OPINIÓN

México ante Trump: estrategia o reacción

Si Trump insiste en castigar a México, el país tiene la opción de profundizar su relación con China. No se trata de entregarle las llaves de la economía a Beijing, sino de diversificar mercados y reducir la dependencia de un solo socio comercial | JOSÉ LUIS LIMA GONZÁLEZ

Créditos: Especial
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Donald Trump vuelve a la carga con su política de “América Primero”, esta vez imponiendo a México aranceles del 25%. Más que una estrategia económica, la medida parece una jugada de presión política, especialmente en un año electoral donde el presidente busca consolidar su base con un discurso proteccionista.

Claudia Sheinbaum enfrenta un dilema: ¿responder con represalias o actuar con inteligencia estratégica?

El instinto sugiere que México debería contraatacar. Sin embargo, en el comercio, como en el ajedrez, una reacción impulsiva puede costar la partida.

La relación con Estados Unidos no es solo bilateral. El T-MEC es un acuerdo trilateral y, si Washington endurece su postura con México, Canadá también tiene mucho que decir. No hay que olvidar que los canadienses han tenido sus propios roces con Trump, especialmente en sectores como la madera y el aluminio.

Aquí es donde surge una oportunidad: una respuesta coordinada entre México y Canadá podría hacer que Estados Unidos lo piense dos veces antes de seguir con su juego de presiones. Al final del día, ni la industria estadounidense ni sus consumidores quieren pagar más por productos que hasta ahora han fluido sin problemas dentro del bloque comercial más dinámico del mundo.

Pero la respuesta de México no debe limitarse a resistir. También es momento de aprovechar la coyuntura para fortalecer su posicionamiento global. Si bien Estados Unidos es el principal socio comercial, la creciente influencia de Asia y Europa ofrece nuevas alternativas para reducir la dependencia y evitar futuras vulnerabilidades.

Cada vez que Estados Unidos cierra una puerta, China abre una ventana. Beijing lleva años buscando fortalecer su presencia en América Latina, y un conflicto comercial con Washington solo aceleraría ese proceso.

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Si Trump insiste en castigar a México, el país tiene la opción de profundizar su relación con China. No se trata de entregarle las llaves de la economía a Beijing, sino de diversificar mercados y reducir la dependencia de un solo socio comercial, un riesgo que quedó en evidencia durante la pandemia y las tensiones globales recientes. Este es el momento de consolidar relaciones con Asia, Europa y otros mercados emergentes.

Además, México debe fortalecer su industria interna. Un conflicto comercial puede ser una oportunidad para impulsar sectores estratégicos como la manufactura avanzada, la tecnología y la energía renovable, atrayendo inversiones que le permitan reducir su vulnerabilidad ante decisiones externas.

Por eso, la postura de Sheinbaum debe ser calculada. No se trata solo de responder, sino de hacerlo con inteligencia:

  • Enviando un mensaje claro a Estados Unidos, sin romper la relación comercial.
  • Fortaleciendo la alianza con Canadá para hacer un contrapeso sólido.
  • Explorando opciones con China y otros socios estratégicos, dejando en claro que México no está atado de manos.
  • Aprovechando la situación para desarrollar sectores clave que reduzcan la dependencia comercial.

Las guerras comerciales no solo afectan a los gobiernos; al final las terminan pagando los ciudadanos.

El comercio internacional no es una pelea callejera. Es estrategia, paciencia y visión de largo plazo.

Si México mueve bien sus piezas, no solo resistirá el embate, sino que saldrá fortalecido, con una economía más resiliente, diversificada y menos expuesta a los caprichos políticos de Washington.

#CuartoDeGuerra | José Luis Lima González, columnista de LSR Hidalgo. X: @pplimaa