Pachuca.— Una bolita debajo de la axila la alertó; primero pensó que era un absceso, luego que se trataba de una bolita de grasa, pero los análisis arrojaron la verdad: era un cáncer en tercera etapa de avance, de un total de cinco y había que actuar rápido.
Carmen Cabello Gómez, de 66 años de edad, es sobreviviente de cáncer de mama, una enfermedad que a nivel mundial representa el 11.7 por ciento de todos los cánceres y es el quinto lugar en muerte de mujeres, de acuerdo con datos de la Unidad Médica de Alta Especialidad Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI.
Carmen asegura que nunca mantuvo una actitud negativa ante la enfermedad, se encomendó a Dios y lo que hizo fue agradecer por lo que estaba recibiendo.
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El peligro de minimizar un absceso
Detecté una bolita en mi axila, “pensé, que era un absceso, que con un baño de agua caliente iba a brotar y se me iba a quitar; luego pensé que era una bola de grasa. Cuando pasaron unos dos o tres meses, la piel se me empezó a hacer como si hubiera tenido una cortada, se sumió el seno y ahí fue cuando decidí hacerme unos estudios”.
“Yo le comenté: Dios mío si es algo que tú me estás enviando yo me pongo en tus manos y yo sé que tú eres el único que me vas a ayudar, si tu decisión es que me vaya, me voy a ir, si tu decisión es que me quede, me voy a quedar, pero yo no lo tomo a mal, lo tomo con mucho amor y eso me ayudó a salir adelante”, recuerda.
Después de la noticia vino una lista de estudios, análisis, laboratorios, mastografía, pero la biopsia y el ultrasonido confirmaron el diagnóstico: era cáncer y había que actuar lo más rápido posible.
Carmen no contaba con seguridad social como el IMSS o ISSSTE, por lo que se atendió en el Hospital General de Pachuca, ahí tuvo la fortuna de que la atendiera el oncólogo, José Armando Martínez Martínez, quien agilizó todo el tratamiento.
Me quitaron el seno, pero me dieron vida
El doctor José Armando Martínez le explicó a Carmen cómo sería el tratamiento, primero sería la cirugía con la que le quitarían la mama, esto ocurrió en marzo del 2021, apenas un mes después de que se confirmó el diagnóstico, luego las quimioterapias, radioterapias y al final pastillas por un periodo de cinco años.
Carmen asegura que sin un seno sigue siendo mujer y no le incomoda, agradece la oportunidad que Dios le dio de continuar con su familia “no lo tomé mal, ni me sentí mal o sea yo lo que hice fue encomendarme a Dios, salí adelante, me quitaron el seno, pero me dieron vida”.
Si bien su actitud en todo momento ha sido positiva hacía la enfermedad, no niega que hay momentos difíciles, se sienten dolores de cabeza, náuseas, cansancio, mucho sueño, sin ganas de querer comer, “cada proceso que vamos pasando se debe uno de sentir orgulloso porque va uno combatiendo la enfermedad y significa que vas ganando”.
Con las quimioterapias vino la caída del cabello, Carmen se peinaba y por mechones se iba el pelo en el cepillo, fue entonces cuando decidió que era momento de raparse.
Para las radioterapias ya contaba con ISSSTE y fue en el Hospital 20 de Noviembre donde le hicieron el tratamiento; cerca de mes y medio viajó a la Ciudad de México y en un mismo día iba y venía.
Nada le causó incomodidad, ni la cirugía, ni las quimioterapias, ni la radioterapia, pues sabía que cada uno de los procesos significaba que iba avanzando.
Hoy, Carmen rellena con pedazos de tela la parte derecha del sostén, pues ya no hay seno, lo hace no porque no le guste cómo se ve, sino para que no se vaya de lado el brasier.
“Yo no necesito de una prótesis para sentirme bien y una persona completa, yo me siento completa no siento que me hayan quitado nada de feminidad (...) lo relleno porque al ponerme el brasier, pues no se me vea apachurrado”, dice.
Han pasado casi tres años
El Mes de Sensibilización del Cáncer de Mama, se celebra en todo el mundo cada octubre, aumentando la atención y el apoyo prestados a la concientización, detección temprana, tratamiento y cuidados paliativos.
A casi tres años de distancia de aquella mala noticia, Carmen reflexiona y dice que la enfermedad le sirvió para darse cuenta del amor que sus hijos le tenían, pues en todo momento estuvieron pendientes de su salud.
Considera que hizo lo que le correspondía para enfrentar ese mal, principalmente adoptar una postura positiva, seguir su tratamiento, comer bien, cuidarse. No cambió mucho su vida, sólo su forma de ver las cosas, de disfrutar los momentos, los paseos, “vida sólo hay una”, repite la frase, mientras asegura que ella se aferró a que todo estaría bien y así fue.
Por cuestiones de la quimioterapia y del tratamiento debe comer frío, pero ya se acostumbró; no mucha carne, ni grasas y ahora ha incluido a su dieta los licuados saludables, pero nada de eso le afecta porque sigue viva.
Aún debe tomar sus pastillas y en ocasiones siente cansancio; no obstante, retomó la venta de flanes napolitanos en los tianguis que es a lo que se dedicaba antes del cáncer y los médicos le han dicho que va muy bien, que al parecer ha superado la enfermedad.
Actitud positiva
En todo momento fue un dar gracias, un aceptar y enfrentar, “yo nunca dije me voy a morir, jamás, siempre estuve muy positiva porque no debemos dejar que la enfermedad nos gane, nosotros debemos de ganar y salir adelante. Nunca renegué, nunca me enojé, ni me molesté, después de eso hablé con mis hijos, les dije lo que tenía (...) acuérdense que yo un día me tengo que ir y si es el momento, me voy a ir; si Dios me quiere dejar me va a dejar”.
Carmen se siente orgullosa de sí misma porque venció la enfermedad y no se dejó vencer por el cáncer.
Datos en Hidalgo
En 2019 se detectaron 144 casos de cáncer de mama con una tasa de 15.7 casos por cada 100,000 mujeres de 25 y más años. En el caso de Cáncer de Cuello Uterino, segundo en su tipo con mayor índice de mortalidad, se registraron 33 defunciones y 15 casos positivos a cáncer de cuello uterino, para el 2019 se tiene una tasa de mortalidad de 3.7 por cada 100,000 mujeres de 35 y más años. Ello de acuerdo con Salud y el INEGI.
sjl