PACHUCA. - Miguel Alejandro Quirino, originario de Huehuetla, escucha la palabra carnaval y a su mente llega la tradición implementada por Francisco García, de quien se decía tenía un pacto con el “chacholá” (diablo), pues bailaba sobre las brazas del fuego sin que resultara lesionado, según cuentan sus antepasados.
Miguel porta un traje de Comanche elaborado con corcholatas aplanadas, comenta que para cubrir la tela se requieren entre siete y ocho mil fichas aplanadas, lo que equivale a siete u ocho cuartillos de fichas de la cerveza que más se consume en el municipio y sus alrededores.
El gasto es de cerca de cinco a siete mil pesos por cada uno de los trajes, y reconoce que lo que más cuesta trabajo es aplanar las corcholatas, incluso hay personas que se dedican a ello, él es uno. La tradición - dice - comenzó desde que don Francisco García regresó de Estados Unidos e implementó los bailes y los vestuarios que representan a los Sioux del país del norte.
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“La vestimenta la hacemos con corcholatas de cerveza que más se consume en Huehuetla, Hidalgo, nos llevamos más o menos siete cuartillos de fichas que son alrededor de siete mil a ocho mil fichas y nos llevamos de 15 a 20 días para aplanarlas y el pegado en unos 10 días, en total nos tardamos aproximadamente un mes en todo el proceso”, expuso.
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Miguel Alejandro comparte que a él le gusta aplanar y hacer los vestuarios, además que pone especial empeño en que queden afilados, que la corcholata tenga el orificio en un mismo lugar y que se vea “tupido”.
Para reunir todas las fichas que se necesitan para la elaboración del traje de Comanche, recorren todas las cantinas de Huehuetla, San Bartolo Tutotepec, Tulancingo y Tenango de Doria, una vez que las han juntado las aplanan con el martillo o el mazo.
El penacho original emula la cola en vuelo de un guajolote, pero con el tiempo ha sido complicado mantener la originalidad. “Le estamos cambiando porque lo estamos modernizando”.
Como jefe de familia, Miguel considera que realiza la labor para heredar a sus hijos la tradición, incluso comenta que este año no estrenó vestuario porque hizo el de esposa y sus dos hijos, por ende, ya no le dio tiempo de hacer uno nuevo para él. El objetivo - dijo - es que la tradición no se pierda.
Recordó que anteriormente solo participaban hombres, pero actualmente, danzan hombres, mujeres, niños y niñas.
En Huehutla - menciona - el carnaval dura ocho días, al último día se le denomina la octava y ese día danzan sobre el fuego los indios con un disfraz de satín, descalzos, mientras los Comanches se encargan de que los espectadores se hagan a la orilla para que puedan ser protegidas durante el acto de la danza.
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