MICHOACÁN

La Ruana sitiada: 10 horas de terror bajo el fuego del crimen organizado y el silencio militar

La Silla Rota hizo un recorrido por la zona en donde se pudo constatar el nivel de violencia que se vive, pero sobre todo, tener el testimonio de la población que a gritos pide se les mire y proteja

Créditos: Carlos Arrieta/La Silla Rota
Escrito en ESTADOS el

LA RUANA, Michoacán.- Apenas eran las 8 de la noche, cuando los habitantes vieron con terror el primer desfile de camionetas blindadas del Cártel Michoacán Nueva Generación (CMNG), que irrumpía a tiros en la localidad de Felipe Carrillo Puerto, en La Ruana, municipio de Buenavista, Michoacán.

El miedo era tal, que los habitantes comparaban el estruendo de los fusiles de asalto y de los explosivos, con las guerras en la Franja de Gaza.

La noche del pasado martes, un grupo fuertemente armado de ese bloque criminal conformado por el Cártel de Los Viagras y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), atacó por casi 10 horas ininterrumpidas, esa tenencia de la Tierra Caliente.

Las células delictivas, concentraban cerca de 100 sicarios, de los cuales, la mayoría se movilizaban en camionetas blindadas y vehículos tipo monstruo.

Los estruendos y destellos de las detonaciones iluminaron el cielo que techa esa comunidad y generaron pánico entre los pobladores; más aún, al ver que el destacamento del Ejército Mexicano, concentrado a unas cuadras, no hizo algo por la población.

“Parecía que estábamos invadidos en la Franja de Gaza, en los peores lugares. Los soldados no salieron, en la tenencia tienen su base y nos dejaron solos, nos abandonaron. Que vengan a hacer su trabajo los soldados porque para eso están para resguardarnos”, aseguró Altagracia, una madre de familia de esa localidad.

Foto: Carlos Arrieta/La Silla Rota

Para la jornalera de la industria agrícola del limón, lo que vivieron fue una noche de terror, difícil de enfrentar y que no los dejó dormir por el miedo que causó la ofensiva criminal.

“Preocupados, todos, por la situación, por el abandono que tenemos de las autoridades. No se veía nada; estábamos a oscuras y esto parecía un pueblo fantasma, en el que nada más se empezaban a escuchar los disparos por todos lados”, describe la joven madre.

PUEDES LEER: Cierran gasolineras en Buenavista, Michoacán, por amenazas y extorsión del crimen organizado

Cuenta que recibió una lluvia de llamadas de familiares y amigos de otras localidades aledañas, ya que el ataque era tal, que se escuchaba a kilómetros de distancia.

“Empezaron a escucharse fuertes detonaciones, armas no sé decir cómo, pero muy sofisticadas, explosivos, parecía ser porque ya lo hemos vivido, dronazos, papazos, cuernos de chivo”, recuerdas.

Altagracia está parada frente a una de las viviendas siniestradas por los impactos de bala y explosivos, esto a manos de las organizaciones criminales, consideradas de las más violentas del estado y del país.

Foto: Carlos Arrieta/La Silla Rota

Mientras camina entre las ruinas de la construcción recuerda que por los explosivos y los disparos  sentía que la tierra temblaba y se cimbraba, por esa lluvia de misiles.

“Por todos los hogares, prácticamente, porque casi nos bañaban la cara y las casas de tanta bala. Tuvimos y tenemos mucho miedo”, señala.

La también comerciante sostiene que muchos negocios también fueron el blanco de las detonaciones y ahora están marcados por las huellas de un proyectil o de un artefacto explosivo improvisado.

“En muchos negocios salieron afectados en sus fachadas, en sus techos, en toda su estructura y su mobiliario”, reiteró.

Para la mujer de 45 años de edad y originaria de ese pueblo, lo ocurrido el pasado martes fue solo un episodio de muchos que se les vienen, si el gobierno federal no pone un freno a la movilidad y operatividad de esos grupos del crimen organizado.

El terror fue también vivido por niños y adolescentes que luego de la jornada de violencia husmeaban en una de las propiedades siniestradas.

Mario tiene solo 11 años y ya experimentó, a su corta edad, lo que es estar en medio de un ataque armado en el que no solo su vida, sino la de sus hermanitos y sus padres, está en riesgo.

“Quería llorar, pero tenía que estar debajo de la cama con mis hermanitos mientras mi mamá y mi papá nos cubrían con un mueble. Estaba temblando y quería gritar, pero sentía que iba a espantar a mis hermanitos, entonces agarré mi Spiderman y lo apreté”, relata Mario.

Una voz de alerta interrumpe el recorrido de La Silla Rota por esa propiedad: “No suban, Hay una bomba aquí. Mejor quédense abajo”, enfatiza un habitante, también testigo de lo ocurrido.

Foto: Carlos Arrieta/La Silla Rota

El artefacto explosivo improvisado estaba al pie de una escalera que conduce a la azotea. El cuerpo era de tubo de PVC y expedía un fuerte olor a pólvora. No había detonado, a pesar de que fue lanzado desde un dron, por los sicarios.

En el piso de las habitaciones, se exhibían los casquillos de los tiros percutidos que utilizaron los delincuentes para perpetrar el ataque.

En los pisos y las paredes, está la huella de las explosiones y de los impactos de bala. En lo techos, los agujeros que también daban cuenta de lo ocurrido.

Por es que Mario decide salir de la residencia y reunirse nuevamente con sus padres, ambos jornaleros, que no han podido ir a sus labores en el campo, porque las huertas y sus callejones están minados de explosivos terrestres.

Pero además, señala enfática Altagracia: “las huertas están plagadas de sicarios y de bombas invisibles que han asesinado a familiares y compañeros nuestros”.

Así como la joven madre de familia, el resto de los pobladores recriminan al Ejército Mexicano permitir, por omisión, la movilidad y operatividad del CMNG, en esa y otras zonas de la entidad, donde, como en La Ruana, hay destacamentos militares, que solo se protegen del sol en sus bases, sin hacer un solo recorrido.

Foto: Carlos Arrieta/La Silla Rota

Por eso es que piden a la presidenta, Claudia Sheinbaum, apoyo a sus comunidades, para que se restablezca la paz y se garantice la tranquilidad de sus familias, lo cual le fue reclamado a un grupo de soldados.

Los militares al cargo dijeron a los habitantes, que no tenían autorización de José Francisco Terán Valle, comandante de la 43 Zona Militar, para frenar a ese bloque criminal, por lo que no podían hacer nada sin la autorización de su superior.

Los pobladores recordaron que Terán Valle es uno de los militares señalados de permitir la operatividad y movilidad de grupos delictivos y cárteles, en esa zona de la Tierra Caliente, como ocurrió recientemente en localidades rurales de Apatzingán.

Durante el recorrido que hizo La Silla Rota, por esa tenencia de la Tierra Caliente, los propietarios de los comercios, también estaban con temor.

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP. EL PODER DE LA INFORMACIÓN EN LA PALMA DE TU MANO

SÍGUENOS EN EL SHOWCASE DE GOOGLE NEWS

Incluso, propietarios de otras viviendas dañadas por los ataques a tiros y con explosivos, pidieron que no fueran grabadas las afectaciones, por temor a represalias del crimen organizado, que a pasos agigantados, intenta apoderarse de esa y otras localidades.

CJNG intenta ingresar a Tepalcatepec

Integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) intentaron ingresar con violencia al municipio de Tepalcatepec, en la región de Tierra Caliente de Michoacán, durante la mañana del jueves. El ataque fue repelido por fuerzas estatales de seguridad.

Desde primeras horas del día, habitantes alertaron sobre la presencia de hombres fuertemente armados que descendían desde la zona serrana hacia el área urbana, lo que movilizó a las autoridades.

Al llegar a una base policial ubicada en los límites del poblado, elementos de la Policía Municipal y de la Guardia Civil fueron atacados con fusiles de asalto y armas de alto calibre. Sin embargo, lograron contener el avance del grupo armado.

 

kach