León, Guanajuato.- En las calles de Valle de Jerez, en León, Guanajuato, se alza una estructura que no pasa desapercibida: el Castillo Dizney. Ubicado en el bulevar Delta 2124, este edificio de seis pisos y 75 ventanas ha capturado la atención de locales y visitantes por su peculiar diseño y presencia imponente.
Este es uno de los edificios más populares de la ciudad, en esta ocasión se pudo percibir desde hace unos días la remodelación de este en la parte del sexto piso.
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Construido a partir de 2014, el Castillo Dizney es el resultado del sueño de una pareja que deseaba una vivienda única. Inicialmente, contrataron a un arquitecto que les propuso un diseño convencional, pero no era lo que buscaban. Decidieron entonces emprender la construcción por su cuenta, incorporando elementos que consideraban estéticos y funcionales, sin seguir un estilo arquitectónico definido.
El resultado es una mezcla ecléctica de estilos, con una fachada que combina tabiques rojos y grises, ventanas triangulares y estructuras que evocan torres medievales. Algunas de estas ventanas sirven de mirador para los perros de la pareja, quienes asoman curiosos a los transeúntes. La construcción, aún inconclusa en algunas partes, ha sido objeto de críticas y burlas en redes sociales, donde se le ha apodado “el edificio más feo de Latinoamérica”.
A pesar de las opiniones divididas, el Castillo Dizney se ha convertido en un punto de referencia en la ciudad. Su singularidad ha atraído a curiosos y turistas que se detienen a fotografiarlo o simplemente a observar su inusual arquitectura. Además, su ubicación estratégica lo ha convertido en un lugar común para esperar el transporte público, integrándose así en la rutina diaria de la comunidad.
En 2021, el Castillo Dizney ganó notoriedad internacional al recibir el “Feitzker Prize”, un concurso informal organizado en redes sociales que premia a los edificios más feos de América Latina. Con más de 100 mil votos, superó a otras construcciones de países como Chile, Argentina y Bolivia, consolidándose como un fenómeno viral.
A pesar de las críticas, los propietarios del Castillo Dizney han expresado su satisfacción con la vivienda que han construido. Para ellos, representa la materialización de un sueño y un espacio que refleja su personalidad y gustos. Su historia es un recordatorio de que la arquitectura, más allá de las normas estéticas convencionales, puede ser una expresión auténtica de la individualidad y la creatividad.
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