Cuautepec.— En el corazón del municipio textilero de Cuautepec, una familia apostó por romper esquemas en la floricultura regional al dedicarse al cultivo del lisianthus, una flor tan exótica como resistente, poco común en la zona y valorada por su belleza y duración.
Lo que comenzó como una inquietud de Javier Gutiérrez Martínez terminó por convertirse en un proyecto familiar, sus padres: “Tacho” Gutiérrez Rivera y Velina Martínez y su hermana Meliza Gutiérrez Martínez, posicionan al municipio como pionero en la producción de esta especie en Hidalgo.
La planta, cuyo nombre científico es Eustoma grandiflora, también es conocida como flor del desierto o “rosa de Sonora”, debido a su origen en las zonas semidesérticas del sur de Estados Unidos y el norte de México, particularmente Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Arizona y Texas.
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Aunque su genética fue mejorada por holandeses y japoneses, quienes actualmente lideran su reproducción con alta tecnología, la familia Gutiérrez importa la semilla o plántulo desde Holanda para cultivarla de forma artesanal en invernaderos propios.
“El lisianthus es una flor fina, única en su tipo, que puede durar hasta 25 días en un florero si se cuida correctamente. Algunas llegan incluso al mes”, explica Javier, ingeniero agrónomo y responsable técnico del cultivo.
Comparte que, a diferencia de otras especies como la rosa o el cempasúchil, su resistencia, gama de colores y cualidades estéticas la convierten en una opción muy solicitada en la florería especializada.
El lisianthus no es un cultivo común en México, aunque en estados como Puebla existen algunos productores, en Hidalgo, la familia Gutiérrez Martínez sería la primera en cultivarla. Su producción, de acuerdo con Javier y don Tacho, se realiza a través de ciclos que toman entre cuatro y cinco meses, con posibilidad de obtener hasta tres cortes por planta.
“El secreto está en el cuidado minucioso del tallo, donde suelen aparecer hongos que afectan la salud de la flor”, explican. Actualmente cultivan 14 variedades de lisianthus entre las más de 70 que existen, cuyos colores van desde el blanco, lila, rosa, verde, morada, vino y combinaciones únicas de pétalos dobles.
Cada semana cosechan lo más florido y lo llevan a la venta en la Plaza La Unión de San Pedro, en el municipio de Acaxochitlán, donde florerías locales, del estado y de todo el país, desde Durango y Sinaloa hasta Puerto Escondido y San Luis Potosí, adquieren su producción.
“Lo hermoso de esto es el fin que tienen, porque las flores acompañan momentos significativos para la vida de las personas, desde un regalo, una ofrenda en las iglesias, el adorno de fiestas, el tocado o ramo de las novias o para entregar a los difuntos y para nosotros eso es muy valioso”, indica Velina Martínez.
Don Tacho explica que originalmente su familia se dedicaba al cultivo de jitomate y cempasúchil, pero la falta de rentabilidad y los altos costos los llevó a buscar alternativas más viables, fue así como Javier descubrió el lisianthus, investigó sobre su siembra, importó las primeras semillas en 2023 y comenzó el proceso de adaptación en suelo, mejorando su producción con base en prueba y error.
Producción sostenible y visión a futuro
Uno de los principales compromisos del proyecto es su enfoque ambiental, aunque no se trata de una flor comestible, su manejo es prácticamente orgánico. Los productores emplean microorganismos benéficos en lugar de pesticidas, tanto para insecticidas como para fungicidas, reduciendo así el impacto en el entorno. “Aquí no trabajamos con químicos, todo es biológico. Queremos ser amigables con el ambiente y cuidar el agua”, comenta.
El proyecto también se vislumbra como una fuente de empleo para más personas. Actualmente es un esfuerzo familiar, pero buscan expandirse a través de asociaciones cooperativas locales, con la idea de consolidar una red de productores que permita exportar lisianthus al extranjero.
En un entorno donde los cultivos tradicionales ya no representan la misma estabilidad económica, la historia de la familia Gutiérrez abre camino hacia nuevas posibilidades, con un enfoque en la innovación, el conocimiento técnico y la sustentabilidad, están construyendo una floricultura distinta que podría sentar las bases para una industria emergente en Hidalgo.
“Para mí, como técnico, llega a ser estresante por la demanda en el cuidado, pero cuando veo la cosecha me siento satisfecho y agradecido con Dios. Vale la pena el trabajo. Ver el invernadero lleno de flores es muy bonito”, comparte Javier.
Los puntos de venta se encuentran en Plaza La Unión, San Pedro, Acaxochitlán y en calle Martínez Noble número 6 colonia Centro, Cuautepec de Hinojosa, los números de contacto son: 7751111147 y 771 686 0006.
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