Irapuato .- Jesús Emmanuel era un peluquero. Trabajaba con otro hombre en una estética de Celaya aplicando tintes, cortes y rasurando, pero de manera paralela era sicario de uno de los hombres más peligrosos y buscados de Guanajuato, “El Marro”, por quien mató a 27 personas en un anexo de Irapuato.
El mismo José Emmanuel era aficionado a los tintes y antes de cometer “la peor masacre de los últimos años en Guanajuato”, como la describió la Fiscalía en un comunicado, se había teñido el cabello de azul.
Ese día, el 1 de julio de 2020, “El Jordan”, como lo apodan, se dirigió con otros tres hombres al anexo Buscando el Camino a Mi Recuperación, también conocido como Recuperando Mi Vida. Se fueron armados y vistiendo ropa negra y chalecos antibalas como preparados para una agresión, pero las personas que iban a matar eran hombres jóvenes y adultos desarmados.
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Momentos antes de ser acribillados a muerte, los internos que estaban trabajando en un proceso para recuperarse de la adicción a las drogas y alcohol, estaban viendo una película. Recién habían terminado de comer y se reunieron para tener una convivencia sana.
Un fuerte golpe en la puerta irrumpió la tranquilidad. Amagando a las personas que se encontraban en la recepción del centro de rehabilitación lograron subir al segundo piso y después de forzar la puerta entrar a la sala.
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Le pidieron a los internos que acostaran boca abajo y preguntaron por uno en particular. La persona que buscaban no estaba ahí, se lo dijeron los hombres que hasta hace un momento veían juntos una película, pero la respuesta no les gustó.
“El Jordan” se comunicó con alguien por teléfono para preguntarle qué debía hacer, colgó y les disparó. Murieron 27 hombres. En el suelo quedaron junto a sus cuerpos 87 casquillos. Los que sobrevivieron se hicieron los muertos, pero aunque unos habían cerrado los ojos recordaron muy bien algo: el asesino tenía el cabello pintado de azul.
Los hombres se retiraron con toda velocidad y se separaron. “El Jordan” se dio cuenta de que su seña particular ponía en riesgo su identidad, por lo que en un intento por evadir a los ministeriales regresó a casa para deshacerse del cabello azul.
Se dirigió a la casa de su compañero y le pidió que lo dejara pasar la noche ahí. Él y su esposa aceptaron, ahí les pidió una vasija con el que la esposa de su amigo se teñía el cabello y vertió una mezcla de químicos para teñir cabello y se lo pintó de negro.
Pensó que nadie se daría cuenta, pero hoy, a dos años y medios del crimen un juez lo hizo responsable del asesinato de los 27 hombres. Pasará 797 años en prisión que corresponden a 29 años por cada vida que arrebató, más de 14 años por el homicidio en grado tentado y la reparación del daño causado a las víctimas.
PR