San Francisco del Rincón.- San Francisco del Rincón, no es solamente conocido como la capital mundial del sombrero, sino también por ser un lugar donde habitaron y habitan brujos, brujas, curanderos y santeros que practicaban y practican la hechicería, según cuentan sus mismos habitantes.
Al menos en los municipios vecinos, como León, Silao, Purísima del Rincón y Ciudad Manuel Doblado, todavía es algo común escuchar la frase: “Vete a San Pancho para que te hagan en una limpia”, dicha a quienes pasan por situaciones difíciles
Lo cierto es que San Francisco del Rincón tiene como legado “la brujería” y sobre esto se han difundido entre los mismos pobladores relatos que parecen sacados de la imaginación.
Te podría interesar
El inicio de la fama de brujos
Un relato empezó a difundirse, cuando a partir del 31 de diciembre de 1845 el entonces alcalde don José Atanasio Guerrero, propietario de la vecina Hacienda de La Sarteneja, convocó a los jueces auxiliares de la ciudad para que ordenaran a la población que el domingo 4 de enero de 1846, acudiera a la plaza de San Francisco y no en la de Purísima a donde acostumbraban a hacer sus compras, para lo cual mandó quemar la abundantísima hierba que crecía en el jardín, donde se iba a instalar un lugar de mercaderes de San Pancho.
Cuentan que José Atanasio hizo correr la noticia de que ese primer domingo del nuevo año iban a ser exhibidas y quemadas en leña verde dos mujeres del Barrio de la Cebolleta, que habían sido sorprendidas en plena acción de hechicería.
La leyenda
Se dice que, durante su recorrido habitual por el rumbo poniente de San Francisco, un guardia se acercó sigilosamente a la casa de una ex amasia suya y se había asomado a mirar a través de la cerradura de la puerta. Su sorpresa había sido terrible al comprobar que allí, dos mujeres, Antonia Lomeña y Jacinta Parra, llevaban a cabo una ceremonia de brujería donde él estaba incluido.
Mientras su ex amasia repetía su nombre junto con algunas imprecaciones, la otra, acompañada de un gato y rodeada de cabos de velas encendidos, hacía señales cabalísticas. Al guardia no le cupo duda: Él iba a ser el hechizado. Asustado, corrió a avisar al alcalde, don José Atanasio Guerrero, quien inmediatamente las mandó aprehender.
La historia del frustrado hechizo y la eficaz captura, fue creciendo con los chismes del vecindario, junto con la noticia de lo que iba a suceder con las brujas y se esparcieron por la ciudad, por lo que el día que se instaló el mercado hubo gente de todos los rumbos, porque querían presenciar la quema de las brujas y de paso hacer sus compras en los diversos puestos instalados en el jardín.
Ese primer domingo de 1846, se supo solamente que la quema de las dos brujas se había pospuesto para el domingo siguiente. Los vestigios de hierba quemada que muchos vieron en el jardín dieron mayor verosimilitud al relato, de modo que la nueva semana ayudó a difundir aún más la noticia. Y al domingo siguiente, hasta los pobladores de Purísima y su jurisdicción se habían sumado a las filas de visitantes de la plaza. Pero tampoco hubo quema, que otra vez fue pospuesta, sin que nadie supiera por quién, para la semana siguiente.
Finalmente, al tercer domingo, cuando un verdadero tumulto recorría y compraba en el mercado de San Francisco, se llevó a cabo, no la cremaciónsino la exhibición y desfile de ambas brujas, muy bien ataviadas con los más obvios y ostentosos implementos de su supuesto oficio:
“Sirviendo de cabalgadura a una un asno de mal aspecto que tiraba la otra del ronsal, y ambas portando las insignias de su supuesta magia, cuales fueron: el gato coreográfico, algunos muñecos, unos rosarios de cabos de velas al cuello y otros a manera de penachos de plumas de pavo común en la cabeza”.
Pero no fueron quemadas. Aunque se logró el objetivo del alcalde, promover las ventas de los comerciantes locales.
Y este fue el relato que se contaba y se sigue recordando en la ciudad:
¿Ya no hay brujos en San Pancho?
Desde el tiempo del alcalde José Atanasio Moreno, ya se conocía en San Francisco del Rincón sobre la existencia de curanderos, hechiceros y brujos, mismos que en la actualidad todavía existen, quien han realizado y realizan “servicios” de limpias, curaciones contra el espanto, protecciones contra envidias, atraer el amor y el dinero, e incluso para sanaciones de alguna enfermedad, que forman parte de la esencia del municipio y por lo cual son conocidos incluso a nivel nacional.
Relatos reales o leyendas se han formado en torno a la actividad de la brujería en San Pancho, por lo que a continuación damos a dos personajes relevantes, uno que dio renombre a la ciudad y otro de leyenda.
El Brujo Mayor
Don José Natividad Reyna Moreno, quien nació el 25 de diciembre de 1904 en San Francisco del Rincón y falleció el 7de diciembre de 1995, en Romita, cuando estaba por cumplir 95 años de edad, fue reconocido como El Brujo Mayor de San Pancho, por su vida de constante ejercicio y por la ingesta de medicinas naturales.
Fue un gran promotor de danzas autóctonas y a su velorio, en su casa ubicada en la calle Benito Juárez No. 648, asistieron personas de diversas entidades del país, además de extranjeros provenientes de países como Alemania, Holanda y Estados Unidos, muchos de los cuales fueron sanados a través de la magia blanca que practicaba Natividad Reyna.
Personaje ilustre de San Francisco del Rincón, es reconocido en todo el país como promotor de la danza regional. Por ello develaron una estatua de él en el Camino Viejo. Aunque anteriormente se encontraba en San Miguel.
Participó en películas y programas como “México, Magia y Encuentro”, que era un segmento del programa “Siempre en Domingo”, que conducía Raúl Velazco . Y fue inicidor de la tradición de danzar en la Novena de San Francisco de Asís.
Por si fuera poco, bailó para el presidente de la República, Manuel Ávila Camacho, en la recién inaugurada Mansión de Los Pinos.
El Brujo Elpidio
Una de las leyendas de León que en un tiempo fueron un tema de charla muy frecuente entre los leoneses es relacionada a la denominada Casa del Diablo, una casa donde se brindaban servicios funerarios y donde la gente comentaba, hace poco más de 40 años: “Llegó el diablo y se llevó el cuerpo de una persona que estaban velando”.
Durante más de 20 años la casa-funeraria permaneció abandonada, ubicada en la esquina de las calles 20 de Enero (Antes Zenzontle) y Cuauthémoc (Antes Unión), de la colonia Obregón, muy cerca de centro de la ciudad.
En esa esquina considerada por muchos años como tenebrosa, se encontraba la casa funeraria “Cristo Rey”, y se dijo que, debido a la muerte de un brujo de renombre de San Francisco del Rincón, al que le llamaban Elpidio, sus familiares llegaron a ese lugar para solicitar los servicios funerarios.
Sus familiares señalaron que Elpidio les había pedido que cuando muriera no lo enterraran, que lo mantuvieran en su casa acostado por tres días y esperaran después de ese tiempo, pues a la medianoche algo iba a pasar.
Sus familiares no cumplieron ese deseo y de San Pancho lo trasladaron a León, donde contrataron el servicio en la casa funeraria y esa medianoche en que llegó el cuerpo, un fuerte viento derribó todos los objetos que estaban en el lugar, como los cirios, veladoras, sillas y mesas, incluso el ataúd cayó al piso.
Todos salieron corriendo del lugar y cuando el fuerte viento dejó de escucharse, familiares y empleados de la funeraria regresaron al interior, donde la sorpresa mayor fue que el ataúd en el piso se encontraba vacío, además de que observaron arañazos y una enorme grieta en el techo, por la que “El Catrín”, como así catalogaron al diablo los familiares y algunas personas que ese día se dieron cuenta del suceso, se había llevado al brujo.
Por lo anterior y por muchos relatos que se han transmitido de generación en generación, San Francisco del Rincón es conocido como “tierra de brujos”.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO