Francachela es una marca conocida en la ciudad de León, Guanajuato, y también en algunos otros municipios del estado. Se dedican a la elaboración de comida rápida, concretamente las pizzas que tanto éxito tienen en el gusto del paladar mexicano y evidentemente, en la sociedad guanajuatense. El negocio de la comida rápida se ha convertido en eso, un verdadero negocio para aquellos que apuestan al sector alimenticio.
De acuerdo con estudios especializados en la industria de la comida rápida, en México, cada día más y más consumidores la degustan. Este sector lo constituyen las cadenas de restaurantes, franquicias, autoservicio y vendedores ambulantes, con un valor de negocio estimado en 203 mil millones de pesos. Las hamburguesas y sándwiches son la comida más consumida, después la comida china y la pizza ocupa un importante tercer lugar en la preferencia del consumidor.
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Sin embargo, en el mundo son las pizzas la comida rápida más consumida, esto significa que es una de las comidas para vender más rentables dentro del mercado gastronómico, que se mantiene en el tiempo independientemente de cualquier crisis económica y social que se viva en algún país. Incluso, existen también estudios que destacan que uno de los sectores menos golpeados con la crisis sanitaria del COVID 19, fue la industria de la comida rápida.
Hay que recordar en plena pandemia sanitaria en México, la inmensa mayoría de familias consumían todos los días y en ocasiones, hasta tres veces al día comida rápida, siendo las pizzas las favoritas de niños y jóvenes. Los sectores más vulnerables económicamente, disfrutaban consumir la tradicional comida italiana, al grado de que, gracias a las pizzas y otros platillos rápidos, el sobrepeso de millones de mexicanas y mexicanos aún está presente en sus cinturas.
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Para muchos empresarios, grandes, medianos o pequeños, les vino “como anillo al dedo” la pandemia del COVID 19. El pretexto favorito de indolentes dueños de comercios de comida rápida, para no pagar a sus proveedores, trabajadores y evidentemente los servicios diversos para el funcionamiento de sus negocios, fue y sigue siendo el tan llevado y desgastado rollo, de la crisis mundial sanitaria. Cuando, en el caso de la industria ya mencionada, fueron ellos los que menos perdieron en comparación con otros negocios. A tres años de la pandemia, siguen utilizando el trillado discurso para evadir sus obligaciones.
Es el caso de Francachela y el par de propietarios de la marca y del modelo de negocio de comida rápida, un tal Salvador B. e Iván Z., que durante cuatro largos años dejaron de pagar la renta del local que ocupaba la pizzería en la Plaza Bosques del Refugio. Al estar dentro de dicha plaza comercial, evidentemente se tenía que pagar el mantenimiento mensual, que por supuesto los irresponsables empresarios no pagaron en todo ese tiempo.
Durante largos dos años y tres meses de búsqueda y litigio, los jóvenes ilustres Salvador e Iván, se valieron de un sin número de artilugios legales, para evadir su responsabilidad contractual y no pagar el alquiler mensual y el mantenimiento de la Plaza, al grado de dar de baja y desaparecer el nombre de la persona moral de la empresa, dándose de baja en el SAT.
También desaparecieron de un día para otro, desmantelando sus oficinas corporativas, llevándose hasta el medidor de luz (es un delito federal), escondiéndose en varios lugares de la ciudad, andando a salto de mata evadiendo la justicia y claro está, a muchos otros acreedores que los perseguían hasta en sus domicilios particulares, al grado de aleccionar al personal de seguridad del fraccionamiento donde se esconden y viven, así como al personal doméstico.
Por fin, ayer viernes al mediodía, les cayó el peso de la tardía justicia guanajuatense, donde se llevó a cabo un desalojo en toda regla, me refiero con mandamiento judicial. Actuario, personal de seguridad pública municipal, cerrajero y cargadores, sacando a la calle de la exclusiva Plaza Comercial Bosques del Refugio, sillas, mesas, refrigeradores, horno, salsas y productos varios, de Francachela.
Mientras, los jóvenes propietarios de la pizzería preparan nuevos golpes comerciales en diferentes lugares de la ciudad y del estado, abriendo más lugares de comida rápida, rentando locales y defraudando a más ciudadanos, el modus operandi ya lo conocen muy bien. Ya encarrerados y confiados en que la justicia es muy lenta, mientras pueden estar operando con grandes beneficios para ellos, han abierto un nuevo negocio “Todo de Mosaico”.
Ojalá que los consumidores, hagan conciencia social y no sigan engordando los bolsillos de personajes que se dedican a realizar actos ilegales, instalando negocios en demerito de terceras personas inocentes y también, que las autoridades correspondientes estatales y municipales, tomen medidas para que delincuentes de cuello blanco, no engañen ni perjudiquen a la sociedad y sus trabajadores.
Aún falta la parte penal, la reparación del daño tiene que ser pagada, aunque pasen otros dos años, no puede haber más impunidad con delincuentes que se camuflajean, aparentando ser gente “bien y bonita” de nuestra sociedad, cuando son auténticos delincuentes en potencia.
¿No cree usted?
Dr. Carlos Díaz Abrego