Irapuato, Guanajuato.- En los pasillos de la Expo Agroalimentaria Guanajuato, en Irapuato, uno de los stands más concurridos no fue el de los tractores ni el de la maquinaria pesada, sino el de los drones. El módulo de DJI Agriculture concentró filas de productores de todo el estado, interesados en equipos capaces de fumigar, fertilizar y monitorear sus cultivos desde el aire, con cada vez menos nostalgia por las herramientas tradicionales.
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La Expo Agroalimentaria, que se realiza del 11 al 14 de noviembre bajo el lema “Del surco al plato”, es considerada el evento de agronegocios más importante de América, con 62 hectáreas de exhibición, invernaderos de alta tecnología, parcelas demostrativas y zonas para mostrar las últimas innovaciones del sector. En la edición 2025, los drones agrícolas dejaron de ser curiosidad y se consolidaron como la nueva “maquinaria estrella” del campo.
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Los modelos que están llegando al Bajío
DJI Agriculture presentó en Irapuato su nueva generación de drones: Agras T100, T70P y T25P, con demostraciones en campo sobre aplicaciones en cultivos de suelo y huertos. De acuerdo con la propia compañía, casi el 10 % de las explotaciones agrícolas mexicanas ya utilizan drones DJI para tratar cultivos como maíz, aguacate, sorgo y trigo, y su uso se expande desde el Bajío hacia otras regiones del país.
Aunque en Guanajuato ya operan modelos anteriores como los Agras T10, T20 o T40, pensados para pequeños y medianos productores, los nuevos equipos amplían la capacidad de carga, la precisión y la autonomía de vuelo, consolidando al dron como herramienta central de la agricultura de precisión.
¿Qué hace un dron agrícola que antes hacía un tractor?
Un dron agrícola es una aeronave no tripulada diseñada para tareas específicas en el campo: monitoreo de cultivos, cartografía, riego selectivo, pero sobre todo fumigación y aplicación de fertilizantes foliares. Equipos como el Agras T40 pueden cargar hasta 40 litros de producto para rociado y hasta 50 kilos para esparcido, gracias a un diseño de doble rotor coaxial, combinando funciones de mapeo, rociado y fertilización en un solo sistema.
En Guanajuato, la Secretaría del Campo ha entregado drones agrícolas a productores para fumigación y fertilización de cultivos, con capacidades de hasta 80 hectáreas tratadas por día en una sola jornada efectiva. En notas oficiales se destaca que estas naves permiten distribuir mejor el producto y llegar a zonas donde los tractores simplemente no entran, además de reducir el consumo de agua y la exposición del trabajador a químicos.
En la práctica, los drones no sustituyen al tractor para todas sus funciones: la preparación del suelo, la siembra mecánica, el arrastre de remolques y la cosecha siguen dependiendo de la maquinaria pesada. Pero sí están desplazando herramientas más tradicionales como las fumigadoras de barra, las avionetas agrícolas y los aspersores de mochila, que requieren más mano de obra, más combustible y mayor contacto directo con plaguicidas.
Precios: un dron cuesta casi lo que un tractor… pero trabaja distinto
En el tema de costos, un dron agrícola de gama media–alta como el DJI Agras T30 ronda entre 345 mil y 410 mil pesos, mientras que un paquete T40 con generador y 3 baterías se comercializa alrededor de los 430 mil pesos en México.
En el mismo rango, un tractor compacto nuevo de 28 a 50 caballos de fuerza, de marcas como John Deere, puede costar entre 300 mil y poco más de 480 mil pesos, según promociones recientes en el país. Otros tractores de 60 a 90 HP pueden superar con facilidad los 650 mil o incluso acercarse al millón de pesos, dependiendo de la marca y la configuración.
La diferencia no está tanto en el “precio de etiqueta”, sino en el tipo de trabajo:
El tractor sigue siendo el caballo de batalla para labores pesadas de campo abierto.
El dron entra a reemplazar principalmente la aspersión y el monitoreo, con un costo operativo más bajo en combustible, menor desgaste mecánico y menos jornales necesarios para fumigar una misma superficie.
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Productores consultados en la Expo señalan que, frente a campañas de fumigación que antes requerían varias personas con mochila o contratar avioneta, ahora pueden organizar la aplicación con un solo equipo de dron, un operador certificado y un ayudante, lo que reduce tiempos y riesgos.
Ahorro de agua, insumos y tiempo
Experiencias documentadas en Guanajuato indican que algunos drones pueden regar o aplicar producto en una hectárea en unos 10 minutos, usando alrededor de 15 litros de agua, gracias a boquillas de alta eficiencia y a la aplicación dirigida solo sobre la planta, no sobre todo el terreno.
Boletines estatales y reportes de medios locales señalan que, con esta tecnología, los productores pueden fumigar o fertilizar hasta 80 hectáreas por día con un solo drone, obteniendo aplicaciones más homogéneas y eficaces que con métodos convencionales.
Además de la fumigación, los drones agrícolas de DJI que se exhiben en Irapuato ofrecen:
Conteo de plantas y medición de salud del cultivo.
Identificación de plagas, hongos y enfermedades mediante cámaras multiespectrales.
Estimación de pérdidas por fenómenos climáticos y mapeo de clorofila, datos útiles para ajustar fertilización y riego.
Este tipo de información era impensable con un tractor tradicional, salvo que se integrara a sistemas mucho más costosos.
Guanajuato: del surco al dron
En los últimos años, el gobierno estatal ha impulsado la modernización del campo con la entrega de drones agrícolas a productores de municipios como Pénjamo y a organizaciones rurales del corredor industrial. La narrativa oficial es clara: el uso de drones se ha convertido en una herramienta para ahorrar agua, fertilizantes y plaguicidas, mejorar los rendimientos y mantener competitivo al campo guanajuatense.
La presencia de distribuidores autorizados de DJI Agriculture en el propio directorio de la Expo Agroalimentaria —como TecnoFly, Agtrac-DJI, Omega Drone u otras firmas que ofrecen demostraciones en vivo— confirma que el mercado ya no es experimental, sino comercial.
En esta edición de la feria, la imagen se repite: agricultores formados frente a pantallas táctiles, controles remotos y tanques de 40 litros, mientras los tractores lucen, por primera vez, un poco menos fotogénicos. El zumbido de los drones empieza a competir con el ruido de los motores diésel, marcando un cambio de época en el campo de Guanajuato: la tecnología ya no solo se monta sobre cuatro ruedas, también despega desde el surco.