La moda es ventilar lo que sucedió al interior de la Selección Nacional Mexicana en Qatar 2022.
Edson Álvarez, Andrés Guardado e Hirving Lozano hicieron declaraciones esta semana sobre las decisiones que tomó Gerardo “Tata” Martino, timonel del Tricolor, durante la Copa del Mundo.
Más de un año pasó desde la peor actuación azteca en un Mundial; los comentarios de los seleccionados tendrán su dosis de verdad pero llegan a destiempo y exhiben un defecto de nuestros futbolistas: es más fácil justificar los malos resultados que asumir la responsabilidad de los mismos.
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En Qatar, el único que abrió la boca fue Luis Gerardo Chávez. El volante de los Tuzos fue al grano: “no entendimos lo que quería el entrenador”.
Las declaraciones de Álvarez, Guardado y Lozano alimentan el morbo de los medios y reporteros que ahora presumen que supieron de los problemas con el “Tata” y los jugadores, aunque ninguno investigó a fondo.
Javier Aguirre, quien lleva veintidós años dirigiendo fuera de b, casi todos en España, decía: “Cuando pierdes hay que cerrar el pico, comerse la derrota y ponerse a trabajar”.
El Vasco es un ferviente creyente de los códigos del futbol. “Lo que se dice y pasa en el vestidor, se queda en el vestidor”.
Allá por 1998, cuando Pachuca se jugaba la permanencia, en un partido contra el América, Aguirre dio la indicación de pararse bien en la cancha, aguantar antes de irse a la ofensiva.
“¡No estoy de acuerdo!”, clamó el capitán Guillermo Rivarola, encarando al técnico frente a todos, “¡tenemos que ir al frente, atacar!”.
El comentario le cayó pésimo al joven Javier, quien se mordió la lengua para mantener la armonía del equipo. Aquella tarde perdieron.
Cuando acabó el torneo y la escuadra hidalguense logró la permanencia, el primero en causar baja del plantel fue el “Tiburón” Rivarola.
“Aquí yo escucho a todos pero frente al grupo nadie está por encima de mi autoridad”, explicó luego el Vasco.
Las opiniones a tiempo, en el momento y lugar adecuados, generan consensos. Es una lección que Javier Aguirre aplica en su quehacer hasta hoy.
Los europeos entienden estás expresiones como parte de su profesionalismo; el mexicano, en cambio, la mayoría de las veces prefiere callar, voltear para otro lado y excusarse cuando las cosas no salen bien.
Actuar igual en la Selección Nacional conducirá a los mismos tropiezos sea quien sea el conductor del proyecto.
Remate
Rodeados por intereses comerciales y directivos, la fortaleza del equipo mexicano radica en su núcleo, en el liderazgo de sus figuras. ¿A quien le ven tamaños para asumir este rol en la convocatoria del Jimmy Lozano?
#CrónicasDeDeporte | Omar Pérez Díaz, columnista LSR Hidalgo. Twitter: @omarpdiaz