Pachuca.— Tras revelarse casos de acoso sexual y abuso al interior de la Universidad Politécnica de Tulancingo (UPT), la Colectiva Feminista Mujeres del Tule se solidarizó con las estudiantes y docentes afectadas, al tiempo de exigir acciones contundentes por parte de las autoridades universitarias, particularmente del rector Felipe Olimpo Durán Rocha, quien no se ha pronunciado públicamente por las denuncias previas realizadas por alumnas.
A través de comunicado, la colectiva lamentó que, a pesar de las denuncias previas realizadas por alumnas de la UPT, las autoridades no han dado una respuesta clara ni han adoptado una postura frente a estos hechos. “Las escuelas y universidades deberían ser espacios seguros de aprendizaje, crecimiento y desarrollo, no escenarios de miedo e impunidad”, se expresó.
Violencia estructural en el ámbito educativo
Desde una postura feminista, Mujeres del Tule subrayó que la violencia de género en universidades no es un hecho aislado, sino una manifestación sistemática del patriarcado que por décadas ha silenciado y revictimizado a las mujeres. Denunciaron que agresores y acosadores continúan ejerciendo poder bajo el amparo de autoridades omisas, lo que deja cicatrices profundas en las víctimas y reproduce un entorno de intimidación.
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Hay antecedentes al reciente conflicto en la UPT
La Universidad Politécnica de Tulancingo ha estado bajo el escrutinio público luego de que fue difundido un video en el que un estudiante agredió verbal y físicamente a un profesor, por presuntos actos de acoso y burlas; en respuesta, estudiantes expusieron testimonios en redes sociales evidenciando acoso en la institución educativa y omisión de parte de la administración universitaria, que no ha atendido los casos.
“Las escuelas y universidades deberían ser espacios seguros de aprendizaje, crecimiento y desarrollo, no escenarios de miedo e impunidad. Lamentablemente la realidad nos golpea con historias de violencia machista que vulneran a nuestras compañeras, coartando su libertad y su derecho a una educación plena”.
Ante este panorama, la colectiva exigió tolerancia cero frente a cualquier manifestación de violencia contra las mujeres. “Ni un sólo caso de abuso, acoso o violencia debe ser minimizado, ignorado o justificado”, sentenció.
Entre sus principales demandas se encuentra: la implementación y aplicación estricta de protocolos de actuación, que incluyan protección a las víctimas, investigaciones imparciales y sanciones ejemplares. La formación con perspectiva de género para toda la comunidad universitaria: docentes, personal administrativo y estudiantes.
Asimismo, la creación de espacios seguros y de confianza, donde las alumnas puedan denunciar sin temor a represalias, con acceso a apoyo psicológico y legal. “No callaremos, no nos detendremos hasta que cada aula, cada pasillo y cada campus sea verdaderamente un espacio de respeto y dignidad para todas. ¡Se toca a una, respondemos todas!”.
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