Victoria.- En el año de 1800, aproximadamente, a 5.1 kilómetros al norte de Victoria, se fundó una comunidad indígena otomí que fue denominada Corralillos, debido a unos corrales cercanos a un potrero, misma que en la actualidad es conocida por sus rutas de senderismo por cactáceas gigantes y pinturas rupestres, y en donde aproximadamente en 1810 empezó a construirse una hacienda que después de permanecer abandonada y semidestruida por el paso de los años, en la actualidad está siendo restaurada por los mismos habitantes de dicha comunidad.
De generación en generación, los habitantes de esta comunidad han preservado su historia, como el detalle de señalar que este poblado se llamaba antes San Antonio, posiblemente por motivo de la influencia de algunos frailes evangelizadores, aunque la imagen del santo fue robada y decidieron que el nombre quedara sólo como Corralillos.
Posteriormente y hasta la fecha, su nombre es conocido como Tierra de Gigantes Ejido San Isidro Corralillos, y sus pobladores buscan preservar su historia, por lo que desde hace algunos meses han empezado a transformar la Ex Hacienda de Corralillos, la cual conserva todavía algunos detalles de su estilo señorial en sus paredes y pisos, aunque están sin techo algunos de los cuartos de la Casa Grande.
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Personas como Don Lupe Amador, Jaime Estrada y Gustavo López, son algunos de los lugareños que encabezan la restauración de este lugar que empieza a recobrar su grandeza y dejar de ser un sitio plagado de murciélagos.
Algunos de los pasillos ya han sido restaurados, sus paredes pintadas, se arreglaron puertas y ventanas, el patio que estaba cubierto de escombros ha empezado a florecer.
Ya empiezan a lucir de nuevo los espacios interiores de la casona: Cocina, comedores privado y familiar, recamara principal y otros cuartos utilizados para la familia y otros para trabajadores, la troje donde se almacenaban granos y la bodega donde se guardaban los implementos de los caballerangos, entre otros.
Todavía se conservaban en buen estado los pisos y paredes originales, aunque fue necesario darles “una manita de gato” para lucir como nuevos.
Destaca en su interior una escalera de caracol que lleva hacia la azotea, donde hay una especie de fortín, en el que hay sólo algunas rendijas desde donde los trabajadores de la hacienda disparaban contra bandoleros que pretendieran apoderarse de la hacienda.
En la recamara principal hay una ventana con vista a los cercanos terrenos donde estaban las caballerizas y en la actualidad se puede ver el tráfico por la carretera que va a Victoria, la que resulta una visión desde el pasado hacia el presente.
Cabe mencionar finalmente que la Ex Hacienda Corralillos será destinada para las reuniones sociales de los propios pobladores y sin duda será un atractivo turístico adicional de esta comunidad, a los que tiene en sus cercanías por sus cactus gigantes y paredes rocosas con pinturas rupestres.