León.- Mutilaciones, quemaduras que dejan inutilizadas las manos o el rostro marcado de por vida, sordera... y la muerte, son las consecuencias que el uso de pirotecnia ha dejado en guanajuatenses, víctimas de accidentes por el mal manejo de cohetes durante celebraciones.
Fiestas religiosas, Año Nuevo, Navidad y, ahora que se aproxima, el Día del Grito de Independencia. Tronar palomas, petardos, cohetones, buscapiés o chinampinas, tiene un riesgo latente que no hay que descuidar. Desde 2021 y en lo que va del presente año, 223 personas han sufrido lesiones que las han llevado al hospital, según datos de la Secretaría de Salud de Guanajuato, obtenidos a través de la Unidad de Transparencia.
Por desgracia, el desenlace ha sido fatal en 4 de esos casos, en que las lesiones por quemaduras llevaron a la tumba a las víctimas. Dos de los fallecidos son un caso muy reciente en Salamanca, donde 2 niños fueron alcanzados por la explosión de un lote de cohetes mientras participaban en una peregrinación.
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En 27 municipios ha habido eventos estos 3 años, con explosiones que en un descuido cambian la vida de familias guanajuatenses al dejar incapacitadas a las personas. Leyes y reglamentos de poco ayudan, cuando la gente se expone a sabiendas de los riesgos o, peor aún, los padres permiten que sus niños se diviertan con artefactos de pólvora.
No se quedan atrás las fiestas patronales, donde los párrocos y la comunidad centran la manifestación de su devoción detonando petardos durante las madrugadas. Una fiesta de este tipo costó la vida a 2 niños en Salamanca, siendo estas las muertes de este tipo que se han registrado de manera más reciente en el estado de Guanajuato.
Antes del Grito...
Y cuando falta 1 semana y media para la noche del 15 de septiembre, en que el orgullo mexicano se expresa en decibeles y olor a pólvora, las cifras de atenciones médicas son preocupantes, o deberían serlo.
En 2021 hubo en la entidad 94 atenciones hospitalarias por lesiones ocasionadas por la pirotecnia. La mayor parte fueron en Irapuato, con 17 casos, seguido por León, con 14. Con menos incidencia estuvieron San Miguel de Allende, con 6; después Celaya con 5 casos y luego Acámbaro, Pénjamo, San José Iturbide y San Luis de la Paz con 4 casos en cada municipio.
Le siguen Silao con 3; Abasolo, Comonfort, Purísima y San Felipe con 2 casos cada municipio, y con 1 evento: Apaseo el Alto, Jaral del Progreso, Jerécuaro, Salvatierra, San Francisco del Rincón, Juventino Rosas y Uriangato.
Llama la atención el caso de Celaya, donde está terminantemente prohibida la venta, almacenamiento o detonación de cohetes, luego de la tragedia del “domingo negro” del 26 de septiembre de 1999, donde explotó un almacén de pirotecnia en la Central de Abastos, hecho que inicialmente causó 72 muertes y más de 300 lesionados, muchos de ellos amputados y otros tantos que posteriormente morirían como consecuencia de las heridas.
En 2022 la cifra bajó a 77 atenciones hospitalarias, donde predominó Salamanca con 11 casos, seguido por Dolores Hidalgo, con 8. En Celaya volvieron a haber 5, igual que en León.
En lo que va de 2023, el total de casos en el estado suma 48. Nuevamente puntea Salamanca, con 9 casos, en tanto que León tiene 7; San Pancho y Valle de Santiago tienen 4 cada uno.
Mueren en hospitales
La tragedia tiene el peor desenlace cuando las víctimas de accidentes con pirotecnia pierden la vida mientras están en tratamiento hospitalario por salvarlas.
En este año, el caso más triste fue el de 2 niños que murieron luego de que, mientras participaban en una peregrinación religiosa, explotó el paquete de cohetes que era transportado en un remolque en el que también iban los menores, el pasado 28 de mayo. Se dirigían a la comunidad de La Luz, al sur del municipio, donde precisamente celebrarían a la Virgen de la Luz. Unos iban caminando, unos más a caballo y otros en carros alegóricos, como fue el caso de los menores heridos en el percance.
Emiliano murió una semana después como consecuencia de las lesiones. Era atendido en el Centro Estatal de Cuidados Críticos.
Días después, el 23 de junio, murió otro de los niños heridos. Había sido enviado a un hospital especializado en Galveston, Texas, debido a la gravedad de las quemaduras que sufrió en el accidente, pero no logró vivir. Un tercer niño lesionado sobrevive, con quemaduras que lo dejaron marcado.
Este reporte de la Secretaría de Salud incluye solamente, en cuanto a heridos y muertos, a las personas que llegaron a los hospitales de esa dependencia. Así, quedan fuera del conteo los que fallecieron en los lugares de las explosiones, como el caso de los 5 miembros de la familia Aguirre Galván, que elaboraban cohetes en un polovorín de Villagrán.
Los fallecidos por año han sido: en 2021 fue 1 en Irapuato; en 2022 fue 1 en Dolores Hidalgo, y en 2023 han sido 2 en Salamanca.
Mientras tanto, y a poco tiempo del Día del Grito, ya las tiendas comienzan a abastecerse de material pirotécnico en la mayoría de los casos de manera ilegal.
cv