PACHUCA.– De un día para otro Roberto se quedó sin una cama y un techo para pasar la noche, la violencia que vivía en su casa lo arrojó a las calles de Pachuca hasta que encontró un refugio temporal en una bodega de la ciudad que adecuaron voluntarios e integrantes de la asociación civil Por la Inclusión Ciudadana.
Del 28 de noviembre de 2022 al 28 de febrero de 2023, este lugar atendió a 150 personas como el señor Roberto, un adulto mayor oriundo de Veracruz que fue maltratado y abandonado por su hija. También brindó asilo a extranjeros como Bruno, un alemán a quien asaltaron y golpearon en la colonia C. Doria, situación parecida a la de Javier, quien llegó de la Ciudad de México a la Central de Autobuses de Pachuca, donde le robaron dinero, maleta e identificaciones.
El refugio fue instalado durante la temporada de invierno para personas en situación de calle; sin embargo, durante los tres meses también albergó a mujeres, niñas, niños, adolescentes y adultos mayores víctimas de violencia, así como a migrantes sin un espacio donde pernoctar, situación que evidenció la necesidad de crear un resguardo permanente en Hidalgo.
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El albergue fue instalado en la calle Camerino Mendoza, esquina con avenida del Trabajo, en la colonia Morelos. Las personas que acudían al sitio recibían alimentos y hospedaje durante la noche, así como atención médica.
De un hogar a las calles de Pachuca
Hace un par de años Roberto llegó a vivir en la ciudad de Pachuca, pero su juventud la recuerda caminando sobre la arena de Playa Chachalacas, un pueblito costero que se sitúa al norte del puerto de Veracruz, de donde es originario.
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Tiene 59 años y nació en aquella entidad donde trabajó como vendedor ambulante de cocos, raspados y mangos, también fue lanchero, pescador y comercializó mariscos en un local que emprendió al pie del mar, por un tiempo se dedicó a dar mantenimiento a las albercas de los hoteles y así se le pasó la vida, hasta que llegó a la vejez.
La diabetes que padece empeoró su salud, le amputaron un dedo del pie izquierdo y dos más del derecho y por eso tuvo que trasladarse a la capital de Hidalgo, donde habita su hija y sus nietos.
Roberto cuenta que al principio lo cuidaron y él contribuía con los gastos del hogar vendiendo dulces en una avenida cercana a la colonia C. Doria.
Con el tiempo la relación familiar se deterioró y a Roberto lo corrieron por la noche sin ninguna de sus pertenencias, solo alcanzó a sacar un poco de dinero. De un momento a otro, se quedó sin un lugar para dormir, hasta que caminado en la calle un transeúnte le informó sobre el refugio.
“En el refugio habemos muchos a los que desgraciadamente nos corrieron, que nos trató mal la gente, a veces nuestra propia familia y tenemos que acudir a lugares como este y es penoso porque yo no estaba acostumbrado a estar así, siempre tuve mi casa, mis negocios, pero me tocó la mala suerte”, dijo.
El refugio al que llegó el adulto mayor es un proyecto que nació desde el 1 de diciembre del año 2020, con el objetivo de resguardar durante la temporada de frío a personas en situación de calle.
Sin embargo, año tras año se integraron otros grupos vulnerables como migrantes centroamericanos o personas que padecieron algún tipo de violencia, informó Pamela Eunice Álvarez Tovar, integrante del colectivo por la Inclusión Ciudadana que, auxiliados por activistas y donadores de ropa o alimentos, han manejado estos lugares.
El refugio más reciente se instaló del 28 de noviembre de 2022 al 28 de febrero de 2023 en una bodega situada en la colonia Morelos. Durante este tiempo recibió a 150 personas, de las cuales, más de la mitad llegaron por causas de violencia y uno de ellos fue Roberto, a quien se le modificó el nombre para resguardad su identidad.
“Hay personas que tenemos familia, pero a veces nos desconocen, el refugio es un auxilio, aquí nos aprecian y nos dan cobijitas, una loneta mientras buscamos donde estar, en el refugio me vieron como lo que soy: una persona”, comentó el adulto mayor.
Víctimas de delitos
La capacidad del refugio temporal era para 30 personas por día, pero no siempre estuvo a su máxima capacidad, a veces solo llegaban 15 personas y la activista Pamela Álvarez lo atribuyó entre otras causas a la población denominada como “flotante”; por ejemplo, los migrantes que solo van de paso.
O bien, aquellos que fueron víctimas de un delito y que llegaron a para pedir auxilio como lo hizo Bruno, un alemán que llegó a hospedarse a mediados de febrero.
Al extranjero lo golpearon, asaltaron y le quitaron una mochila de marca frente al mercado C. Doria. Entre sus pertenencias resguardaba dinero y las llaves de una casa que rentaba en la ciudad de Pachuca a la que ya no pudo entrar, porque su casera no lo auxilió.
“Han llegado personas que fueron asaltadas y que les quitaron sus documentos o su celular y que no tenían manera de contactar en ese momento a sus familias, por eso llegaban al refugio porque obviamente no tenían para pagar un hotel”, explicó Pamela.
Una situación similar a la de Bruno le sucedió a Javier de 69 años, originario de la Ciudad de México, que llegó el 15 de diciembre de 2022 a Pachuca. Se trasladó en camión, pero al llegar a la Central de Autobuses, pasó al sanitario y en ese momento, le robaron su maleta.
Así fue como se quedó sin ropa, chamarras, dinero y perdió su credencial de elector, al momento decidió resguardarse en las bancas de la central camionera, pero el personal de seguridad privada lo sacó del lugar y le recomendó el refugio.
En búsqueda de un hogar
Como cada año, el albergue es temporal, así es que el colectivo por la Por la Inclusión Ciudadana se ha dedicado a reinsertar a las personas usuarias a un trabajo o espacio donde habitar, como lo hizo el señor Javier –a quien también se le protegió la identidad modificando su nombre-.
Después de que le robaron su maleta, en el refugio le consiguieron chamarras, zapatos y un trabajo como bolero, una actividad que apenas aprendió porque en la Ciudad de México era taxista, pero dijo que huyó por presuntas amenazas.
Actualmente limpia calzado en un puesto situado en la explanada del Reloj Monumental de Pachuca y su empleador al conocer su historia decidió prestarle un cuarto en una vecindad cercana a la colonia Morelos.
Antes de que el refugio cerrara sus puertas y ante la posibilidad de quedarse sin un techo, el señor Roberto también buscó comunicación con sus familiares de Pachuca y los que habitan en Veracruz, pero no aceptaron recibirlo.
No obstante, el colectivo Por la Inclusión Ciudadana buscó otras redes familiares y localizó a una hermana. Así que Roberto se irá a vivir a Culiacán, Sinaloa.
Al igual que ellos dos, la organización logró reinsertar a 45 usuarios del refugio invernal desde el año 2020 al 2023 ya que les buscaron trabajo o conocidos para lograr salir de la condición de calle, otros se juntaron por grupos para rentar cuartos.
Sin embargo, la activista Pamela Tovar reconoció que hay personas que si regresan a las calles porque no hay otra opción donde hospedarse y comer.
Refugio permanente
A un costado del Mercado Revolución situado en Pachuca, hay un albergue del DIF Hidalgo que proporciona hospedaje a familiares de personas internadas en hospitales de la ciudad de Pachuca con cuotas mínimas de recuperación de 30 pesos para adultos y 25 para niños.
Sin embargo, no atienden a adultos mayores con las problemáticas como las de Roberto o Javier, tampoco en situaciones como las que padeció Bruno.
De acuerdo con la activista Pamela Tovar, este tipo de lugares también tienen restricciones respecto a horarios y no recibe a personas en situación de calle, por ello consideró que es necesario un refugio humanitario permanente, cuyo proyecto ya fue presentado al Congreso local, indicó.
“Los legisladores ya lo tienen, nos dicen que está en análisis, sabemos que probablemente tienen otras prioridades, pero nosotros vamos a continuar porque cada que se cierra el refugio temporal causa mucha incertidumbre, muchas personas tardan hasta cuatro días en comer”.
Mientras tanto, la alternativa para mitigar la desaparición del refugio invernal es la implementación de brigadas itinerantes una vez al mes donde les llevarían suero, atención médica, ropa y una regadera portátil.
sjl