidad, sino un escarabajo pequeño, generalmente de pocos milímetros, que al reproducirse perfora la corteza del árbol y deposita sus huevos en el interior. Las larvas que nacen se alimentan de los tejidos internos (el cámbium), responsables de transportar nutrientes y agua dentro del tronco.
¿Qué daños provoca?
- Debilita o seca al árbol al interrumpir el transporte de savia.
- Deja trayectorias o galerías debajo de la corteza, visibles al removerla.
- Puede provocar la muerte del árbol en pocas semanas o meses, especialmente si el ataque es masivo.
- Se considera una plaga forestal seria porque se propaga con rapidez y puede afectar grandes extensiones de bosque.
El descortezador se aprovecha de árboles débiles o estresados. Sus brotes suelen estar asociados a:
- Sequías
- Incendios previos
- Enfermedades en el bosque
- Exceso de árboles por falta de manejo
- Cambios climáticos que favorecen su reproducción
El manejo forestal es clave. Las medidas más usadas incluyen:
- Retiro y saneamiento de árboles infectados.
- Podas, aclareos y manejo preventivo del bosque.
- Trampas con feromonas o tratamientos especializados autorizados por autoridades ambientales.
Es una plaga que preocupa porque una vez establecida, es difícil frenarla sin intervención activa, por lo que la detección temprana es fundamental.
Todo tiene un proceso
Don Juan Monsalve, presidente de Vigilancia del ejido de La Estanzuela, comentó que el derribo, el saneamiento, la utilización de la madera y el saneamiento tienen un proceso y un tiempo.
Los ejidatarios explicaron que primero personal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) acudió al Cedral para analizar y marcar los árboles afectados, ya sea muertos o en proceso de morir; después, se comenzó el derribo y saneamiento de los troncos y ramas taladas, por lo que tuvieron que restringir el paso a varios espacios.
“Entonces se tira, se troza, se estiba y se fumiga. Le ponemos pastillas y se encapsula con un plástico la madera que ya está en trozos y se le cubre con tierra alrededor para que no salga el gas. Y la persona que lo aplica tiene que ir con mascarilla, un equipo y también fumigamos con bomba. Se le da dos pasadas al árbol”, detalló don Juan el proceso de sanitización que tarda más de cinco días.
La raíz se queda en el lugar que un día ocupó un oyamel de hasta 30 metros de altura, pero también en saneada para evitar una extensión de la plaga a otros árboles, de acuerdo con lo referido por los administradores del bosque.
La transformación de la madera
Luego de dichos procedimientos, el material es llevado “a donde lo transformamos”, dijeron los ejidatarios, puesto que no están comercializando la madera.
Con los más de mil 500 troncos derribados construyeron una nueva plataforma panorámica, un kiosco, una cabaña de dos plantas, cercado para los senderos, escalones en algunos caminos, un arco de bienvenida para el mirador, entre otros proyectos de mejoramiento para el parque.
“Los mismos troncos cuando se derriban, los hemos puesto como escalones para que suban. Hemos tratado de regresar la madera. Yo sé que ya no es lo mismo que estén vivos, pero aunque sea madera muerta”, declaró el comisariado.
Gastos para el ejido
Para los trabajos de saneamiento, el ejido de La Estanzuela, Mineral del Chico, contrató a 25 personas, a quienes les pagan un promedio de 2 mil 500 pesos a la semana, “sí es un gastísimo, pero Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente) nomás nos dicen lo que tienen que hacer. Y pues igual para no perder el bosque, lo hacemos”.
Don Celestino consideró que los gastos en químicos y brigadas para la tala de oyamel ascienden a más de un millón de pesos en lo que va del año, esto pese a que el flujo de visitantes disminuyó a partir del inicio de la tala de árboles.
“Nos afecta doble vez porque nos disminuye el turismo y tenemos que pagar para que se saneé el bosque porque hay que derribar, cortar, jalar, fumigar. Hay apoyo de Conafor con los químicos y en momentos con brigadas, pero es muy poco”, externó el comisariado.
Afectaciones al turismo
Hace 20 años que no hacían un saneamiento al bosque, por lo que ahora la tala de los más de mil 500 árboles impactaron en el paisaje del parque, algunos espacios quedaron más al descubierto donde antes había sombra y largos oyameles.
“Nos ha afectado muchísimo porque la gente viene por el atractivo de todo el bosque y ahora vienen y ven que lo estamos derribando. Muchos turistas hasta se han acercado y creen que lo estamos derribando para negocio”, contó don Celestino.
El entrevistado agregó que los visitantes les reclaman “no lo hagan, están destruyendo”, pero los trabajadores les explican el proyecto de saneamiento, sin embargo, las restricciones a ciertas áreas y el cambio del paisaje disminuyó el número de visitas y de ingresos para El Cedral.
“Sí se nota la reducción de árboles. Sí, sí, afecta mucho. Ha bajado el turismo como un 20 por ciento”, expresó el comisariado y llamó a la población a comprender la situación por la que está atravesando el parque, así como a seguir acudiendo al bosque para poder invertir en las acciones de recuperación del oyamel, como lo es la reforestación. La entrada al parque El Cedral tiene un costo de 45 pesos por persona.
“El llamado es que nos apoyen, que sepan de que aquí se hizo un trabajo para bien de que ya no se que sigan contaminando los demás árboles y que se acerquen y si quieren venir a plantar un arbolito, pues aquí tenemos espacio”, invitó a donar árboles de oyamel.
Suman más de 10 mil ejemplares plantados
A más de un año del inicio de la tala de árboles, los ejidatarios ya iniciaron con el proceso de recuperación del bosque de oyamel en El Cedral, esto con la plantación de 10 mil ejemplares, los cuales fueron donados por el Parque Nacional El Chico, el cual también se encuentra en la etapa de saneamiento.
“Nos brindaron los árboles ahí (en El Chico). Y queremos acercarnos a Semarnath (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo), a varias otras dependencias para que nos apoyen también con eso (la recuperación)”, mencionó don Celestino.
Sobre la reforestación realizada hasta este noviembre, se dio a conocer que fueron dos fases de “5 mil y 5 mil” árboles, estos con alrededor de 20 centímetros de altura “y sí pegaron, me dicen que todos ya pegaron”.
Por su parte, el experto forestal Francisco Martínez explicó que la reforestación es importante, pero que, además, los nuevos árboles se tienen que cuidar para que todos lleguen a su etapa adulta, la cual tarda entre 60 y 80 años.
“Un oyamel no lo tenemos de la noche a la mañana, pero se tiene que cuidar año con año que esos árboles sigan creciendo y se logren, no solo para nosotros, sino para las generaciones que vienen, pues podamos seguir contando con un con un bosque de oyamel”, añadió.
Afectación en el parque El Chico
Hasta el último corte de mediados de noviembre, las brigadas derribaron más de 18 mil 715 árboles de oyamel en el Parque Nacional El Chico, esto como parte del proyecto de contingencia fitosanitaria en 2 mil 739 hectáreas del bosque, de acuerdo con lo referido por la vocera oficial, Erika Ortigoza Vázquez.
Sobre la gran cantidad de ejemplares, el especialista Francisco Martínez declaró que ya se esperaba la cantidad de afectación, pero reconoció que “como turista, uno ve y lo primero que que uno observa si es impactante. El que se estén eliminando pues los árboles pues si es impactante, pero es una actividad indispensable que se tiene que hacer. Uno, para controlar el crecimiento de la plaga. Dos, porque esos árboles ya están secos”.
A lo anterior, el consultor forestal agregó que los oyameles muertos son un riesgo para los turistas, puesto que el Parque Nacional es un área “muy visitada” y pueden caerse con el viento o las tormentas. Otro de los motivos para su tala es que “si no los eliminamos, van a empezar a caer sobre el suelo y eso significa una gran cantidad de madera, de ramas y troncos que van a constituir un alto riesgo de incendio”.
Francisco Martínez Pérez resaltó que uno de los cambios drásticos es la alteración del paisaje, pero no es el único, puesto que también hay alteración en la fauna, las aves y hierbas.
Finalmente, el consultor forestal llamó a la ciudadanía a respetar las indicaciones y señalamientos al estar en un bosque al momento de visitar, esto para no afectar a la fauna y flora “porque a veces nos metemos al bosque por senderos y podemos afectar lo que es la vida de la fauna silvestre”.
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