León, Guanajuato.- En la década de los 60´s, León era una ciudad "muy cinera". Sus calles del centro histórico albergaban imponentes cines que hoy viven en la memoria de quienes tuvieron la dicha de disfrutarlos. Estas salas eran más que lugares para ver películas: eran puntos de encuentro donde se tejían historias, se vivían emociones y se forjaban tradiciones. A través de relatos de ciudadanos y registros del Archivo Histórico Municipal de León, se llevó a cabo un registro de los antiguos cines de la ciudad.
Ir al cine era una experiencia única. Por tan solo 25 centavos, las familias podían disfrutar de hasta tres películas en una sola función, con promociones especiales los miércoles de 2x1. Los leoneses se deleitaban con clásicos del cine de oro mexicano, protagonizados por figuras como Cantinflas, Pedro Infante, Sara Montiel y Rocío Dúrcal. Las matinés, especialmente diseñadas para familias, llenaban las salas por las mañanas, mientras grupos de amigos y parejas abarrotaban las funciones vespertinas y nocturnas.
A diferencia de los cines actuales los cuales cuentan con multisalas, salas tradicionales, 3D, 4DX, Salas para niños, entre otras. Los cines de antes eran una sola sala de arquitectura monumental, solían dividirse en galería, balcón y luneta, en algunos cines los precios que variaban según la ubicación. Además, los asistentes podían ingresar con alimentos, lo que fomentó la venta de dulces, botanas, y las emblemáticas tortas vendidas a las afueras y dentro de los cines.
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Según Ricardo Sánchez, un ciudadano de 65 años que creció en la calle Pino Suárez, “las funciones estaban tan llenas que la gente se sentaba en los pasillos o veían las películas de pie”.
Cine “El Plaza”
Ubicado en la calle Pino Suárez, cerca de la zona peatonal, El Plaza fue un referente en la cultura popular de León. Ademas de ser uno de los más grandes y con más capacidad para espectadores fue conocido como el pionero en permitir el ingreso de alimentos como las tortas, este cine dio vida a un negocio icónico: Tortas del Plaza.
Lo que comenzó como un carrito frente al cine se convirtió en una de las cadenas más reconocidas de la ciudad. La frase “vamos por una torta del Plaza” era parte del ritual de asistir al cine. Hoy, el edificio que albergó este cine es un conjunto de departamentos, pero su legado vive en las tortas de la acera de enfrente que llevan su nombre.
Cine Sala Madrid
En la esquina de las calles 5 de Febrero e Independencia, la Sala Madrid, conocida inicialmente como Cinelandia, fue un rincón muy concurrido. Durante su apogeo, proyectó éxitos como Star Wars y Gavilán o Paloma. Sin embargo, con el tiempo, decayó y terminó siendo un cine para adultos. Actualmente, el edificio se ha convertido en un estacionamiento, pero los recuerdos permanecen vivos en la memoria colectiva.
"Era un buen cine el Sala Madrid, estaba algo oculto, los jóvenes nos gustaba echarnos la pinta en ese cine, por que si estaba escondido, pero después hicieron un cochinero con él” aclaró Ricardo Sánchez, ciudadano de 65 años de edad que acudía al Cine Sala Madrid.
Actualmente el edificio funciona como un estacionamiento público que cobra 10 pesos la hora.
Cine Buñuel
El Cine Buñuel, inaugurado en 1973 como Sala de Arte Buñuel, prometía ser un espacio para la cultura y el cine de autor. Ubicado en 5 de Febrero y Dr. Hernández Álvarez, su cartelera inicial incluyó producciones destacadas de la época. Sin embargo, con el paso del tiempo, se transformó en un cine de clasificación C, ganándose la reputación de ser “el cine porno” de León. Aunque actualmente está inactivo, su estructura permanece en pie como testimonio de una era pasada.
El Cine Buñuel llegó a proyectar la famosa series de películas eróticas Emmanuelle producciones francesas de los setentas, la primera película fue dirigida por Just Jaeckin, protagonizada Sylvia Kristel.
Sus butacas llenas de perversión aún son recordadas por algunos leoneses que aseguran era un lugar cómodo, higiénico y bonito, que operaba en regla a pesar de proyectar películas y videos para adultos.
Sin embargo, hace cerca de 20 años, el cine porno acabó su función. Entre el polvo y el olvido, vecinos hablan de la posibilidad de su resurgimiento como un bar, pues en la barda de un costado rotularon anuncios de cerveza. Aunque aún siguen los anuncios de renta en el lugar.
Cine Américas y Reforma
Situado en Pino Suárez, esquina con Reforma, este cine era un lugar peculiar. Con túneles largos y oscuros que llevaban al interior de las salas, las familias disfrutaban de funciones prolongadas. La entrada a la luneta se encontraba en la parte exterior a la que se accesaba con una escalera de caracol Afuera, un puesto de semillas y golosinas y un viejo quiosco de periódicos completaban la experiencia. El recinto ya no existe, pero en su lugar se encuentra una popular tienda departamental.
Cine Coliseo
El Cine Coliseo, ubicado en la calle Ignacio Comonfort, fue uno de los más populares. Antes de convertirse en cine, el espacio era una plaza de toros. La gente solía pasar por “Tortas Chuy” antes de entrar a las funciones. Hoy, el edificio forma parte del mercado Comonfort y también alberga un Oxxo.
Cine León
Con una entrada exuberante y marquesinas luminosas, el Cine León, en Álvaro Obregón, era símbolo de elegancia y lujo. Era frecuentado por los ciudadanos más “fresas” de la época. En la actualidad, su espacio ha sido transformado en una tienda departamental, pero su arquitectura sigue evocando su pasado glamuroso.
Cine “El Hernán” o “Galerías”
El único cine subterráneo de León, El Hernán, estaba ubicado en la zona peatonal de 5 de Mayo. Las largas filas eran comunes para entrar a este recinto, ya que era de los más populares por ser subterráneo. Que ahora es una plaza comercial llamada Pasaje Galerías en la que los ciudadanos se surten de calzado, joyería, ropa, piercings entre otras cosas. Este lugar es edificio por su popular rampa, donde muchos leoneses tropiezan a diario.
A pesar de su transformación en departamentos, estacionamientos o centros comerciales, los edificios que albergaban estos cines aún conservan su esencia. Sus estructuras monumentales y detalles arquitectónicos evocan la época en que el cine era el principal entretenimiento de la ciudad. Las grandes marquesinas, los vestíbulos amplios y los recuerdos de las largas filas se mantienen como símbolos de un León que ya no existe.
Los antiguos cines de León no eran solo espacios de proyección; eran lugares donde la comunidad se reunía, celebraba y compartía momentos inolvidables. Hoy, aunque las salas han desaparecido, su memoria persiste, inmortalizada en las historias de quienes vivieron aquella "época cinera". A través de estos relatos, León revive su pasado dorado, recordando una era en la que el cine era más que una película: era una experiencia que unía a toda una ciudad.
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