Mineral del Chico.— Cada año, el corazón de Mineral del Chico es el epicentro de un día esperado para creyentes católicos: la Lluvia de Pétalos, una tradición religiosa que ha cruzado generaciones y que se mantiene viva a más de 150 años de la manda hecha por un minero, congregando a miles de personas para atestiguar y conservar pétalos de rosas que, de acuerdo con los fieles, servirán para purificar, proteger y sanar.
Con pétalos en mano Alejandra Gutiérrez Rivera, originaria de Pachuca, comparte que por primera vez acude a la celebración religiosa de la Parroquia de la Purísima Concepción junto a sus seres queridos, para dar gracias por su salud y el bienestar de su familia, luego de haber sido diagnosticada y tratada por cáncer de mama.
“Es la primera vez que vengo y ha sido una experiencia maravillosa, porque venimos con mucha devoción a dar gracias, llevo siete años de nueva vida y para mí era importante estar aquí”, conmovida expresa que el próximo año regresará nuevamente para recibir la lluvia de pétalos, los cuales utilizará para hacer agua de rosas.
Historias como la suya abundan entre la multitud que año con año asiste a Mineral del Chico, algunas personas llegan para cumplir mandas, otras para pedir favores y muchas más para agradecer los milagros recibidos. Al finalizar la lluvia, es común ver a las familias recogiendo con cuidado los pétalos que caen, los cuales son utilizados para baños de rosas que ayudan a la sanación física y purificación del espíritu, así como amuletos de protección.
“Los pétalos permanecen en la iglesia dos días y son bendecidos en ambas misas, para nosotros son benditos y en casa los utilizamos para bañar a mi familia, dependiendo la cantidad que podamos reunir, otra parte la conservamos en las puertas de la casa hasta que se desintegren por completo, como un símbolo de protección”, indicó Maribel Ortiz, visitante de Pachuca.
150 años de tradición
La tradición surgió hace más de 150 años por un minero quien pidió por la salud de su hijo y que en gratitud por el favor recibido prometió inundar de pétalos de rosa la Iglesia, desde entonces la promesa individual se convirtió en un acto colectivo. La lluvia de pétalos ahora forma parte de una gran celebración religiosa que incluye misas, el desfile y quema de Judas como parte de la finalización de Semana Santa.
Este año, productores de Tlaxcala, Puebla e invernaderos del municipio donaron 1.5 toneladas de pétalos de rosa roja, blanca, amarilla y rosa que se arrojaron al interior y exterior de la Iglesia de la Purísima Concepción y de los balcones de establecimientos de la calle principal, organizados por el Comité de Judas y por trabajadores del Ayuntamiento Municipal.
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