La violencia sigue arrasando al país. No hay estado o municipio que se libre del riesgo que significa vivir en México. Ya da lo mismo la actividad profesional o comercial que uno se dedique. Mujeres, hombres, niñas, niños, jóvenes y familias enteras son presa del crimen organizado que campea todas las ciudades de la nación.
También da lo mismo, donde se encuentre uno. En tu casa, en una fiesta con familiares o amigos, en el trabajo, en la calle, en centros comerciales, en un restaurante, en los cajeros de banco, en tú coche, haciendo ejercicio en un lugar público o privado y hasta en un funeral, velando a tus muertos, arriban los criminales y arrasan con vidas enteras.
No hay un solo lugar en México, donde estés exento de violencia y criminalidad. Da lo mismo ser pobre, clase media o rico. A todos por igual atacan, intimidan y dan muerte. El Estado mexicano sin reacción alguna y las fuerzas de seguridad públicas, invitados de piedra que solo arriban al lugar de los hechos, para aplicar sus protocolos de actuación y ya.
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Así como el ejercicio del periodismo en México, ha sido considerado por organismos internacionales de alto riesgo, ahora se suma también, el ejercicio del derecho. Ser abogado, litigar en nuestro país se ha convertido en un muy alto riesgo para cualquier profesionista, independientemente de ser mujer u hombre. Y más aún, para aquellos licenciados en derecho que ejercen su profesión en los estados y municipios del país.
¿Por qué? Simple y sencillamente, en cualquier municipio son mas visibles y conocidos. En nuestro estado de Guanajuato, se viene cocinando un fuerte caldo de cultivo desde hace tiempo ya, donde los litigantes son presa del crimen organizado, donde en el mejor de los casos son violentamente amenazados por grupos de delincuentes que son contratados para intimidar a abogados y frenar o dejar sus asuntos. En Guanajuato capital, un brillante y reconocido litigante civilista fue amenazado y golpeado para dejar un caso.
En León, Guanajuato el año pasado, fue del dominio público del gremio de abogados, el secuestro de otro conocido litigante en materia civil y familiar, que fue privado de su libertad y que afortunadamente vive para contarlo. Hace tan solo 9 días, otro joven litigante fue brutalmente asesinado en presencia de sus hijos, mientras hacían ejercicio.
Ayer nos enteramos de la brutal muerte de otro abogado de la ciudad de León, que fue privado de su libertad y muerto con claros signos de violencia. El profesionista en cuestión adquirió notable protagonismo, al ser el defensor de varias víctimas de un conocido fraude inmobiliario en la ciudad. Un litigante que solo hacía su trabajo de manera honrada, cómo los otros abogados víctimas de la delincuencia.
Evidentemente, en este último caso, no será posible que las autoridades digan que el profesionista en derecho se dedicaba a defender malandros ni mucho menos, o que estuviera metido en temas “raros” y con la típica versión oficial, ya popular: “quien sabe, en que estaría metido”. ¡No! De ninguna manera. Insisto, era un litigante que simplemente hacía su trabajo, para ganarse la vida como cualquier otro.
Varios delitos en nuestro país han tenido un gran incremento en este sexenio de horror que vivimos, sobre todo los delitos patrimoniales donde todo mundo delinque y defrauda al amparo de la enorme impunidad que hoy vivimos, auspiciada por el propio presidente de México y su gobierno, donde un día si y otro también, nos dice eso de “a mí no me vengan, con esto de que la ley es la ley, no me vengan con el cuento, de que la ley es la ley”. Así o más claro, para que todo el mundo haga lo que quiera y sobre todo, afecte los intereses de terceros, al fin y al cabo, “es un cuento, de que la ley, es la ley”.
Por supuesto, que las autoridades estatales no se quedan atrás, la deficiencia de sus actuaciones ministeriales, con indolentes funcionarios que se encuentran adscritos a las fiscalías regionales de Guanajuato, en todas las meses del MP de la entidad, la burocracia está por encima de la emergencia y necesidad de quienes son víctimas de un delito.
Los ciudadanos todos los días, estamos ante un inminente riesgo. Es la hora de hacer algo y solo dejar de ser observadores sociales, creyendo que con las redes sociales se va a salvar el país.
¿NO cree usted?
Dr. Carlos Dìaz Abrego