No hay duda de que estamos viviendo una de las crisis políticas y sociales más grandes de nuestra historia moderna. Una clase política vieja, anquilosada y corrupta, que solo ve por sus intereses y la de sus grupos. Esto aplica a todos y cada uno de los partidos políticos en México. Nadie se salva, nadie está exento y lo peor, que el sistema de partidos no se renueva, solo pretenden vender mediocres simulaciones.
El discurso político se encuentra agotado, cómo lo están los políticos de siempre que sucumben en la inmediatez de contradicciones entre sus huecas palabras y sus actos, cargados de vileza y egoísmo. Viendo a la ciudadanía como un botín político-electoral, que usan y tiran cual producto desechable. Lo peor de todo, que siguen creyendo que el pueblo es tonto y aguantador. ¡Están muy equivocados!
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Y los jóvenes o nuevos valores que ya han tomado la alternativa, en distintos partidos políticos, han resultado tan falsos, ignorantes, improvisados y corruptos como sus antecesores o compañeros actuales de partido. Mimetizados a las viejas formas de hacer política, con el ideario de enriquecerse y sacar ventaja de su puesto.
“El que no transa, no avanza”.
Después de otra vergonzosa y dolorosa decepción para millones de mexicanos, que creyeron en un falso mesías tropical y una supuesta transformación que viviría el país, en aras del ansiado desarrollo social, económico y político de México, encontrando destrucción en las instituciones y más pobreza, corrupción y violencia. Ya no hay más opciones reales y viables para salir adelante.
Nos aferramos a espejismos de falsos liderazgos populares, sin lustre político, ético y profesional. La mediocridad sigue siendo la moneda de cambio, donde todo tiene un precio, todo se compra y todos se venden. Emulando todos los partidos políticos, malas prácticas, con tal de seguir engañando y jodiendo al pueblo.
Nos aferramos a espejismos de falsos liderazgos populares, sin lustre político, ético y profesional.
Hay que ver otras opciones, posibilidades que emergen suavemente desde la sociedad civil. Donde Guanajuato se pretende erigir como nuevo estandarte de la participación ciudadana en busca de nuevas oportunidades políticas donde ciudadanos aspiran a tomar el poder y porque no, gobernar la entidad. Empieza surgir el empresario Ulises Aguilar Nahle.
¿Quién es Ulises Aguilar Nahle? Hasta hace unas semanas, fue el Presidente del Consejo de COFOCE (Coordinadora de Fomento al Comercio Exterior en Guanajuato), Presidente Mundial de los socios de Microsoft, Co Fundador del Consejo y Cluster de Innovación de Guanajuato y Co Creador de la Agenda Digital de Guanajuato, entre otros cargos en consejos empresariales.
Hace unos días, declaro en entrevista “que todo comienza con un sueño y el que no sueña, no lo va a lograr nunca”. Y hace un diagnostico respecto a los liderazgos en el mundo, destacando como las sociedades están cambiando muy rápido, mientras los lideres se van quedando atrás, rezagados a la velocidad del cambio en sus sociedades.
Situación que hace, que, las ideologías se conviertan en péndulos de inconsistencias en el pensamiento, improvisando transformaciones muchas veces sin sentido, que ya no aplican a las necesidades de nuestros tiempos. En el caso de Guanajuato, señala que se necesita una evolución en la entidad con gente y equipos humanos nuevos, que puedan aportar visiones de futuro a la entidad.
En fin, una pequeña muestra de “alguien” y “algo” diferente con visión de futuro, para transformar de verdad a la entidad, dando paso a pensamientos e ideologías nuevas, pero, sobre todo, gente diferente y renovada que necesita el país, pero sobre todo Guanajuato y sus municipios.
¿No cree usted?
Dr. Carlos Dìaz Abrego