HISTORIAS DE LEÓN

Un perro ciego se gana el amor del Barrio de San Miguel

En el tradicional barrio de San Miguel vive el pulgas un perro que es ciego y que se ha ganado el cariño de los leoneses, les gustan las quesadillas

El pulgas, se ha ganado el cariño de los vecinos de Barrio de San Miguel, busca comida en los puestos de comida
El pulgas, se ha ganado el cariño de los vecinos de Barrio de San Miguel, busca comida en los puestos de comidaCréditos: Fotografías: Eloy Japhet Esquivel Vázquez
Escrito en GUANAJUATO el

León-. Le dicen El Pulgas, apenas y puede andar, cansado, a pequeños pasos y de poco en poco, recorre las calles del barrio de San Miguel. El Pulgas no ve, solo se fía de su sentido del olfato y de sus oídos para buscarse su comida, pese a que compite con otros perros del vecindario, se las arregla para llegar a los puestos de tacoscarnitas o quesadillas en los que se queda quietecito a esperar como un viejo barbudo, vagabundo y sabio.

El Pulgas tiene un itinerario de almuerzo y cena, por las mañanas prefiere las quesadillas de la calle Tierra blanca y por las noche, es común verlo en las quesadillas de la Grijalba, en ocasiones llega solo u acompañado de otros perros que le ganan la comida, con la testa baja, con sus ojos perdidos en la nada de su ceguera, a los de San Miguel les causa ternura, lo alimentan y lo aprecian, le acercan la comida al hocico.

El Pulgas

 “Huuuuuu ya está viejito, no ve nada, siempre se anda por hay” dice una señora mientras con sus manos parte un pedazo de quesadilla con guisado de chicharrón prensado, el perro se queda quieto, sin ver la comida, solo baja su hocico al suelo y ubica el alimento y mastica, lentamente, así le dicen El Pulgas y es un perro que se ha convertido en parte del icónico barrio de San Miguel.

Los de la “San Mike” (como suelen decirle al barrio) le guardan cariño al perro, camina en las calles, se detiene a ratos a descansar. Es un perro mediano, casi en los huesos, de pelo entre café y negro, siempre jadeando, boqueando, y respirando con dificultad así es El Pulgas.

Cuando llega a las quesadillas solo se dispone a esperar, pone atención, trata de escuchar y gira la cabeza por si  alguien le comparte un trozo de quesadilla o gordita, quienes ya han empezado a comer, lo miran con curiosidad y saben que es el perro más viejo de San Miguel, quizá se pregunten: ¿Cómo sobrevive un perro tan viejo en un barrio peligroso? ¿Cómo ha sobrevivido a otras jaurías en la pelea por el territorio urbano? ¿Tendrá casa? ¿Alguien le dará cobijo en las noches de frío?