Así los llaman: chairos o mascotas. Son como zombies que repiten todo lo que les dicen -sin tener información para saber si es cierto o falso-, como que Andrés Manuel López Obrador es el mejor presidente de la historia o el segundo mejor del mundo.
Los acarreados de Morena ciertamente creen que están cambiando el mundo. No son los clásicos acarreados del PRI de los años setenta y ochenta, quienes no entendían qué estaban haciendo ellos mismos en medio de un acto público. Tampoco son los del PAN del 2000 que soñaban con tumbar al PRI y que cuando lo tumbaron, no supieron qué hacer.
Los acarreados de Morena también son llevados a los actos públicos con tortas y jugos para llenar plazas, pero tienen su peculiaridad. Están adoctrinados para adorar a López Obrador. Están politizados para defender la 4T aunque no entiendan el debate ideológico. Y están blindados -con toda clase de argumentos falsos o ciertos- para responder a cualquier crítica o cuestionamiento al movimiento. Son personas de clase media de colonias populares que nunca anduvieron con el PRI y que tal vez nunca habían asistido a un acto partidista. Son nuevos en los eventos públicos. Son nuevos en campaña. Son gente que antes no se metía en política y que ahora están muy enterados y que creen entender cómo funciona el mundo. Ellos reciben información que nunca habían escuchado como el neoliberalismo y la derecha, y son adoctrinados sobre una lucha de clases sociales: los de abajo, contra los de arriba. Y todo lo creen.
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Los nuevos activistas políticos tienen su propia versión del mundo y de México, muy distinta al resto de los mexicanos. Ellos se sienten privilegiados de que ahora sí están enterados y ya despertaron.
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Todos ellos repiten lo mismo. Creen que hubo fraude en el 2006, están seguros de la existencia del PRIAN, el periódico Reforma es chayotero y Claudio X. González es el Diablo personalizado y está detrás de todos los males del país. La mayoría de ellos son personas sin estudios profesionales -aunque también hay quienes fueron a la universidad-, y desconfían de los periódicos y medios de comunicación, porque les dijeron que son chayoteros y vendidos.
Los nuevos acarreados de Morena sí son llevados en autobuses a los actos públicos, como lo hacía el PRI y el PAN, pero estos sí saben a donde van. El PRI mantenía a la gente ignorante (y esa era la clave), y Morena, en cambio, los llena de información parcial para construir un mundo ideal, sustentado en mentiras, como que el peso ya derrotó al dólar o que con la venta del avión presidencial ya creció la economía de México. Es casi imposible dialogar con ellos, sin discutir o pelear.
Morena ha logrado politizar a un sector de la población que no entendía lo que ocurría y que no quería entrarle. Ahora ellos son los defensores de Andrés Manuel y los impulsores de la supuesta transformación.
Aquí están los chairos de AMLO. Los pejezombies. Las mascotas. Los tontos útiles. Los nuevos manipulados de la política. Los fieles de Andrés Manuel López Obrador (no confundir con los fanáticos de Naasón Joaquín). Los convencidos de la Cuarta Transformación. Mexicanos que históricamente habían sido ignorados y minimizados por los otros partidos políticos. Y que ahora están aquí: Participando. Opinando. Debatiendo. Discutiendo. Y votando.