Un diagnóstico correcto que no llegó a tiempo, un paro cardiorrespiratorio de al menos 30 minutos durante la primera cirugía, la pérdida de la visión de un ojo, y mantenerse en estado vegetativo desde hace más de dos meses, es la condición de Jonatan Santiago, un niño de 3 años de edad que se debate entre la vida y la muerte en el Hospital “Dr. Belisario Domínguez Palencia” del ISSSTE, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
Eribel Hernández Hernández, madre del niño, afirma que la situación ha sido complicada para ella y su esposo, cuando una noche su hijo empezó con vómito y fiebre, lo que la llevó a llevarlo de emergencia al nosocomio, el pasado 8 de abril.
Primero, cuenta, una pediatra lo revisó, y les advirtió que lo ingresaría por una posible apendicitis; sin embargo, el pequeño fue atendido por varios doctores, algunos residentes. Incluso, revela, cambiaban los diagnósticos: unos decían que se trataba de tifoidea o salmonelosis, otros que el hígado o los intestinos.
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Luego de casi 36 horas de espera, entre un “vaivén de hipótesis médicas”, Jonatan fue subido a piso. Para ella, otro error que se cometió fue el tiempo que lo mantuvieron en urgencias, donde sólo debió estar seis horas, como lo marca el protocolo.
Para el 10 de abril, el ISSSTE le da, por fin, una respuesta: su hijo sufría de apendicitis, lo que le generaba un dolor intenso.
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Médico pediatra: la “negligencia” y su detención
La vida de Jonatan prácticamente quedaría en manos de Alejandro Mundo, médico cirujano pediatra, quien les prometió que la operación le llevaría sólo una media hora, “si mucho”. No obstante, ésta se prolongó más de lo debido.
Casi a las dos horas de estar en quirófano, el galeno sale y le pregunta a ella qué tipo de sangre era el pequeño, “cómo es posible que no supieran eso, gracias a Dios sabía y les dije que O positivo, pero me pidieron un documento que avalara que sí era ese el tipo de sangre”.
Lo que la mamá cuestiona es cómo en una cirugía de ese tipo no supieran ese dato, y más cuando se había complicado por una hemorragia que, según ella, los médicos no sabían de dónde provenía.
“No sólo lo culpo a él, sino a todos los médicos que recibieron a mi hijo, que no supieron diagnosticarlo a tiempo, y sobre todo que mi hijo no entró grave, tengo testigos que lo avalan, y no como se ha dicho, que lo traje cuando estaba pudriéndose”.
Por ahora, Jonatan no puede hablar, ni caminar, ni comer por sí solo; además, dice Eribel entre lágrimas, su hijo habría perdido la visión de un ojo, luego de un estudio realizado esta semana. Está convencida, dice, de que su hijo siempre fue sano.
Entre otros detalles, puntualiza que en el ISSSTE han ocultado información, pues el menor fue sometido a tres intervenciones y no dos, como se lo aseguraron.
Los galenos, agrega, “quisieron tapar” la laparoscopía con una laparotomía. Por ello, decidieron levantar una demanda. “Ellos pensaban que no sabíamos todo lo que ocurrió, pero se equivocaron”.
Otro viacrucis
También ha vivido, advierte, las carencias y malos tratos del Hospital del ISSSTE donde aún permanece Jonatan debido a que hay una demanda de por medio. Al respecto, revela que, cuando su nene estuvo en terapia intensiva, le pidieron medicamentos con un costo superior a los 600 o 700 pesos.
Lo que más le duele, asevera, es que es la primera vez que Jonatan utilizaba el servicio, “nosotros, desde hace años, pagamos este seguro, y nos arrepentimos de haberlo usado”.
Cuando se ejecutó la orden de aprehensión en contra del cirujano Alejandro Mundo, refiere que una doctora, de nombre María de Lourdes Villafuerte Herrera la agredió verbalmente, al grado de correrla y gritarle.
“Me dijo que lo de mi hijo ya no tiene remedio y que, incluso, metiendo a la cárcel al cirujano, mi hijo ya no regresará a como era antes, que él quedaría así; que ya habíamos agarrado el hospital de casa y que nos largáramos”, evidencia.
Redes de respaldo hacia el médico
El pasado 6 de junio, Alejandro Mundo, el cirujano que operó a Jonatan, fue detenido por elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE), quienes lo trasladaron al Centro Estatal de Reinserción Social para Sentenciados (CERSS) número 01, “El Canelo”, ubicado en el municipio de Chiapa de Corzo, donde lo mantuvieron varios días.
Sin embargo, las reacciones de colegas, colegios y asociaciones de médicos, personal de enfermería, entre otros, comenzaron a fluir a favor del galeno, como lo que consignó en un documento Salim Antonio Villacis Fonseca, presiente del Colegio de Urología del Estado de Chiapas, quien afirmó:
“Reconocemos la labor de comunicación que llevan a cabo las redes sociales; sin embargo, en muchas ocasiones se tergiversa la verdad, encaminándose hacia un linchamiento injusto, dado que se emiten juicios sin tener conocimientos de los hechos”.
Para el 10 de junio, ante la presión del gremio médico y de la sociedad, Alejandro Mundo quedó en libertad, pero su proceso legal lo continuará en arraigo domiciliario. Para ese mismo día fue programada una marcha en su favor, pero se canceló con la “buena noticia”.
En entrevista, Didier Gómez Trujillo, presidente de la Federación de Asociaciones y Colegios Médicos del Estado de Chiapas (Feacomech), aclaró que siempre estarán en contra de la criminalización del acto médico.
“No estamos en contra de que se siga un proceso legal, tampoco de que las personas, ejerciendo su derecho, hagan una demanda, pero sí queremos que estén conscientes de que los médicos nos preparamos todos los días para tomar decisiones críticas, en momentos difíciles, para salvar la vida de los pacientes”.
Ante ello, reprobó que los galenos sean detenidos o exhibidos como si fueran delincuentes, porque ninguno de ellos, como profesionales en la materia, se merece eso.
Si levantaron la voz por el doctor Alejandro Mundo, dijo, se debe a que consideraron que no debió de ser exhibido de tal manera, “pero estamos tranquilos de que ahora seguirá su proceso desde su domicilio”.
En muchas ocasiones, refirió, hay pacientes que llegan con casos ya avanzados, y no lo aparentan, por lo que es ahí donde intervienen para salvarles la vida. “Les dejamos en claro que, en el momento de una intervención, hay muchos riesgos, y que los médicos no somos dioses”.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), de las 85 recomendaciones emitidas en lo que va de este año, Chiapas no presenta ni una sola por negligencia médica, ni otro tema inherente o distinto.
Mientras que, durante el año pasado, emitió 3 recomendaciones (todas contra el Instituto Mexicano del Seguro Social), como la 293/2023: personal médico del Hospital Rural número 80 Bienestar, en Mapastepec, incurrió en omisiones y malas prácticas al atender un proceso de parto.
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Poca esperanza, mucha fe
La tristeza invade a Eribel, pues una neuróloga le advirtió que el pequeño que entró a ese hospital ya no será el mismo cuando salga. “Le arrebataron su Día del Niño, su cumpleaños, le arrebataron su niñez, ésa que le tocaba vivir en un kínder, o jugar con su hermanito”.
Con la liberación del médico Alejandro Mundo, ella y su familia auguran que se haga justicia, que él hable con la verdad, “porque sabe el error que cometió, y que mi niño no entró de gravedad. Todos cometieron esa negligencia”.
Además, pone su fe en Dios, pues es el único, dice, que puede devolverle la salud completa a su hijo.
VGB
