León.- En la mesa hay un lugar vacío, al coro conformado por hijos, nietos y sobrinos que canta las mañanitas este 10 de mayo le falta una voz. Este Día de las Madres, que debería ser una celebración, se convierte para algunas de ellas en el aniversario de una ausencia, en el intenso recordatorio de ese día cuando por última vez vieron a su hija o hijo desaparecido.
La vida de las madres de desaparecidos o desaparecidas están marcadas por esta separación forzada. El antes y el después en sus vidas ya no es con base en el día que dieron a luz, si no con base en el día en el que su vida se oscureció cuando les arrebataron a su hija o hijo.
En Guanajuato, la tragedia convirtió a más de 600 madres y esposas en víctimas indirectas de la desaparición, muchas de las cuales, inintencionalmente y obligadas por las circunstancias se volvieron aliadas, hermanas y compañeras; dejaron de ser la ama de casa, la empleada o la profesionista para, en contra de su voluntad, convertirse en madres y esposas buscadoras.
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De acuerdo a datos de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV) el año pasado, en Guanajuato se atendieron y dieron a poyo a 687 víctimas indirectas de desaparición, de las cuales 631 se identificaron a sí mismas como mujeres.
Son madres y esposas a quienes, además de arrebatarles un familiar, les arrebataron la fuente de sustento.
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En entrevista con La Silla Rota, el comisionado Jaime Rochín, explicó que muchas de estas víctimas indirectas se acercan a la CEAV debido a que, en muchos casos, las personas desaparecidas eran las encargadas de llevar el pan a la mesa y ahora, sin ellos, también les arrancaron la tranquilidad económica.
“La segunda (solicitud de apoyos más común) tiene que ver con apoyos económicos. La principal es el apoyo alimentario, primero para familias de víctimas desaparecidas y en un segundo caso para familiares de personas víctimas de homicidio o feminicidio. Les damos un apoyo económico equivalente a 13,000 pesos mensuales, aproximadamente”, informó el titular de la CEAV.
En 2022 el 56% de quienes solicitaron apoyos fueron de víctimas indirectas de desaparición y el 44% fueron víctimas indirectas de homicidios.
Buscan a sus desaparecidos por su propia cuenta
Las madres de desaparecidos se convirtieron en madres buscadoras. La impotencia que les generó la lentitud en las investigaciones de campo de parte de las autoridades las forzó a buscar pistas por su propia cuenta.
Actualmente, la CEAV tiene detectados a 18 colectivos de madres buscadoras de personas desaparecidas por todo el territorio estatal.
Y aunque reciben acompañamiento de las autoridades en muchas de sus búsquedas, la misma amenaza que les arrebató a sus hijas e hijos, es la que muchas veces les arranca la vida a ellas mismas.
“Sigo con miedo”: madre buscadora
El hijo de Josefina, una madre leonesa, desapareció en abril de 2021 y un mes después lo encontraron sin vida a varios kilómetros de su casa. Aunque la investigación sobre su muerte y desaparición ya se cerró el miedo aún la acecha.
“Sigo con miedo, es un desgaste psicológico para toda la familia. No hay forma de recuperarse de esta pérdida”, comenta.
Muchas, a pesar del riesgo, continúa con la búsqueda de su hijo. Así Lo hizo Teresa Magueyal, una madre originaria de Celaya que llevaba 3 años buscando a su hijo. A ella, integrante del colectivo Una Promesa por Cumplir, la mataron el 2 de mayo cuando andaba en bicicleta dentro de su comunidad San Miguel de Octopan.
El 6 de abril de este año escribió el siguiente mensaje en su Facebook:
“Hoy se cumplen 3 años que desaparecieron a mi hijo y sigo esperando que alguien me diga dónde lo puedo encontrar. Que se apiaden de todas las mamás que están pasando lo mismo que yo”, redactó un mes antes de ser asesinada.