León, Guanajuato.- El Dhebor se ha convertido en uno de los creadores de contenido más visibles de León, videos de “tagging missions” (grafiti), voz inconfundible en primera persona y una mezcla de travesuras urbanas con gestos de ayuda directa a desconocidos. Su nombre ya circula en páginas locales que lo refieren como "el mejor creador de contenido de León" un dato que sus propios seguidores replican en comunidades de la ciudad.
Su crecimiento en plataformas es meteórico.
En YouTube, su canal principal “@eldhebor” supera los 2.3 millones de suscriptores y concentra decenas de videos donde documenta noches de bombing, persecuciones y paredes recién “decoradas”. La propia ficha del canal muestra “2.37M subscribers”, cifra a la cual ha llegado siendo constante, creativo y con un estilo propio.
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En Instagram, su cuenta @eldhebor ronda el millón de seguidores, En sus publicaciones es común ver retos callejeros y compras para regalar a la gente, como en un vídeo en el que afirma: “Hoy compré $300 pesos de dulce para regalarlos a los niños”. u "hoy compre unas hamburguesas para regalarle a la gente de la calle".
El corazón del fenómeno es su formato narrativo: clips crudos, cámara al hombro, cortes veloces y esa voz rasposa y reconocible que guía al espectador mientras “decora la ciudad”. Los títulos hablan por sí mismos: “Burlando la policía” (series de tagging missions), “Graffiti ilegal”, “Me agarró la policía pintando”, “Fui a pintar… en una camioneta en la playa”. La puesta en escena combina adrenalina, humor y el código visual del graffiti —tags, throw-ups y bombing— con un tono confesional que ha enganchado a audiencias fuera de la escena.
El costo social de ese tipo de contenido no es menor:
páginas locales han documentado molestias vecinales y debates sobre el límite entre arte urbano y vandalismo, especialmente cuando las pintas ocurren a plena luz del día. Ese roce con la autoridad y la crítica pública también es parte de su relato y de su atractivo viral.
En paralelo a la adrenalina, El Dhebor cultiva un hilo de filantropía espontánea: empeña una televisión “para hacer carne asada”, reparte dulces a niños, o presume aportes de seguidores (“Un seguidor me mandó $150 para…”) que convierte en microayudas y compras que documenta en video. Ese equilibrio entre el maestro del grafiti y la solidaridad relámpago le ha dado una identidad única frente a la cámara.
La marca Dhebor ya trasciende el spray. Mientras unos lo celebran como leyenda viva del graffiti mexicano, otros piden sanciones. En medio del ruido, el dato firme es que su audiencia sigue creciendo y que León —cuna de su relato— es tanto escenario como personaje de sus videos.
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