Querétaro, Querétaro- A Mario le toma una hora y veinte minutos salir de su casa en Irapuato, Guanajuato, para llegar a su escuela primaria en Querétaro. Otro tanto igual invierte en el regreso. Su rutina diaria implica casi tres horas de traslado, y no es por gusto.
Su madre, preocupada por las constantes balaceras en su ciudad de origen, tomó la decisión de inscribirlo en una escuela queretana. La violencia ha dejado al niño con “terrores nocturnos”, según relata Guadalupe, su maestra de cuarto de primaria.
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Aunque el caso de Mario es extremo por su corta edad, su historia refleja un fenómeno creciente: estudiantes que abandonan sus ciudades para encontrar en Querétaro un lugar más seguro donde estudiar.
En la Universidad Autónoma de Querétaro y en otras instituciones de educación superior, la presencia de estudiantes foráneos es cada vez más notoria. Llegan desde diversas regiones del país, especialmente de estados donde la violencia ha trastocado la vida cotidiana.
Luz María Martínez, maestra de español en un colegio privado en Querétaro, recuerda la impresión que le causó escuchar a un alumno proveniente de Sinaloa contar que, durante las balaceras en su escuela de origen, los niños debían esconderse debajo de los escritorios hasta que cesara el tiroteo.
Alerta constante
En Querétaro, ese alumno seguía en estado de alerta, como si en cualquier momento pudiera repetirse la experiencia, dice la maestra. “Los padres me decían que allá ya no se podía salir, que los niños corrían peligro y que la delincuencia ya no respetaba a nadie”, comenta.
La docente con 28 años de experiencia, reconoce que hoy en Querétaro, también se prepara para escenarios que antes parecían lejanos. Recibe capacitación para actuar en caso de balacera dentro o fuera de la escuela, e incluso para enfrentar una situación con un alumno armado.
Si un tiroteo ocurriera mientras un estudiante está en el baño, la instrucción es clara; debe quedarse ahí, protegerse la cabeza y esperar a que todo termine. “Espero no vivir nunca algo así”, dice Lucy.
Vianey Cerón, maestra de artes, también percibe el impacto de la migración académica. Varios de sus estudiantes llegaron desde estados del norte como Nuevo León, Sinaloa y Chihuahua, donde la violencia es parte del paisaje diario.
A través del arte, Vianey les ofrece un canal para expresar sus vivencias. Sus alumnos pintan escenas que, aunque coloridas, esconden el horror de lo que han presenciado. “Las pinceladas hablan por ellos”, asegura.
Crecimiento de estudiantes foráneos impulsa la matrícula universitaria en Querétaro
La estadística confirma lo que las aulas revelan. Según la Secretaría de Educación estatal, uno de cada tres estudiantes de educación superior en Querétaro no nació en la entidad.
Hasta 2024, la proporción era de uno de cada cuatro. Sin embargo, con la actualización de la estadística 911 en 2025, se registró un aumento equivalente a 1,420 estudiantes foráneos más que en el ciclo anterior.
Este crecimiento se concentra principalmente en instituciones privadas de educación superior, aunque prácticamente todas las universidades tienen alumnos originarios de los 32 estados del país.
Los estados con mayor número de estudiantes en Querétaro son Guanajuato (33%), Ciudad de México (9.6%), Michoacán (4%) y tanto Veracruz como Puebla con 3.3% cada uno.
La secretaria de Educación, Martha Elena Soto Obregón, explica que las principales razones para esta migración son la calidad educativa, las oportunidades laborales y, sobre todo, la seguridad.
“Los papás y mamás dicen que Querétaro les ofrece tranquilidad, paz y seguridad económica, además de una educación de calidad”, subraya la funcionaria.
En cuanto a la oferta académica, las carreras más demandadas siguen siendo las humanidades y ciencias sociales. Sin embargo, el gobierno estatal busca incentivar la matrícula en ingenierías, especialmente entre mujeres, bajo un enfoque STEM.
Las universidades tecnológicas y politécnicas, dependientes directamente de la Secretaría de Educación, mantienen una distribución más equilibrada en sus áreas de conocimiento, con programas alineados al sector industrial de la región.
Mientras tanto, historias como la de Mario y sus compañeros muestran que, para muchas familias, Querétaro no solo es un destino académico, sino un refugio frente a la violencia que golpea otras partes de México.
Contexto: Esta información es relevante porque muestra cómo la violencia en distintas regiones del país está reconfigurando los flujos migratorios internos, no solo por motivos económicos sino por la búsqueda de seguridad, impactando directamente en el sistema educativo de Querétaro. Además, visibiliza el costo emocional que enfrentan los estudiantes desplazados y la manera en que la comunidad académica se adapta a una realidad marcada por la inseguridad.