León, Guanajuato.- La piñata es un elemento emblemático de las posadas mexicanas, celebraciones que se realizan del 16 al 24 de diciembre en preparación para la Navidad. Estas festividades combinan tradiciones religiosas y culturales, y la piñata juega un papel central en ellas.
Origen de las piñatas en las posadas
La tradición de la piñata en México tiene raíces tanto prehispánicas como europeas. Algunos historiadores señalan que culturas mesoamericanas, como los mayas, practicaban rituales similares que consistían en romper figuras llenas de ofrendas. Sin embargo, la versión más aceptada es que la piñata llegó a México en el siglo XVI, introducida por misioneros españoles que buscaban evangelizar a la población indígena. En 1586, los frailes agustinos de Acolman, Estado de México, recibieron autorización del Papa Sixto V para celebrar las “misas de aguinaldo”, precursoras de las posadas, durante las cuales se utilizaban piñatas para enseñar conceptos religiosos.
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Significado de los siete picos de la piñata
La piñata tradicional mexicana tiene la forma de una estrella con siete picos, cada uno representando uno de los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. La estructura de la piñata simboliza al demonio, que atrae a las personas con placeres mundanos. El acto de romper la piñata con los ojos vendados representa la fe ciega que guía a los creyentes a vencer el mal y las tentaciones. El palo utilizado para golpearla simboliza la virtud que destruye el pecado. Al romperse, la piñata libera frutas y dulces, que representan las recompensas del cielo otorgadas por mantener la fe y vencer el pecado.
El ritual de romper la piñata en las posadas
Durante las posadas, después de las letanías y cantos que recrean el peregrinaje de María y José en busca de posada, se procede a romper la piñata. Los participantes, con los ojos vendados, intentan golpear la piñata mientras los demás cantan: “¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino…!”. Este acto no solo es una actividad lúdica, sino que también refuerza la enseñanza de que, con fe y virtud, se pueden superar las tentaciones y obtener las bendiciones divinas.
Aunque la piñata tiene un origen religioso, con el tiempo se ha convertido en un símbolo de celebración en diversas festividades mexicanas, especialmente en cumpleaños y eventos infantiles. Tradicionalmente, las piñatas se elaboraban con una olla de barro cubierta de papel de colores; sin embargo, en la actualidad, muchas se fabrican con materiales más ligeros como cartón y papel maché, facilitando su elaboración y reduciendo riesgos al romperlas. Además, las formas y diseños de las piñatas se han diversificado, aunque la estrella de siete picos sigue siendo la más representativa durante las posadas.
La producción de piñatas es una actividad económica significativa en diversas regiones de México. Municipios como Acolman, en el Estado de México, son reconocidos por su elaboración artesanal de piñatas y celebran anualmente la Feria de la Piñata, atrayendo a miles de visitantes y generando importantes ingresos para la comunidad. Según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), las piñatas tradicionales se rellenan con frutas de temporada como tejocote, jícama, lima, caña de azúcar, mandarina y naranja, además de cacahuates y dulces variados.
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