León-. Es un 2 de noviembre en el Panteón San Nicolás. Se viven momentos solemnes en los que se está en silencio en recuerdo de quienes ya se han ido, pero… también se vive un espíritu festivo por el Día de los Muertos en un ambiente de música de banda y tríos de música tradicional norteña entre las tumbas; las mujeres mayores emiten cánticos y oraciones, así rememoran a los difuntos.
Juan Manuel Córdova Galván no dejaba de mirar la gaveta, cuya mirada se tornó triste, ahí descansan los restos de su hijo; falleció a la edad de 25 años por un accidente de trabajo como jardinero del Municipio de León. Su hijo se llamaba Ricardo Córdoba Montes.
“Diario lo recuerdo… Diario… Diario le lloro, aun así, qué tiempo. Lo recuero cuando lo mirábamos, cuando nos juntábamos… Que había una reunión, era muy alegre. Le faltaban dos meses para entrar a trabajar al municipio de plaza” dijo Juan Manuel
Te podría interesar
“Era muy bueno para podar los árboles iba a trabajar en la jardinería del gobierno. Siento que yo… Que el día que se me quite de la mente es cuando yo me vaya, es un sacrificio diario… diario… diario… De verlo en la casa, de verlo en su foto, reniego… Por qué te lo llevas, aquí estamos en espera de tener un consuelo, una alegría, pero no” dijo Juan como recordando con la mirada hacia al suelo.
Juan le daba mantenimiento al cajoncillo en donde descansa su hijo, acomodaba unas flores dijo que… “Quisiera verlo uno, llegar y abrazarlo, perdí una mano. Era mi mano derecha, se me acaba la fuerza”.
Le gustaban las cumbias
En una de las gavetas del sonaba una cumbia con el ritmo de Poncho Zamudio. Es el descanso final de Juan Martínez Pérez García fallecido a la edad de 26 años, frente a su compartimiento estaba su hermano y su pareja, ambos se dieron un tiempo para venir a visitarlo.
Le pusieron una de las canciones que tanto le gustaba, lo recordó su hermano “Era un año más grande que yo. Le gustaban mucho las cumbias y también le gustaba pos también tomar, ¿A quién no verdad?”.
Su hermano lo recuerda en los bailes en la colonia Santa Clara y por eso le pone una grabadora en su tumba, así compartió los gustos de Juan “de comida lo que viene siendo de aquí, lo que es de guacamayas, duros, aguas frescas”.
“Ahí en la colonia donde vivíamos en Santa Clara, él de ahí no salía del bulevar Torres Landa, lo reportaban pues que se lo llevaban para la cárcel. Él perdió un pie y más antes y se iba a los bailes, se quedó allá en Laredo Tamaulipas, se quedó dormido, puso el pie en la vía y paso el tren y se lo mochó” explicó el hermano de Juan Martín que sigue visitándolo en Día de Muertos y le pone sus cumbias.
El muro de los angelitos y Melina
En una gaveta adornada con flores de cempasúchil color naranja y algunos claveles blancos descansa Melina Gonzáles Nava, su nombre aparece con letras de brillantina dorada. Comparte lugar con otros pequeños que ya partieron, con sus gavetas decoradas con juguetes, muñecas, coches y dulces. Todo lo que a ellos les gustaba.
Frente a su cajoncillo están sus primas María Guadalupe, María de los Milagros, Ángel Uriel y su tía Martha, todos le lloran en silencio, no la olvidan, la visitan constantemente y no dejan de demostrarle su amor y tantos momentos de diversión juntos.
La visitan cada quince días, juntas veían el programa de televisión Masha y el Oso. “Le gustaba mucho, ella se parecía mucho a Masha”dijo María Guadalupe. Sus primas adornan siempre la gaveta con flores y globos de su personaje favorito: Masha.
Melina es un angelito del Panteón San Nicolás, sus primas con quien vivió tantos instantes juntas la visitan periódicamente para dejarle un dulce o algún recuerdo. “Ella es más educada, muy calladita y más güerita que nosotras, sus papás si vienen a cada rato, nosotros cada quince días y sus papás cada viernes. Convivvía mucho con ella vivíamos antes con ella, pero luego nos fuimos, juagábamos a las escondidas o las traes” dijo María Guadalupe
Sabina siempre ofreció un taco
El solo recuerdo de Sabina provoca en sus hijas una sonrisa. En la comunidad de San José del Alto la conocían por afable y con un gran amor de madre. “Ella era muy querida por todos y a toda la gente que iba les ofrecía un taco”.
Fue madre de 5 hijos: Benjamín, Magdalena, Marielena, María Eugenia y Wenceslada Torres Solís. Tuvo 30 nietos y más de 30 bisnietos. “Los que se adjudican que sea su abuelita”, dijo una de sus hijas, que visita la tumba de su madre cada fecha especial para la familia.
La familia Torres Solís se reúne para recordar a Doña Sabina. “La recordamos muy alegre, muy contenta, ella visitaba a todos sus hermanos a todas sus hijas nos quería mucho, a sus papás, a su marido, muy trabajadora, nos platicaba sus historias desde que estaban los cristeros, la revolución, ella era de Santa Rosa Plan de Ayala, se vino aquí a San José del Alto, era muy alegre” expresó una de sus hijas.
En el Panteón San Nicolás cada 2 noviembre se reúnen las familias leonesas para recordar a quienes amaron alguna vez y se siguen amando, cada Día de muertos se recuerda a los difuntos que vuelven a vivir en la memoria.