León, Guanajuato.– La mañana de este lunes, el equipo de La Silla Rota acudió a la sucursal de Telmex ubicada sobre la calle Agua Azul, en la colonia Jardines del Moral. El objetivo era simple: verificar si todavía funcionan los teléfonos públicos.
En la entrada de este centro de atención, aún hay tres teléfonos fijos instalados en módulos grises. Uno está completamente destruido. Los otros dos parecen estar en buen estado, pero nadie los usa. Están ahí, visibles, pero abandonados por la rutina de quienes entran y salen del edificio.
Un reportero del medio adquirió una tarjeta Telmex de 30 pesos. En esta sucursal todavía se venden tarjetas de prepago en montos de 30, 50 y 100 pesos. No hay carteles que adviertan sobre el estado del servicio. La compra fue directa y sin cuestionamientos.
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Tras introducir la tarjeta en ambos teléfonos disponibles, ninguno respondió. No hubo tono, no hubo señal, no hubo respuesta. La tarjeta fue leída por las ranuras, pero no funcionó para realizar una llamada. El saldo quedó sin poder usarse.
El reportero se dirigió al área de atención a clientes. Una empleada explicó que no hay un control o reporte sobre el estado de funcionamiento de los teléfonos públicos en cada sucursal. Aun así, ofreció buscar en su sistema otras oficinas de Telmex en León donde existieran teléfonos disponibles para intentar usar el saldo.
Entregó una hoja con varias direcciones: Telmex del López Mateos, el de Pino Suarez, y de la calle Zafiro. En todos esos lugares, el resultado fue el mismo: los teléfonos están físicamente ahí, pero ninguno funciona. Algunos están vandalizados; otros, simplemente, no tienen línea.
El saldo de 30 pesos quedó inutilizado. No se puede recuperar. No hay aparatos disponibles para gastar esa tarjeta. Aunque el producto sigue a la venta en los centros Telmex, el servicio ha desaparecido sin aviso.
Durante el tiempo de observación en la sucursal de Agua Azul, ningún cliente se acercó a los teléfonos públicos. Incluso personas que esperaban su turno lo hicieron a escasos centímetros de los aparatos, sin notar que estaban parados junto a un dispositivo que, hasta hace unos años, era clave para comunicarse.
El reportero continuará recorriendo otros puntos de la ciudad. El objetivo es claro: encontrar al menos un teléfono público funcional. Esta nota da cuenta del primer intento. Por ahora, el saldo sigue ahí, cargado, pero sin destino.
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