Pachuca.— “En Actopan podemos andar armados y matar a los perros nomás porque nos hagan algo y no va a ver justicia. Cómo es posible que la juez Bárbara Santos Ordóñez llegue a esos extremos y no haga justicia”.
Así lo expresó Daniel Gabriel López, vecino de la comunidad Santa María Magdalena, municipio Actopan, luego que la referida jueza no vinculó a proceso a un sujeto que disparó con una escopeta a su perro, de nombre Oliver, de raza rottweiler.
Tras acudir él y su mamá, así como Alba Luisa Jiménez del Ángel, presidenta de la agrupación La Jauría de Balú, a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH) a presentar una queja contra el actuar de la juez y de los ministerios públicos, insistieron en que se haga justicia, por la muerte de su perro que era considerado de la familia.
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Daniel Gabriel narró que los hechos ocurrieron el pasado 15 de mayo alrededor de las 11:30 de la mañana, cuando él y su esposa, acompañados de sus perros, fueron a cortar gualumbos al terreno de un familiar.
“Al venir de regreso, dos de mis perros se adelantaron y comenzaron a corretear algo, yo no me percaté qué era, pensé que quizá era algún conejo… se escuchó un disparo. Cuando llegamos al lugar, mi esposa fue la que vio a Oliver muerto y vi al fulano saliendo de la barranca con la escopeta en mano, él fue quien le disparó”, contó.
En el lugar, Daniel López cuestionó la acción, “en todo caso, si mi perro había agredido a su borrega, en todo caso, tiene un dueño y yo me hubiera hecho responsable de los gastos y pagarle a él. Este hombre dijo que pensó que el perro era callejero, sin embargo, mi perro traía un collar, ¿cómo no se dio cuenta que es de casa?”.
"Juez ni preguntó procedencia del arma"
De acuerdo con los denunciantes, el Ministerio Público demoró un día a iniciar la denuncia; además, tardó más de diez horas en hacer la necropsia al can, argumentó que no tenía recursos para hacer el peritaje y pidió a los afectados “arreglarse con el vecino” que baleó debajo de la pata izquierda delantera al can.
Ayer (miércoles), en una audiencia, la juez Bárbara Santos Ordoñez determinó que no hubo delito que perseguir, pues el responsable de dispararle al perro de Oliver no lo hizo con dolo. La resolución no fue compartida por los afectados.
“En Actopan podemos andar armados y matar a los perros nomás porque nos haga algo y no va a ver justicia. ¿Cómo es posible que la juez Bárbara Santos llegue a esos extremos y no haga justicia?”, expresó Daniel López.
El imputado fue señalado por el delito de maltrato animal agravado, ya que el sujeto disparó al lomito, lesión que le causó la muerte, por lo que de acuerdo con el artículo 349 decies del Código Penal de Hidalgo, al que dolosamente realice actos de maltrato o crueldad en contra de animales domésticos o ferales, causándoles lesiones, se le impondrá de tres meses a un año de prisión y multas de 25 a 50 unidades de medida y actualización (UMA’s), equivalentes a 2,074.8 y 5,187 pesos, respectivamente.
La agravante se aplica en caso de que las lesiones causen la muerte al animal doméstico o feral, se establece de seis meses a dos años de prisión y multa de 50 a 150 UMA’s, es decir, de 5,187 a 15,561 pesos.
“Nosotros pedimos el castigo conforme a la ley y que le recogiera el arma, incluso que investigaran si tenía un permiso, porque en esta zona donde mataron a Oliver está protegida, pues está dentro del Corredor del Puma. En una reunión de comunidad nos lo hicieron saber que ya nadie podía atacar con arma a un animal, ya sea un conejo, la juez no nos escuchó”, expresó Rosa Pérez Gabriel.
La juez, agregó, nos dijo que “él tenía derecho, porque en ese momento estaba con coraje, desesperación y tristeza y que le asistía el derecho. Entonces, mi pregunta es: si él tenía coraje tristeza y si sentía impotencia, yo al ver a mi perro muerto, ¿no podía yo sentir lo mismo?; yo creo que es lo mismo si él se tiene impotencia y tristeza porque estaban atacando a su borrega, yo también sentí lo mismo al ver a mi perro tirado sin vida”.
Por usos y costumbres, el juez conciliador de su comunidad ordenó que la borrega se quedara resguardada una semana en la propiedad de los dueños de Oliver. Sin embargo, hasta la fecha continua con el resguardo del animal “yo creo que no es justo que siga teniendo ese animal en mi casa, el señor no lo ha querido atender”, indicó la mujer.
sjl