Guanajuato.- Fue el 13 de enero del año 2009, cuando se dio a conocer que besarse en público sería castigado con sanciones económicas y hasta penas de cárcel en la capital de Guanajuato, de acuerdo a la normativa municipal que se pretendía aplicar, que además prohibía pedir limosna, decir malas palabras y vender artículos en la calle.
El ayuntamiento, presidido por el entonces alcalde Eduardo Romero Hicks del Partido de Acción Nacional (PAN), buscaba también castigar a los promotores turísticos que se acercan a los autos, aquellos que se pueden ver desde el acceso a la capital, así como a quienes no usaran los puentes peatonales, a los limpiaparabrisas y a los que hicieran manifestaciones callejeras.
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Quienes incumplieran la norma podrían ser castigados con 36 horas de cárcel o multas de hasta treinta salarios mínimos (unos 1500 pesos, de aquel entonces).
Sin duda, uno de los atractivos turísticos de Guanajuato capital es El callejón del beso, que como su nombre indica es un lugar donde los visitantes se besan para disfrutar así de siete años de felicidad, según una leyenda.
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Después de vertirse diferentes puntos de vista a la opinión pública, entre ellos el del regidor Jorge Luis Hernández, que calificó la propuesta del PAN como una "vuelta a la Edad Media" y definió el Bando de Buen Gobierno como "de mal gobierno".
En su opinión, el texto realizado por la comisión del ayuntamiento que buscaba las prohibiciones, dijo que "carece de técnica legislativa y contiene más de cien errores" y "es muy grave que no pueda ser revisado hasta dentro de dos años", como dicta la ley local.
El propio Partido Acción Nacional (PAN), se deslindó terminantemente del bando declarado en Guanajuato.
Se decidió no hacer los cambios en los reglamentos locales, pues tan solo con el anuncio previo de prohibir los besos de manera pública, el ayuntamiento envió a ‘la congeladora’ dicha propuesta.