Pachuca.- Construido en 1596, el exconvento de San Francisco de Asis, en la calle Mariano Arista de Pachuca, es una de las construcciones emblemáticas de la capital hidalguense. No solo por su arquitectura barroca del siglo XVI que resulta atractiva a la vista. Entre sus muros se ocultan algunos misterios que le dan su valor histórico, cultural y son el asombro de sus visitantes.
Fue fundado por fray Francisco de Torantos (1569). La obra concluyó en el año 1660, y a lo largo de los años se ha convertido en el complejo religioso testigo de la historia minera y cultural de la región. Con el paso del tiempo, el exconvento se ha visto envuelto en una serie de enigmas. El relato más popular es el de los túneles.
Por debajo de esta gran construcción religiosa atraviesa una red de túneles que conectan este exconvento con otro de los edificios históricos en Pachuca; la sede principal de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), el edificio central de Abasolo. Antes, el hospital de San Juan de Dios.
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Los relatos locales mencionan estos pasadizos conectaban el convento con distintos puntos estratégicos de la ciudad, aunque hasta hoy su extensión y propósito exacto permanecen en la especulación. Para algunos, era un recurso de defensa en caso de ataque; para otros, un medio de comunicación discreto entre órdenes religiosas.
El túnel secreto
Debajo del templo del exconvento corre cerca de un kilómetro de túnel. La entrada a este pasadizo secreto se encuentra en un archivero de 16 cajones de madera donde reposa un cuadro con un pasaje bíblico. Es en uno de sus costados donde se encuentra la puerta.
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La entrada, estrecha, de no más de un metro de ancho y uno y medio de alto conduce hacia unas escaleras. Cuentan, los sacerdotes le llaman “El cuarto de los alacranes” y solo ellos tienen permitido abrir, aunque hoy en día, estos túneles han sido clausurados.
Estudiante desaparecido
Como en todo objeto misterioso, detrás le siguen múltiples historias y leyendas. De estos túneles hay infinidad de ellas. Algunos dicen que dentro de estos reducidos espacios han hallado cadáveres de fetos, relatos narran romances entre párrocos, monjas, médicos; hasta portales de tiempo.
En 1925 relatan, un grupo de estudiantes de la UAEH, antes Instituto Científico Literario del Estado, se aventuró a desafiar a las autoridades e ingresaron a estos túneles. Los 4 jóvenes apenas descendieron unos cuantos pasos cuando escucharon un fuerte grito detrás de ellos.
Asustados corrieron a la salida y al llegar a la superficie pudieron notar faltaba uno de ellos. Por más intentos que hicieron por llamarlo, reportar su desaparición y buscarlo, jamás volvieron a saber de él.
Misterios ocultos
Además de los túneles, el exconvento de San Francisco encierra otras historias y objetos enigmáticos. En este templo, se encuentra la momia identificada más antigua de México, casi 800 años, pero no es una momia cualquiera, se trata de una reliquia: el cuerpo incorrupto de Santa Columba.
Otro espacio reservado dentro del exconvento, y que es auténtico tesoro guardado, es la capilla de Nuestra Señora de la Luz. En este sitio se encuentra el único retablo estofado en oro, cuya belleza es innegable. ¿La conoces?
jgp
