León.- Solo un charco queda de lo que era la famosa y muy querida “playita” del Parque Metropolitano es lo que queda ahora. En estos días de vacaciones en Semana Santa, la gente se refrescaba y descansaba a la orilla del agua. Se tomaban fotos en el muelle y fingían que estaban en la playa, pero hoy solo que da un charco.
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Cada fin de semana, especialmente durante las vacaciones o asuetos, la playita en el Parque Metropolitano se llenaba de vida. Decenas de familias llegaban temprano para pasar un rato de convivencia y diversión con sus hijos, hermanos y primos.
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En las mesas de madera con sus bancas debajo de palapas iban acomodando la comida que habían preparado hace unas horas. Sandwiches, tortas, papas, fruta, jugos y refrescos se iban colocando rápido para acabarse lentamente.
Llegaban desde las 2:00 de la tarde y se iban hasta que oscurecía, a veces hasta las 7:00 y 8:00 de la noche. Cómo la playita tiene arena gruesa y áspera los nadie se quitaba los zapatos, pero eso no impedía jugar voleibol playero o jugar con ella.
En el muelle siembre había lanchas de leoneses que de vez en cuándo las usaban para ser una vuelta en la gigante presa que era la belleza del Parque Metropolitano y de León. Desde algunos puntos de Cerro Gordo o la parte norte del Libramiento se podía ver el majestuoso cuerpo de agua.
En el Parque Metropolitano cualquiera se podía convertir en fotógrafo pues era imposible no tomar una buena foto si apuntabas la cámara a la Presa del Palote. Tampoco importaba el dispositivo, si era una cámara profesional, un iPhone o un Android antiguo, la presa embellecía todo.
Era típico de la gente tomarse una foto en la playita, un recuerdo de un paseo adentro de la ciudad. El faro a un costado, no muy lejos de la orilla, o las lanchas adentro del agua y los patos nadando con la ciudad en el fondo convertía la playita en una bella postal que hoy solo es un recuerdo hasta que vuelva a llover.
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