CINE PARA ADULTOS

Películas prohibidas, a oscuras y en un segundo piso, sobrevive Cinema León para adultos

Cinema León todavía proyecta cine solo para adultos, pese al internet y propuestas digitales, aun así hay que paga una entrada y ver una película

Escrito en GUANAJUATO el

León-. La entrada a Cinema León es un pasillo oscuro que conduce a unas escaleras, hay por lo menos dos cámaras de seguridad y un letrero con cartulina de neón que dice: “Nos reservamos el derecho de admisión”; un hombre sale de esa penumbra mira fugazmente a ambos lados de la calle y se aleja pronto del lugar como si hubiese cometido un delito…

Todo mundo lo conoce: Cinema León en la calle Comonfort… Una señora dice: “La entrada está a un lado del local de peluches, no… pos… pero cada quien es libre ¿Verdad?”.  

Cinema León es una sala de cine que todavía proyecta películas para adultos, el único que queda de otras salas en las que se proyectaban producciones eróticas como el Sala Madrid en la 5 de febrero y el Luis Bueñuel a un costado del Arco de la Calzada.

El Sala Madrid fue un cine que proyectaba estrenos mundiales con el tiempo se convirtió en cine solo para adultos, estaba al fondo de la calle independencia

Después de subir las escaleras todavía se pueden observar remanentes de lo que fue un cine: un póster de la película Bob Roy de 1995, protagonizada por un joven Liam Neeson que aparece apuntando con dos pistolas y la actriz Jessica Lange abrazándolo por detrás y sonriendo.

“La entrada no se fía” dice otra cartulina en color verde neón, otro letrero de fondo negro con letras plegables blancas dice: “La más sensacional e intensa programación de cine solo para adultos. Entrada $55 pesos”.

Al subir se encuentra una barra de dulces, ahí mismo se paga la entrada, el fondo de la dulcería está tapizado de posters con mujeres, en uno de esas imágenes: una mujer en lencería en color negro, de ojos verdes y labios gruesos, observa de frente a quien llega al mostrador, como dando la bienvenida, con una mirada profunda y expresiva.

Un hombre sube rápidamente y paga la entrada, como si la película ya hubiera empezado. Afuera un hombre se pregunta admirado: “¿Todavía existe? Si ya todo te sale en internet, tantas aplicaciones que hay, hasta te salen las notificaciones”.