Guanajuato, Guanajuato.- La Presa de La Olla, ubicada en la ciudad de Guanajuato capital, vive un momento excepcional tras las lluvias intensas del 14 de julio de 2025. Su nivel actual se encuentra al tope, incluso está derramando agua por sus compuertas: el equipo de "La Silla Rota” constató que la presa ya luce llena y rebalsando. Las fuertes precipitaciones provocaron que el nivel alcanzara un punto crítico, lo que llevó a autoridades municipales a abrir las compuertas y controlar el flujo.
Cuando una presa rebasa su capacidad, el agua que se derrama sigue su curso natural: desemboca en el río Guanajuato subterráneo y termina en la red de drenaje de la ciudad, incluyendo túneles y vialidades como la famosa calle subterránea Miguel Hidalgo, donde quedaron varados varios vehículos. Protección Civil y Simapag mantienen un monitoreo constante y recorrido por zonas vulnerables, lo que ha permitido que, hasta el momento, no se reporten lesionados, solo afectaciones materiales.
Históricamente, la presa empezó su construcción en 1741 para abastecer de agua a la ciudad y mitigar las frecuentes inundaciones. En 1749 se instituyó la tradición de abrir sus compuertas, ritual que persiste hoy como parte de las festividades de San Juan. A finales del siglo XIX, el gobernador Florencio Antillón mejoró su infraestructura mediante túneles que canalizan el agua hacia zonas más bajas de la ciudad y estableció el Parque Florencio Antillón, adyacente a la presa.
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En 2025 esta infraestructura se ha demostrado vital para la gestión pluvial. El rebosamiento reciente confirma que está cumpliendo con su función: captar, almacenar y, en caso necesario, liberar agua para proteger el casco histórico.
No es un caso aislado. También la Presa del Palote, en León, está al 100% de su capacidad según registros recientes, lo que evidencia que la temporada de lluvias ha mejorado el almacenamiento hídrico regional.
En Guanajuato existen otras presas clave: la de La Purísima y La Esperanza, construidas para abastecer agua potable y para riego. La Purísima cuenta con una capacidad de 196millones de m³ y sirve al distrito de riego No.11, mientras La Esperanza abastece a la ciudad con cerca de 1.23 millones de m³ . Además, la Laguna de Yuriria, construida en 1548, representa otra obra hidráulica de enorme alcance ecológico y cultural, con 188hm³ de capacidad.
Desde 2023 México vivía una crisis hídrica generalizada; sin embargo, la temporada de lluvias de junio y julio de 2025 ha permitido una recuperación importante en muchas presas nacionales. En el Bajío, la recuperación operativa de presas como Palote y La Olla representa una esperanza para asegurar el suministro y reducir riesgos de desabasto.
¿Qué pasa con el agua de la Olla una vez que se libera? Se integra al ciclo urbano-natural: fluye por el río subterráneo, alimenta sistemas de drenaje, se incorpora al río Guanajuato y se dirige a presas más abajo. Parte se aprovecha para recarga de acuíferos y riego, otra parte se drena hacia áreas bajas para evitar inundaciones mayores.
El rebosamiento no solo constituye un espectáculo (rememora la tradición de apertura de compuertas), sino un mecanismo funcional que protege la ciudad. La gestión coordinada con Protección Civil, Simapag y Obras Públicas ha sido clave para que, pese a la magnitud del evento, no se registren pérdidas humanas.
La temporada de lluvias sigue activa y, con ella, la proliferación de presas llega a su punto máximo. Guanajuato capital monitoriza La Olla, San Renovato y otras para actuar con anticipación. A nivel estatal, la recuperación hídrica ofrece una oportunidad para reactivar actividades agrícolas y recreativas asociadas a estas infraestructuras, que también forman parte del patrimonio histórico del estado.
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