León, Guanajuato.- Su nombre es Susy, nació en cautiverio, y su vida siempre fue el circo, es propiedad del Circo Atayde, cuando era la estrella del espectáculo jugaba fútbol con los niños.
La elefanta Susy asombraba a todos los que pagaban una entrada para ver el espectáculo de los hermanos Atayde, ella, era una de las estrellas principales, eran tiempos en que los animales podían ser exhibidos y cuidados dentro formando parte de un circo, pero una ley promovida por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) que entregó en vigor en él año 2015 terminó con la fama de Susy pero también con el sufrimiento de cientos de animales en todo el país, sin embargo, esa misma ley, provocó que los animales fueran vendidos sepultando su destino en el desconocimiento de qué pudo haber pasado con tigres, leones, ponys, cebras y dromedarios, entre otras especies.
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Susy llegó a la finca entre León y Lagos de Moreno hace ya 10 años y desde entonces su cuidador y antes domador Óscar Torres está con ella: “La cuido día y noche desde hace más de 20 años” dijo a La Silla Rota.
Cuando Susy salía la pista de la gran carpa del Circo Atayde pateaba el balón, a su lomo también se subían las bailarinas y corrían en todo el ruedo impresionando a todos, así se ganaba la ovación de miles en todas las ciudades y pueblos que visitaba, ella era admirada y hoy, está sola, en una zona de 3 hectáreas lejos ya de los años de los reflectores mundiales nacionales, juega con una llanta que mueve con la trompa, cuando siente calor su cuidador le acerca un manguera que ella toma para bañarse, aunque también prefiere becarse tierra.
Susy pesa 3 toneladas. Óscar Torres, su domador, la conoce, explicó que al mes en alimentos gasta más de 12,000 pesos: en alfalfa, zanahoria, avena y manzana, pero su alimento favorito es el pepino.
De vez en cuando a Susy la sacan a pasear para distraerse y para que pueda aprovechar el pasto seco que crece en los alrededores de las hectáreas en las que habita. Cuenta con bodega con sombra para dormir, y cuando hace frío se encienden sus focos calefactores, allí recuesta, completamente su gran tamaño y peso.
La elefanta pasa los días jugando con balones que cada cierto tiempo deshace con su enorme fuerza, dijo su cuidador, quien la conoce desde hace tiempo que con su trompa tiene 50 mil músculos. Un veterinario, explicó Óscar Torres hace visitas periódicas cada 3 meses, cuando siente calor ella sola toma la manguera para bañarse aunque quien la domó, Óscar también se encarga de su aseo.
Solo queda el recuerdo del ayer, cuando la elefanta Susy pateaba con fuerza el balón y jugaba con los niños y estaba cerca de ellos, cuando era una de las atracciones principales de uno de los circos con más trayectoria en México, Susy nació en cautiverio, y su vida siempre se mantuvo en esta condición: encerrada una zona que no es su hogar, en la que dejó de convivir con otros elefantes amaestrados, no conoció una vida en libertad junto a una manada recorriendo las grandes llanuras de África.