Viejo Chupícuaro, Acámbaro-. Nadie les avisó que ese día su pueblo viviría un éxodo, sus pertenencias, su pasado, sus cultivos y su cultura quedarían sepultadas bajo el agua para siempre. Los pobladores huyeron sin tener oportunidad de tomar sus pertenencias y ese día lo perdieron todo. Fue un 20 de mayo de 1949 cuando las aguas del Río Lerma inundaron el poblado del Viejo Chupícuaro en Acámbaro, Guanajuato.
El 20 mayo de 1949 el viejo poblado quedó solo en un recuerdo sumergido en el Alto Lerma cuando se construyó la Presa Solís sobre una tierra fértil repleta de material volcánico en la que se cultivaban maíz, frijol, jitomate y calabaza.
Esa tierra fue la cuna de la cultura ancestral de Chupícuaro, antes de la bajada de la corriente de agua, en lugar fueron encontrados un gran número de entierros prehispánicos con vasijas y figurillas hechas de cerámica, los arqueólogos llamaron a aquel valle una necrópolis antigua.
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Las avenidas principales como la “Benito Juárez” y la “16 de septiembre” a la que los añejos pobladores recuerdan como calles “Arriba” o de” Abajo” forman parte de la leyenda de un pueblo, las callejas y los caseríos de adobe desaparecieron, mas solo quedan los restos de la vieja iglesia de San Pedro, de la que relatan todavía se escuchaba el repique de las campanas tiempo después de la inundación.
El presidente en aquel tiempo: Miguel Alemán Valdés inauguró la presa el 15 de mayo del 1949, pero, no fue sino hasta el día 20 del mismo mes cuando 1,000 habitantes (datos recopilados del libro tuvieron que dejar todo precipitadamente cuando el agua los alcanzó, no querían irse, se resistieron a dejar la tierra que los vio nacer, no aceptaron las hectáreas que les concedió a cambio el Gobierno Federal, sobre parajes desérticos en la “Loma de Paredones”, una tierra que no les sirvió para cultivar, dicen los habitantes que fueron desplazados “había muchos coyotes” que acababan con sus gallinas.
“Tuvieron que salir apresuradamente, dejaron sus pertenencias, ya no les fue posible sacar prácticamente nada, la mayaría salió con la ropa que traía puesta en ese momento, fue muy difícil reacomodarse en otro lugar, era muy árido las casas no reunían las condiciones necesarias, dejaron sus tierras y sus cultivos” narró para La Silla Rota Gerardo Argueta Saucedo, Cronista Municipal de Acámbaro
“Fueron despojados de la noche a la mañana de su antiguo poblado, de toda una vida, y una historia” contó en entrevista Gerardo Argueta Saucedo, Cronista Municipal de Acámbaro, y presidente de la Asociación de Cronistas del Estado de Guanajuato
Quienes no soportaron lo que se le dio a cambio y quienes tuvieron que empezar otra vez, sin mirar atrás, como en Sodoma y Gomorra, dejaron su tierra y emigraron a otras ciudades, a otros países, sobre todo, a los Estados Unidos. El Viejo Chupícuaro quedó solo en recuerdos, en fotos y cuadro, en el pasado.
En época de sequía, cuando el nivel del agua de la Presa Solís baja, resurgen las ruinas de la iglesia erigida en honor al apóstol San Pedro como un memorial, como un sepulcro del pasado del Viejo Chupícuaro.