CLUB LEÓN

Más allá del campo: El aficionado del León que vive el fútbol sobre ruedas

El cholo, con una silla de ruedas hechiza y una playera del León manchada, recorre las calles de la ciudad en espera del siguiente juego de "La Fiera"

Aficionado del Club León sobre ruedas
Aficionado del Club León sobre ruedasCréditos: Gustavo Carreón
Escrito en GUANAJUATO el

León, Guanajuato.- En las calles de León, es imposible no notar a Miguel González Domínguez, mejor conocido como “El Cholo”. Sin piernas y con una vida llena de desafíos, Miguel no solo se ha convertido en un símbolo de la afición al Club León, sino también en un ejemplo de ingenio y determinación. Su historia se distingue por un detalle peculiar: creó su propia silla de ruedas, un artefacto tan único como su amor por el equipo esmeralda.

"El Cholo" Foto: Gustavo Carreón

“Yo soy de la Porra de León, de la Viva, de corazón y para siempre,” dice Miguel con orgullo. Desde joven, su pasión por el fútbol se entrelazó con su identidad, llevándolo a vivir cada partido con intensidad. “Aquí viví muchos años, aquí lloré y grité los goles del León, de la primera, de las finales, y siempre apoyando", relató el Cholo.

"El Cholo" Foto: Gustavo Carreón

La silla de ruedas de Miguel no es convencional. Con un diseño personalizado, destaca entre la multitud por los toques creativos y tubos hechizos que él mismo añadió. Cada detalle refleja su amor por el Club León: los colores verde y blanco, el logo del equipo y frases emblemáticas que gritan orgullo esmeralda. La silla, construida con materiales reciclados y su propio esfuerzo, se ha vuelto su forma de expresión y movilidad.

"El Cholo" Foto: Gustavo Carreón

“Yo mismo la armé, con lo que tenía. No iba a esperar a que me regalaran algo; aquí uno hace lo que puede,” comenta. Y vaya que pudo. Su silla no solo es funcional, sino también un emblema de su espíritu indomable. “Cuando la gente la ve, me dicen que está padrísima. Yo les digo que es mi modo de ir al estadio y de vivir mi vida.”

Una vida marcada por el León

La relación de Miguel con el equipo es inquebrantable. Ha estado presente en momentos memorables, como el ascenso a Primera División y las finales más icónicas. Aunque las palabras de Miguel pueden parecer entrecortadas, la emoción con la que habla de esos días es clara. “El estadio lleno, no había boletos, pero yo estaba ahí. A veces brincábamos las bardas, no importaba cómo, pero llegábamos.”

"El Cholo" Foto: Gustavo Carreón

Para él, el fútbol es más que un deporte; es un refugio y una forma de conexión con la ciudad que tanto ama. “León no es solo mi equipo, es mi vida. La Porra, los amigos, todo eso me ha dado fuerzas para seguir,” dice mientras ajusta la posición de su silla.

Más allá de su amor por el Club León, Miguel es una inspiración para quienes lo conocen. Su historia de resiliencia demuestra que las barreras físicas no son un límite para la creatividad y la pasión. La afición del León lo respeta profundamente, y muchos lo consideran una figura emblemática en el estadio.

“Me dicen que soy un loco, pero yo soy un loco feliz,” concluye Miguel con una sonrisa que ilumina su rostro.

 

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