San Felipe.- A 21 kilómetros de San Felipe, en el estado de Guanajuato, muy cercanas al rio La Laja, se encuentran las antiguas construcciones de lo que fuera la Hacienda de San José de La Quemada.
Esta ex hacienda de San Felipe, junto con la de San Diego de Jaral de Berrios, fue la más grandes de la región, y tiene como característica principal que en las cercanías de la casa grande se localiza un puente dentro del catálogo del Patrimonio de la Humanidad, en lo que era el Camino Real de Tierra Adentro.
San José de La Quemada aún conserva ese sabor que le han dejado sus más de cuatro siglos de existencia y se localiza en medio de la pequeña población denominada La Quemada, por un camino de terracería que parte del kilómetro 32 de la carretera federal 51 tramo Dolores Hidalgo-San Felipe.
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De acuerdo con el historiador Isauro Rionda Arreguín, su historia inicia a principios de la segunda mitad del siglo XVI, cuando Don Juan Sánchez de Alanís, Alcalde Mayor de la Villa de San Felipe, en nombre del Virrey Don Luis de Velasco, otorga a Don Esteban García, vecino de la misma villa, una merced de tierra consistente en un sitio de ganado menor, con fecha 6 de diciembre de 1562, y el 21 de abril de 1968 la vendió “en 300 pesos de oro común” al Bachiller Juan Alonso, quien su vez se le la vendió al también Bachiller Alonso Martínez, el 17 de enero de 1572.
Don Alonso falleció en 1596 y quedó como heredera su viuda Doña Virginia Escudero, quien vendió la hacienda a Don Alonso Pérez de Bocanegra “en la cantidad de 120 pesos de oro común”, a principios de 1597.
El 16 de febrero de 1597, el Cabildo de la Villa de San Felipe le otorgó una merced a Bartolomé Gómez, consistente en un sitio de ganado mayor, llamado La Laborcilla, y dos caballerías. El 26 de octubre de 1600, en el pueblo de San Juan de Río, Bartolomé Gómez vendió lo que le había dado a Alonso Pérez de Bocanegra ”en la cantidad de 120 pesos de oro común”.
Antes del 10 de junio de 1604, Alonso Pérez de Bocanegra le compró a Manuel López de Baena un sitio de ganado mayor en 450 pesos y adquirio otro sitio de ganado mayor y dos caballerías en 1605. Sobre estos terrenos se levantan las edificaciones del casco de la Hacienda de San Felipe de La Quemada.
En 1629 falleció el gran terrateniente, heredando los bienes su viuda Doña Elena de Arizmendi Gogorrón, quien tomó posesión de la cuantiosa herencia el 5 de marzo de 1634. La hija del matrimonio, Josefa, a la muerte de su madre, heredó la cuantiosa fortuna.
Doña Josefa Díaz Bocanegra y Arizmensi Gogorrón contrajo matrimonio con el Capitán Gaspar de Aragón, procreando un hijo, Juan Aragón Díaz y Arizmendi Gogorrón, quien compró a su madre la propiedad “en cinco mil pesos oro”, en 1679.
Siendo ya conocida con su nombre actual, la Hacienda de San José de La Quemada incrementó su agricultura y ganadería en sólo 2 años. Don Juan Aragón decidió venderla el 4 de septiembre de 1681 al Capitán Don Andrés Pardo de Lagos. En esta época la hacienda se componía de los siguientes sitios: La Laborcilla, La Quemada Vieja, La Laberintilla y Las Zahúrdas.
En 1696 pasó a manos de Don Joaquín Bautista de Olarzán y a su esposa Doña María Josefa de Castro, quienes adquirieron varios préstamos en base a la finca. Al no poder redimir sus deudas, la hacienda fue rematada públicamente en almoneda en la ciudad de México, el 19 de junio de 1739, siendo adquirida por Antonio de Lanzagorta y Urtuzuástegui.
?Don Antonio creó un Vínculo y Mayorazgo en el cual quedó incluida la Hacienda de San José de La Quemada. A la muerte de Don Antonio, le siguió en el Mayorazgo su hijo, Don Francisco Antonio de Lanzagorta y Landeta, que fue nombrado en 1749 Regidor y Alguacil Mayor de la Villa de San Miguel el Grande. Al morir Don Francisco Antonio en 1777, quedó al frente del Mayorazgo su viuda, Doña Rosalía Anacleta, ya que sus hijos eran menores de edad.
?En 1777 la construcción de la casa grande de la hacienda se encontraba junto a un pequeño arroyo que desembocaba en el cercano rio de La Laja, y a la mayor parte de la propiedad se dedicaba a la cría de ganado lanar, produciendo anualmente cerca de seis mil arrobas de lana. Una parte muy pequeña de la hacienda se dedicaba a la agricultura; siendo ésta para autoconsumo.
En esta época se construyó una capilla dedicada a San José, a un costado de la casa grande y al frente de la casa del mesón.
Een 1792 muere Doña Rosalia Anacleta, heredando el Mayorazgo al mayor de sus hijos, Juan José María Francisco Antonio, quien fuera héroe de la Guerra de Independencia, con el mando militar de mariscal. Don Juan José quedó como cabeza del Mayorazgo en 1794.
Guerra de Independencia
Durante la Guerra de Independencia, la hacienda de San José de La Quemada fue visitada por Don Miguel Hidalgo y Costilla, después de la Toma de Guanajuato, al recibir informes de que el general brigadier Félix María Calleja se encaminaba para hacerle frente.
?En 1811, cuando Calleja decidió regresar a la ciudad de San Luis Potosí, dejó en la retaguardia al teniente coronel Miguel Martínez del Campo que tuvo como cuartel y centro de operaciones la Hacienda de San José de La Quemada. Calleja había dejado instrucciones al Mayor Alonso de recorrer los pueblos cercanos a la Villa de Dolores, donde había fuerzas insurgentes.
Durante la lucha, la hacienda se vio bajo influencia de los grupos beligerantes, siendo su dueño Don Luis Gonzaga. Ya terminada la guerra y declarada La Independencia del país, en 1829 la hacienda paso a manos de Doña María Dolores Guadalupe Joaquina Ignacia Rosalía de la Santísima Trinidad, sobrina del General Ignacio Allende y quien vendió la hacienda en 1830.
?En 1872, la hacienda era propiedad de Don Joaquín Obregón González en la que tuvo un auge importante al ser nombrada como institución bajo el gobierno del general Porfirio Díaz. Don Joaquín donó el 18 de febrero de ese año el terreno necesario para el tendido de vías e instalaciones del Ferrocarril Nacional Mexicano a su paso por los extensos terrenos de San José de La Quemada, con lo que la hacienda prosperó al poder trasladar su producción agropecuaria (Frijol, maíz, trigo y chile colorado) a los mercados de Guanajuato, San Luis Potosí, Aguascalientes y la Ciudad de México,
Para fines del siglo XIX, era de las más ricas haciendas de San Felipe, junto con la de San Diego de Jaral de Berrio.
En esta etapa de auge, se completó la presa de la hacienda que persiste hasta nla actualidad con su enorme cortina de piedra.
?En la Revolución
Durante la lucha revolucionaria, la hacienda fue ocupada varias veces por diferentes grupos armados. Su capacidad agrícola se agotó por falta de trabajadores y de mercados cercanos, por lo que quedó propiamente abandonada hasta la década de 1930, cuando se realizó el reparto agrario.
San José de La Quemada aún se levanta orgullosa con sus grandes construcciones coloniales y neoclásicas siguiendo la moda de finales del siglo XIX, persistiendo como dueños de ésta maravillosa e histórica finca los descendientes de Don Joaquín Obregón González, la familia Langenscheidt.
El interior del casco está decorado con un sello propio y especial y ofrece entre muchas otras posibilidades, cursos programados de arte, y la posibilidad de renta para bodas, banquetes o reuniones especiales, además de que con su puente y presa forman un atractivo centro turístico.
Puente de La Quemada
Esta obra caminera unía a la ex hacienda San José de La Quemada con el camino hacía San Felipe, cruza el río La Laja que fue fuente de abastecimiento para la hacienda. Está hecho de piedra y el camino es de tierra. Se encuentra sostenido por 5 grandes arcos de piedra con bases triangulares.
Este puente no es actualmente transitado con frecuencia, ya que hay otras vías alternas que comunican la ex hacienda con San Felipe.
El Puente de La Quemada se encuentra dentro del catálogo del Patrimonio de la Humanidad, en lo que era el Camino Real de Terra Adentro.
| Con datos de: Rionda Arreguín, Isauro. Haciendas de Guanajuato. Editorial La Rana, Guanajuato, 2004, pp. 157-162
| Con fotos de: Economía y Turismo San Felipe/Redes Sociales
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