León.- En la calle Nicaragua No. 502 de la colonia Arbide, en León, se encuentra una de las muchas taquerías de la ciudad, aunque su nombre, que se puede apreciar por encima del puesto, llama la atención: “El Catorce”, acompañado de la imagen de un hombre con sombrero.
¿Por qué se llama así? Quienes atienden esta taquería, siempre muy concurrida por clientes durante las noches, son originarios de San Julián, Jalisco, uno de los municipios donde estuvo muy activa la Guerra Cristera (1926 a 1929) y en donde, al igual que muchos habitantes de la zona de Los Altos de Jalisco, todavía recuerdan y honran la memoria de uno de los coroneles cristeros: Victoriano Ramírez López, conocido como “El Catorce”.
De ahí el nombre del puesto en León, en donde venden tacos al estilo Jalisco y donde tienen la imagen con sombrero de El Catorce.
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¿Quién fue y por qué le decían El Catorce?
Victoriano Ramírez nació el 13 de abril de 1888 en Rincón de Chávez, San Miguel el Alto, Jalisco y falleció el 16 de marzo de 1929 en Tepatitlán de Morelos, Jalisco.
Nunca asistió a la escuela y su madre lo educó en cuestiones religiosas.
Cuando tenía 20 años (1908) se fue a los Estados Unidos en busca del “sueño americano” y desde allá enviaba dinero a sus padres. Un año y medio después regresó, tras la muerte de su madre.
En San Miguel el Alto estuvo preso por un homicidio durante una riña, de donde escapó. Catorce hombres armados salieron a buscarlo. Victoriano se enfrentó a sus perseguidores y desde un cerro empezó a dispararles y no dejó ni a uno vivo. Posteriormente, recogió las 14 armas de sus víctimas y las envió con un mensajero al Jefe de Armas de San Miguel, junto con un recado donde le recomendaba que "no le enviase a buscar con tan poca gente".
De ahí el sobrenombre de El Catorce.
Guerra Cristera
Victoriano Ramírez fue uno de los primeros en unirse a la lucha cristera. Junto al regimiento de San Julián se levantó en armas en enero de 1927. Comandaba el escuadrón de San Miguel, también conocido como: Dragones del Catorce, el cual formaba parte del regimiento de San Julián, bajo el mando del general Miguel Hernández.
De acuerdo con historiadores, El Catorce fue un hombre muy valiente, de tal forma que los callistas tenían temor cuando en los combates se oía el grito de ¡Viva El Catorce! Además de tener fama por su magnífica puntería.
El 15 de marzo de 1927, en la batalla de San Julián, El Catorce resistió por un día las cargas federales del general Espiridión Rodríguez, y con la llegada de apoyo del general cristero Miguel Hernández González, lograron propiciar la peor derrota del ejército federal en todo el conflicto armado.
Fue de los pocos cristeros que no huyeron en mayo de 1927, ante la contraofensiva federal.
Antes de su muerte
En una plática sostenida entre Victoriano y el padre Heriberto Navarrete, éste le llamó la atención por su conducta (Por mujeriego) y le preguntó cómo se llamaba su mujer legítima, a lo que él respondió: "Cualquier mujer es legítima".
Fue acribillado por sus propios compañeros. Las dificultades que surgieron entre El Catorce y sus compañeros se iniciaron, según parece, con las reformas de organización que el general Enrique Gorostieta Velarde estableció entre los contingentes cristeros. El Catorce, al ser menoscabada su autoridad, estuvo en desacuerdo con la nueva organización propuesta, por lo que fue relevado de su cargo, y se le prohibió rodearse de hombres armados, con excepción de una pequeña escolta.
El Catorce no acató las órdenes y, como la gente de San Miguel el Alto lo quería mucho, aumentó su escolta. El padre Pedroza lo invitó a reconcentrarse en la lucha cristera, pero Victoriano se negó.
El padre Aristeo Pedroza, Heriberto Navarrete y Mario Valdés, fueron en su búsqueda con 300 hombres y encontraron al Catorce en la cumbre de El Carretero, al mando de 100 compañeros. Finalmente, fue sometido, y en juicio sumario se le acusó de malversación de fondos, insubordinación y resistencia a las órdenes superiores, por lo que Aristeo Pedroza ordenó su ejecución.
Antes de ser fusilado, Victoriano se atrincheró en su celda y para llevarlo al lugar del fusilamiento tuvieron que derribar la puerta con un ariete, y el reo salió y brincó hacia el hombre más cercano para intentar quitarle el arma y fue herido de muerte al recibir un tiro en el corazón.
Sus restos descansan en las Catacumbas Guadalupanas, debajo del Templo de Nuestra Señora de Guadalupe, en la ciudad de San Miguel el Alto.
Su muerte generó enfrentamientos entre el general Miguel Hernández y el general Enrique Gorostieta, así como un gran rechazo del pueblo.
Por ese motivo, El Catorce es un personaje muy recordado en la región donde nació y luchó (Los Altos de Jalisco) y, muchos jaliscienses, fieles a las tradiciones familiares, lo llevan presente en sus mentes y en sus corazones, como en el caso de los dueños de la Taquería El Catorce en León.
