PACHUCA. - Apenas iba a dar las 3:00 de la mañana, cuando Tango se levantaba meneando la cola para alistarse y salir “a barrer” las calles de Pachuca con su compañero Jacinto, un barrendero de 38 años quien, de lunes a viernes pasaba por el perrito “a su domicilio”, ubicado en la calle de Guerrero, para que lo acompañara en su jornada laboral.
Tango, era un perrito criollo de rayas negras y pelo café, quien hace poco más de un mes murió a consecuencia de una pulmonía que derivó de una depresión que tuvo, luego que su compañero de faenas, Jacinto, se ausentó por un mes del trabajo. Sin comprender, el lomito sintió que fue abandonado, por lo que su estado de salud menguó.
La historia de Jacinto y Tango inició hace seis meses cuando el lomito fue rescatado luego que la activista pro animales Dicia Apodaca González lo encontró golpeado y desmayado en la calle y con un daño emocional provocado por el maltrato que vivió.
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A mediados de marzo, Tango murió. Es por ello que, a manera de recuerdo y honrando su labor de ayudar a Jacinto en mantener limpia la ciudad, pegó una fotografía en su tambo de basura para que lo siga acompañando en sus faenas. Incluso, era muy conocido por los comerciantes de esta emblemática calle de Pachuca.
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El rescate de Tango
El 17 de septiembre de 2022, Dicia Apodaca encontró un perro desvanecido en la calle. Al parecer, lo habían golpeado fuertemente. Al no tener la suficiente fuerza para cargarlo y llevarlo con un veterinario, le pidió ayuda al barrendero Jacinto, quien, oportunamente, iba pasando.
“Iba caminando cuando lo vi moribundo, no lo podía cargar pues me habían operado, así que le dije a Jacinto que me ayudara. Él no dudó y lo echó entre sus brazos. Al sentir el zarandeo, el perrito despertó e inmediatamente hizo conexión con Jancito, a quien vio como un ‘héroe’. Desde ahí le agarró confianza, pues era un perrito no estaba bien emocionalmente, fue golpeado y violado”, expresó Dicia.
Jacinto fue un héroe para Tango
Tras recuperarse de las lesiones físicas, Tango agarró confianza con Jacinto y, como una especie de terapia para que les perdiera el miedo a los humanos “pues no todos somos malos”, el barrendero se lo llevaba a pasear por las calles de Pachuca con una correa amarrado a su tambo de basura. Tras agarrar más confianza, ya no fue necesario el cinto.
“Tango le tenía mucho miedo a la gente, fue muy maltratado por los humanos, por eso se iba a esconder debajo de los botes del carrito, incluso, se me metía entre mis pies. Con él ‘hacia corajes’, pues cuando veía gente o carros y se me metía entre los pies y casi me tiraba. Por eso ‘lo regañaba’, pero no regaño fuerte eran expresiones, así como “Tango, hazte para allá, ya me vas a tirar…’, la verdad sí lo quería mucho a mi tanguito”, expresó Jacinto, en entrevista con La Silla Rota Hidalgo.
Aproximadamente, Jacinto pasaba por el perrito a su domicilio (frente al monumento al perro callejero, en la calle Guerrero de Pachuca) entre las 3:30 y 4:00 de la madrugada para iniciar la jornada de barrer las calles del centro histórico de la capital hidalguense.
“A mí me gustan los animales. Además, me cuidan, pues en la madrugada me han defendido, pues hay un tipo que pasa en la calle con unos perros pitbull y nos los echa, incluso, a mi casi me pega con una cadena. Fueron sus perros que casi matan a Botas, otro perro que también es cuidado en ese hogar de la joven Dicia”, contó Jacinto.
Se fue de vacaciones
Jacinto Cruz lleva 18 años trabajando de barredero y es integrante del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Municipio de Pachuca (SUTSMP). En febrero pasado, solicitó un periodo amplio de vacaciones, de casi un mes, así que dejó la escoba, la pala y los tambos de basura para descansar.
De acuerdo con Dicia Apodaca, cuando pasó esto, Jacinto habló con Tango para comunicarle que se iba a ir un rato y que regresaría pronto. Sin embargo, el animalito, por su naturaleza no entendió las palabras del hombre de 38 años de edad.
“Tango se deprimió mucho y eso hizo que se enfermara de pulmonía. Fue entonces que me comuniqué con Jacinto, para que lo viniera a visitar y así mejorara su ánimo. Cuando pudo venir a verlo, ya estaba muy enfermito. Sin embargo, en este corto tiempo que estuvo con nosotros, Tango pudo conocer lo que es el amor… lo quisimos mucho”, comentó Dicia.
Mientras, Jacinto comentó que “se me salieron las lágrimas cuando nos dijo la doctora que ya no podían hacer más por Tango, únicamente dormirlo. Quedó débil, si lo hubieran visto, su cuerpo quedó como huesito, por eso lo tuvieron que dormir y, al momento, fue muy triste para mi despedirme de mi amigo”.
No lo pudo adoptar
“Mi familia y yo sí lo queríamos adoptar. Pero, lo que pasa es que en la casa tenemos otros perros y, en particular, hay una perra que es muy agresiva y luego anda mordiendo a los demás lomitos, es muy territorial. Una vez lo lleve a mi casa e hicieron un escándalo, entonces, como Tango estaba en un proceso de recuperación emocional, no era un lugar propicio para él”, dijo Jacinto.
Por el momento, él y otro compañero de limpia, han colocado una fotografía, tamaño carta, en el bote de basura con la imagen del perrito y la leyenda “hoy, en honor a ti, Tango”.
“Si llega otro perrito a acompañarme, desde luego, será bienvenido. Nunca se le va echar de menos, luego hay personas que dicen: ‘mira, ahí viene el barrendero de los perros, ¿viene a barrer o a pasear a los perros?’, muchos de ellos no saben las circunstancias, al final todos somos seres vivos y los perritos, también sienten”, concluyó Jacinto.
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