Por la pandemia de Covid-19 se registró cierre de comercios a nivel mundial, pero las piñatas de Acolman, artesanías reconocidas y demandadas en todo el país, se mantuvieron de pie con su producción y venta. Así dice el maestro Justino Hinojosa Villarreal, quien durante la época difícil de Covid-19, siguió trabajando y logró que su hijo terminara la universidad, además, con el producto de la elaboración y venta de piñatas compró una camioneta y un terreno donde hizo su casa.
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El artesano originario de la región de las pirámides, desde hace 22 años, se dedica al oficio de la elaboración de piñatas, todo tipo de figuras y para las fiestas decembrinas además de las tradicionales de siete picos, él tiene su preferida.
En entrevista con La Silla Rota, explicó que cuando se inició en este oficio tomó como figura principal el burro, animal simbólico en la zona oriente del Estado de México. Precisó que, en Acolman todo el año se elaboran piñatas a mano, “es un artículo vistoso que da alegría, principalmente durante todo el mes de diciembre y no se produce en serie, se vende muchísimo, sólo en diciembre vendemos como 150 burritos, pero tenemos estrellas, payasito, Villano, son como 25 figuras diferentes las que hacemos”, refirió el poblador.
Abundó que él se dedica a armar la piñata, “ya que se secó le pone al burrito de cartón sus patas, su trompa y orejas y a la parte de abajo, a la que le llamamos vestir, le ponemos papel de china y ahí mismo se decora, se le ponen sus ojos, su boca”.
El maestro Hinojosa Villarreal indicó que toda su familia es “piñatera”, su yerno, originario de San Luis Potosí, fue quien les enseñó el arte de la piñata, “se casó con mi hija y él nos enseñó, nos puso todo en bandeja de plata, ya nada más es de trabajar, él ya se dedica a otra cosa y el oficio nos los heredó”.
De Acolman para el mundo
El artesano indicó que su esposa, la señora María de Jesús Patricia, es quien hace la mayor parte del trabajo, “ella es la que trabaja más, hace las dos partes que le llamamos cáscara, lleva un procedimiento, mi esposa hace las mitades, una vez que se secan yo uno y ya que se seca la unión armo y después se viste y se decora, no tarda mucho tiempo, depende el tamaño”.
Las piñatas de Acolman tienen reconocimiento en otras entidades y países, del taller de Justino Hinojosa, en esta temporada salen más de mil piñatas para llegar a Estados Unidos, Guadalajara, Jalisco y a Monterrey.
Explicó que la demanda de las piñatas de su taller se debe a que son artículos de alta calidad, con colores vistosos como el amarillo, naranja, azul, rosa, blanco y gris, entre otros tonos que atraen a la gente.
“Tenemos una estrella económica que se llevaban hasta de mil piezas, esas las vendimos en San Juan Teotihuacán, llegan a la Ciudad de México”.
La figura del burrito les ha dado de comer
Brandon García Hinojosa, es la tercera generación de la familia Hinojosa Villarreal, dice que, desde niño, jugando aprendió a hacer piñatas y actualmente sabe hacer este atractivo artículo de inicio a fin y siguiendo el ejemplo de su abuelo tiene su preferida.
“Me gusta hacer el burrito, ahorita tengo una piñata favorita que es la tradicional, que sale de lo tradicional por nuestra innovación, pero lo que más me gusta es el burro, porque alguna vez mi abuelo dijo, la piñata del burro siempre nos ha dado de comer y seguiremos elaborando piñatas”.
Brandon este agradecido con el oficio porque recuerda que “Yo estuve en una situación muy difícil y mi familia nunca dejó de tener trabajo por la piñata (durante la pandemia), nos quedamos sin trabajo de otras cosas, pero de la piñata pudimos sobrevivir ante la pandemia, un oficio muy bueno que nos ha dado de comer por más de 22 años y gracias a Dios mi familia durante la pandemia pudo sustentar gastos económicos y de salud”.
¿Qué materiales se usan para hacer una piñata?
La artesana Celia Claudio Hernández, con sus ocho años de experiencia en el arte de hacer piñatas, indicó que la base es papel periódico, cartón, papel de china y crepé y como pegamento el engrudo, la herramienta principal son las tijeras.
“También utilizamos el papel metálico, el papel lustre, inclusive hacemos piñatas con hoja de maíz, los colores que más gustan a la gente son verde, rojo, amarillo, azul, naranja, fucsia, morado, azul marino, verde agua, rosa pastel, azul pastel, azul cielo y blanco”, añadió.
Al preguntarle si es costosa la inversión en esta temporada decembrina, manifestó que no, “lo importante es la creatividad para dar el toque especial a cada pieza, para las piñatas de siete picos, primero se hace la bola, se deja secar, debe de llevar ciertos tiempos, se le ponen los picos, se vuelve a dejar secar y ya que está seca se empieza a decorar, primero los picos, luego las pancitas y hasta el último se hacen los mechudos”.
Al recordar que hace nueve años ella aprendió a hacer piñatas a través de un taller que se dio en Acolman, acentuó que las piezas que elabora durante todo el año se van a Zacatlán de las Manzanas, en Puebla, a la Ciudad de México y a la capital mexiquense.
“Encuentras desde 50 hasta mil 800 pesos, las ventas han ido en aumento, de 100 pasamos a 200 luego a 500, esta vez tenemos más de 800 piezas en bodega y de esas 800 esperemos que se nos queden 15”, finalizó.
En Acolman, el municipio donde hace 400 años nacieron las piñatas, 45 familias se dedican al oficio de la elaboración de estas artesanías.