En Michoacán lo llamaban El Bukele Mexicano, pero en estos días he escuchado gente que lo compara con Pancho Villa o con Pedro Infante.
El presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, asesinado en Urupan en la plaza pública, sacude hoy día al pueblo de México.
En Michoacán lo llamaban El Bukele Mexicano, pero en estos días he escuchado que la gente lo compara con Pancho Villa o con Pedro Infante.
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Carlos Manzo pedía mano dura contra el crimen organizado, como el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien ha encarcelado a los miembros de Mara Salvatrucha.
Carlos Manzo era valiente y bravucón, como Pancho Villa.
Carlos Manzo era agradable y sencillo, como Pedro Infante.
Suena como que lo estamos sobre dimensionando, pero el pueblo así lo está viendo.
Tras su muerte, he escuchado a personas en la calle que lo comparan con Pancho Villa, el héroe de la Revolución Mexicana.
Por su estilo directo y franco, por su sombrero, por su forma de hablar, como hombre de campo, Carlos Manzo hacía recordar a Pancho Villa, dicen.
Carlos Manzo era un hombre preparado, estudió en el ITESO de Guadalajara, la universidad de los jesuitas (desde entonces se le veía su compromiso social), pero seguía siendo un hombre de pueblo, con botas, con frases populares, y era muy claro para llamar a las cosas por su nombre, como Pancho Villa. Era entrón, como Pancho Villa. No se arrodillaba ante los poderosos, como tampoco lo hacía Pancho Villa. Denunciaba a los corruptos del Gobierno, como Pancho Villa.
El pueblo creó la leyenda de Pancho Villa -en realidad no era el hombre que creemos que era-, otorgándole virtudes extraordinarias que a lo mejor no tenía. Así Carlos Manzo.
Hay personas que incluso le ven cierto parecido a Pedro Infante. “A mí me recuerda a Pedro Infante, por su forma de ser y de hablar”, me dijo una persona. Carlos Manzo tenía carisma, como Pedro Infante. Era despejado y sincero, como Pedro Infante.
Carlos Manzo era entonces un Bukele mexicano con rasgos de Pancho Villa y carisma de Pedro Infante. Un luchador social en ascenso. Su Movimiento del Sombrero, independiente, había ganado la Presidencia Municipal de Uruapan en el 2024, sin el apoyo de un partido político, y era candidato natural a gobernador en el 2027. La gente creía que Carlos Manzo iba a ganar la gubernatura de Michoacán, y que después se convertiría en candidato a la Presidencia de la República.
Por lo mismo, lo mataron a balazos. No lo querían en el escenario político de México. Lo querían fuera. Pero lo que no calcularon sus asesinos es que tal vez estaban creando a un mártir, a un héroe del pueblo mexicano que buscaba combatir a los malos, un símbolo de resistencia y combatividad, una bandera de lucha social. Vicente Fox ya lo llamó “un héroe” mexicano que dio la vida por su país. En realidad no sabemos si estamos ante el fin de la historia de Carlos Manzo o ante el principio de la leyenda de Carlos Manzo.
