León-. Víctor Manuel y la chata (una perrita chihuhua) son amigos inseparables desde que una de sus hijas se la regaló y desde entonces se ha vuelto una amistad especial. Él la lleva a todos lados, incluso la perrita ya sabe subir a la bicicleta de un brinco y logra sostenerse en el manubrio. Lo aprendió cuando apenas tenía unos meses.
Pasean juntos por la zona peatonal mientras atardece, hace calor y Víctor cada que saca a pasear a la chata al centro de la ciudad, siempre le compra un barquillo de helado napolitano, disfrutan de una tarde calurosa de mayo, juntos en la bicicleta llaman la atención de quienes gozan de la sombra de los árboles de la plaza principal o beben café en la terrazas.
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“Me la trajo de un rancho mi hija, ya tengo con ella 5 años, se duerme conmigo, la saco a todos lados a pasear, le compro su barquillo y la paseo un rato” dijo Victor, vecino de la colonia El Coecillo, la perrita degusta un helado a tres sabores, chocolate, fresa y vainilla.
Cada que él se va, ella lo espera impaciente, hasta que llega y le hace fiesta por volverse a ver de nuevo, como cuando Hachiko, el famoso perro japonés esperaba a su amo Hisesaburo Ueno en la estación del tren.
Para Víctor es más que una compañía, es un apoyo incondicional cuando algo no anda bien: “Para mí es lo máximo e inolvidable tener una compañera como ella, cuando estoy triste me sigue a veces me ve llorar y se me acerca y ahí está conmigo como queriéndome platicar a ver qué pasa o qué me pasa, pero siempre está conmigo”.
“Sí un día me faltaría, me muero, me daría mucha nostalgia, los hijos se van y crecen, siguen su vida y su rumbo, ella es mi amiga inseparable”
Además del helado napolitano Víctor le prepara croquetas con menudencias de pollo, tiene su casa de madera y una colchoneta dentro.
“Es una amiga inseparable, me sigue para donde quiera y andamos para donde quiera, cuando no me ve, me anda busque y busque, ya cuando me encuentra se pone bien contenta y feliz” dijo su amo Víctor