Por muchos años fueron las oficinas del PAN, luego una librería, una estambrería y después una cafetería. Hoy este edificio sobre la calle Madero de alrededor de 50 años de antigüedad ha sido rescatado por un gimnasio que también llegó a modernizar la esquina en la que ha estado por años.
Sobre la calle Madero, esquina con Motolinía, un edificio que tiene como vecinos inmuebles del siglo pasado con acabados antiguos, se alza irrumpiendo con la armonía de aires tradicionales en la zona centro.
En la planta baja, un café restaurante le da la bienvenida a parejas, amigos o a quienes tienen sus trabajos en el centro y buscan un punto de reunión. Desayunos comidas y cenas atraen a decenas de personas diariamente, pero es mucho más arriba, de donde viene el dinero que mantiene vivo este viejo edificio.
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El primer, segundo y tercer piso están ocupados por un gimnasio de nombre Madero Fitness. Área equipada de pesas, caminadoras, escaladoras y una zona para realizar distintas actividades aeróbicas ahora llenan los pisos de un edificio que pudo haberse convertido en uno más de los que lucen deteriorados y en abandono.
En las noches se nota más la modernidad con la que desentona su zona por sus luces blancas y azules neón que le dan a la colonia Centro un aire diferente que recuerda a la gente que lo antiguo poco a poco comienza a ser devorado por lo nuevo.
Pero a pesar de todo, a pesar de la modernidad con la que algunas zonas del centro se van decorando. Su apariencia antigua, clásica e incluso vieja, no deja de hacerla la característica favorita de las personas mayores que recuerdan los paseos con su familia cuando eran niños ni de la gente joven que camina todos los días por sus calles buscando una banca para descansar o un rico lugar para comer, como en los viejos tiempos.