León.- Frania tenía 20 años de edad cuando una guerra golpeó y cambió su vida. Huyendo de Hitler y sus nazis, en 1943 dejó su hogar en Polonia para salvar su vida, dejando atrás la que antes conocía para terminar convirtiendo León, Guanajuato en su hogar. Vivió en un campo de concentración y sobrevivió, atravesó Siberia y lo logró, pero ayer, a sus 100 años de edad, el tiempo la llamó y falleció en León.
Su nombre fue Frania Pater Maziak. Fue una joven con sueños, ilusiones y un fuerte deseo de vivir. Tras haber pasado 3 años recluida en un campo de concentración logró salir y planear su huida de su hogar.
“Yo tenía 16 años cuando llegué a Siberia, ahí nos pusieron a trabajar”, narró a la BBC.
Supo que en México, durante la administración del presidente Manuel Ávila Camacho, estaban recibiendo refugiados y así fue como emprendió el viaje de su vida.
En 1943 llegó a México con 1,453 polacos que se instalaron en la Hacienda de Santa Rosa en León. El tiempo que pasó aquí se enamoró. Frania se enamoró de México, se enamoró de León, de la cultura, de la gente y de la forma en la que se vivía la vida en este país que se convirtió en su segundo hogar y que no pudo dejar.
La guerra acabó en 1945 y en ese entonces refugiados de todo el mundo planeaban el regreso a casa, la reunificación con sus familiar, el reencuentro, pero Frania tenía a México enraizado en el corazón.
Para 1947 la mayor parte de los 1,000 que llegaron, y que por su presencia se le comenzó a conocer a la Hacienda de Santa Rosa como “la pequeña Polonia”, se habían ido, pero Frania se quedó.
Enamorada de Antonio Luna y optimista ante una vida digna y segura en México, Frania formó su nueva vida el país que pensó que solo sería un refugio temporal. Fue madre de 9 hijos mexico-polacos, 24 nietos y 20 bisnietos.
"Si no hubiera sido por México, quien sabe si estaría viva o no", dijo Frania la BBC.
Ayer Frania murió a sus 100 años. Ella formaba parte de las 3 polacas que permanecían en León tras haber huido de la guerra. Su familia la recuerda como una mujer fuerte, valiente, apasionada de la lectura y del futbol. Como toda una panzaverde, ella fue fan de La Fiera.