León.- El 26 de marzo de 2022 comenzó, con la desaparición de su hijo, un episodio de miedo, dolor y angustia en la vida de la señora Josefina Monjaraz y de su familia que pensaron que acabaría el día que lo encontraran, pero cuando lo localizaron sin vida, los sentimientos lejos de desaparecer se transformaron en acompañantes de su vida diaria.
Era un sábado antes de la hora de la comida. Josefina se dio cuenta de que le faltaba arroz entonces, mientras ella se encargaba de otras labores, le pidió ayuda a su hijo Jesús Alejandro Vega Monjaraz para comprar arroz a unas 10 casas de la suya. Le dio dinero y lo envió a la tienda. Nunca más lo volvió a ver.
Josefina y su familia lo buscaron por toda la colonia Jardines de Echeveste hasta que dio la madrugada del día siguiente. Temiendo lo peor, lo reportaron como desaparecido la mañana del 27 de marzo y desde ese día hasta el 29 de abril lo buscaron mañana, tarde y noche con familia y amigos.
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Pasó esos 26 días visitando la Fiscalía de Guanajuato, contando una a una las cámaras de seguridad en su colonia, entrevistando a vecinos y transeúntes por su cuenta y pegando fichas de desaparición en muros y postes confiada en que sus esfuerzos iban a llevarla a los brazos de su hijo.
Dejó de hacer todo eso cuando, después de días de insistirle a la fiscal Laura Rico permiso para ver las fotos de Semefo (Servicio Médico Forense) y disipar una corazonada transformada en sospecha, vio entre las imágenes de los localizados sin identificar el rostro casi irreconocible de su hijo. Cuando la Semefo lo encontró su cuerpo ya había iniciado un proceso de descomposición.
Antes de eso, a Josefina le habían insistido que su hijo se había ido por voluntad propia. El mensaje entre líneas era la resignación a no volverlo a ver, pero Josefina pidió consultar las imágenes de las personas sin identificar de la Semefo. Sentía que el rostro de Jesús podía estar entre esas fotos, pero recibió una negativa. La ansiedad la invadió y, molesta y entristecida por esta versión donde le decían que su hijo se había ido por problemas en casa, insistió en ver las imgágenes.
Su persistencia la llevó a la confirmación de que su hijo no solo no había huídode casa, sino que estaba muerto desde hace días. Ese 29 de abril que lo vio le dijeron que lo habían localizado 5 días atrás, solo que, aunque Josefina les dio sus señas particulares y todo tipo de características, lo mantuvieron sin identificar por esos días. Habrían sido más si no hubiera sido por la insistencia de su madre. Seguiría buscando a su hijo desaparecido.
En la colonia donde lo encontraron había 10 cámaras de seguridad con videos que no pudieron ser recuperados.
“No hubo un día que no busqué mientras todo el tiempo estuvo muerto”, cuenta con frustración.
Cuando lo reconoció, la fiscal se mostró desconcertada, recuerda Josefina entre lágrimas mientras relata cómo fue el haberse enterado de que su hijo desaparecido estaba muerto. Recuerda que lloró esa vez, recuerda que la fiscal le señaló que “se alteró demás”. Acababa de ver a su hijo muerto después de buscarlo por 26 días sin cansancio.
A su otro hijo lo habían llamado a declarar ese día, así que Josefina lo llamó también para enseñarle las fotos y demostrar que sí era Jesús Alejandro.
“Sí, es él. Yo le regalé esa playera”, afirmó su hermano también entre llantos.
Le dijeron que lo encontraron suspendido en un árbol, pero cuando su madre vio su cuerpo asegura que le encontró golpes. Para poder saber eso (verlo en persona) tuvo que pedir ayuda al regidor Antonio Cabrera, que junto con el secretario de Ayuntamiento, Jorge Jiménez Lona y la presidenta municipal Alejandra Gutiérrez, lograron que la Fiscalía le diera permiso para ir a Semefo a verlo físicamente.
El de mayo de 2022 le entregaron el cuerpo de su hijo.
Ya pasó un año de eso, pero Josefina aún vive con miedo. Asegura que su hijo fue víctima de la delincuencia. Desde el día en que desapareció al día de hoy teme por su vida. La de ella es la realidad de las madres que tienen un hijo desaparecido.
“Sigo con miedo, es un desgaste psicológico para toda la familia. No hay forma de recuperarse de esta pérdida”, comenta.
Hoy solo pide que la Fiscalía reconozca haber fallado en la localización Jesús Alejandro y que localicen a los responsables.
Desde entonces, Josefina se dedica a ayudar a madres con hijos desaparecidos. Las guía en los procesos y las orienta en su búsqueda. Gente cercana a ella, la anima iniciar un colectivo de búsqueda, pero tiene miedo de hacerlo: Es un riesgo, dice.
Ayer asesinaron a la señora Teresa Magueyal en la comunidad de San Miguel de Octopan, Celaya. Llevaba 3 años buscando a su hijo desaparecido. Iba en bicicleta cuando hombres armados le dispararon.
“Es injusto salir a buscar a un hijo y no regresar a casa”, dice con frustración Josefina. Ella vivió una búsqueda así.